jueves, 21 de mayo de 2015

“Memoria”, “Verdad” y... Milani



Cristina Fernández inauguró el Sitio de Memoria en el edificio remodelado por donde pasaron unos 5.000 compañeros secuestrados. Víctimas del genocidio y organismos de derechos humanos cuestionan esta política y la continuidad del genocida Milani al frente del Ejército.

Ayer al mediodía Cristina inició una semana de festejos que concluirá el próximo lunes 25, cuando el kirchnerismo celebre sus 12 años en la Casa Rosada. Pero para inaugurar la semana festiva el gobierno eligió un acto particular. Junto a su familia, a decenas de funcionarios, militantes oficialistas y algunos miembros de organismos de derechos humanos, Cristina Fernández inauguró el llamado Sitio de la Memoria, ubicado nada menos que en el viejo Casino de Oficiales de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), por donde pasaron alrededor de 5.000 detenidos desaparecidos durante la dictadura.
La elección del lugar no fue casual. El tópico de los “derechos humanos” fue una potente impronta inicial de la gestión de Néstor Kirchner allá por mayo de 2003. Tanto que, con innumerables gestos simbólicos y algunas medidas como la promoción de la anulación de las leyes de impunidad que el peronismo y el radicalismo habían sostenido por décadas, logró comprarse la simpatía y la voluntad de algunas figuras emblemáticas de la histórica lucha contra el terrorismo de Estado.
Por eso en el corazón del terrorífico excentro clandestino de detención, Cristina estuvo flanqueada por Hebe de Bonafini, Estela de Carlotto, Horacio Verbitsky, Martín Fresneda y Juan Cabandié, entre otros. Y con un discurso referente a “la Memoria, la Verdad y la Justicia”, dio por consumada la transformación de ese lugar en una especie de “Tecnópolis de la dictadura” dedicado a relatar las torturas y las muertes de hace casi cuarenta años.
Pero entre tanto relato nadie habló de Julio López ni de Silvia Suppo. Tampoco habló nadie de que en 32 años de constitucionalidad solamente se condenó, en promedio, a menos de un genocida por centro clandestino de detención. Y mucho menos se habló de que hoy hay miles de torturadores, desaparecedores y asesinos caminan libres por las calles y hasta siguen cobrando sueldos del Estado.

Eufemismos

Pese a haber contratado a un equipo de museógrafos especializados, para realizar una “propuesta museográfica”, que tendrá días y horarios estipulados con visitas guiadas, Cristina dijo en su discurso que se trata de un “sitio de memoria y no de un museo”. Porque “en el museo se guardan las piezas del pasado y en los sitios de la memoria se guarda la Memoria, la Justicia y la Verdad”, afirmó.
Más allá de los eufemismos, especialistas que participaron de las obras afirman que si bien el lugar debía ser preservado como prueba judicial (son muchos los sobrevivientes y familiares de víctimas que mantienen procesos abiertos), fue gravemente trastocado. Desde mamposterías levantadas, pisos removidos y hasta utilización de maquinaria cuya temperatura aceleró procesos de desgaste en paredes y techos.
Las innumerables manifestaciones de rechazo y hasta recursos judiciales de “no innovar” presentados por exdetenidos, familiares y organismos de derechos humanos independientes obligaron al gobierno a desestimar su proyecto inicial de transformación de la ESMA. Sin embargo, no son pocos los que acusan al kirchnerismo de haber logrado su propósito de “cristalizar la memoria”. Días antes del acto inaugural de Cristina, la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos denunciaba que “a las murgas, carnavales, recitales, congresos político-partidarios oficiales, ’asaditos’ y demás atropellos, se suma este nuevo intento de ’resignificación’ de este Espacio para la Memoria para convertirlo, como bien definiera un sobreviviente, en la ’Disneylandia del terror’.”

Responsables

En su discurso, con el pelo mojado por la llovizna y con un tono que pretendió mezclar congoja y épica, CFK dijo también que “estamos ante la inmensa responsabilidad de saber que los 40 millones de argentinos tienen que garantizar el respeto de los derechos humanos, la Memoria, la Verdad y la Justicia” ya que, según sus palabras, éstos “no pueden quedar en manos ni de un presidente, ni de un Parlamento ni del Poder Judicial”.
Pero en su intervención por cadena nacional la presidente no habló de su propia responsabilidad en mantener ocultos los innumerables archivos que el Estado guarda y que, de darse a conocer públicamente, podrían aportar mucha verdad sobre el destino de los más de 400 jóvenes que siguen apropiados; o sobre la verdadera actuación entre 1976 y 1983 de los miles de miembros de las Fuerzas Armadas, policiales y penitenciarias que siguen en funciones; o del destino de miles de desaparecidos por cuya memoria y justicia aún siguen luchando familias enteras.

Visitantes

Al acto de ayer no pudo ir cualquiera. Personalidades históricas como las Madres de Plaza de Mayo Elia Espen y Nora Cortiñas (Línea Fundadora) y decenas de luchadoras y luchadores emblemáticos contra la represión y la impunidad ni siquiera fueron invitados. Es más, el ingreso estaba restringido sólo a quienes figuraran en las listas que eran presentadas desde los ministerios. Y encima no todos los que entraron podían recorrer la muestra museográfica.
La visita guiada sólo fue privilegio exclusivo de algunos funcionarios. Entre ellos varios que no sólo dejan mucho que desear en materia de derechos humanos actuales, sino que ni siquiera tienen un pasado reivindicable. Además de algunas Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, a Cristina la escucharon y aplaudieron Daniel Scioli, Florencio Randazzo, Julio De Vido, Aníbal Fernández y el mismísimo gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, quien instituyó la religión obligatoria en la educación pública de su provincia.
El chiste que algunos se hicieron fue “¿y Milani?”, en alución al jefe del Ejército nombrado por Cristina sobre el que pesa un pasado más que comprometido con el genocidio. La ironía refiere a la ausencia en el acto de quien es sostenido con tenacidad por el kirchneismo, pese a que está imputado en varias causas por delitos de lesa humanidad. La Izquierda Diario viene dando cuenta de las múltiples denuncias que pesan sobre el militar, tanto en el caso de la desaparición forzada del conscripto riojano Alberto Ledo en Tucumán, como en los de los secuestros de Alfredo Olivera, Plutarco Schaller y su hijo Oscar; todos hechos ocurridos en plena dictadura. Y también informamos sobre la actuación de Milani bajo las órdenes de De La Rúa en el año 2000 en Neuquén, haciendo campaña por la reconciliación entre los genocidas y la sociedad.

Justificaciones

La pregunta sobre la ausencia de Milani en el museo inaugurado por Cristina sobre los cimientos de uno de los peores centros clandestinos de detención, puede parecer un chiste. Pero en realidad no lo es, sobre todo teniendo en cuanta cómo la defensa del genocida llegó a hacerse carne en muchos funcionarios que, incluso por su propia historia personal, deberían estar pidiéndole respuestas.
Juan Cabandié es hijo de desaparecidos y diputado nacional por el Frente Para la Victoria. Él fue uno de los que en marzo de 2004 estuvo junto a Néstor Kirchner en la ESMA inaugurando una década de simbología referida a los derechos humanos. Y como si fuera poco Cabandié, además, nació ahí mismo, en la hoy “Disneylandia del terror”. Ayer, después del acto kirchnerista, por Radio Continental le preguntaron si él, como víctima del aparato genocida, estaba cómodo con la presencia de César Milani al frente del Ejército. Notablemente nervioso, al silencio tenso le siguió una respuesta incómoda. “Es difícil -lanzó-. Lo de Milani está en el ámbito de la Justicia y nosotros somos los primeros que, ante una determinación de la Justicia que vaya por el lado de algunas de las denuncias que hubieron en relación a su participación en la dictadura, somos los primeros que vamos a pedir un pase al costado para que tenga su debido proceso”. La periodista María O’Donnell insistió preguntando si no es un contrasentido, habiendo denuncias contra el militar. “Por supuesto que uno no tiene la potestad, y sería poco feliz, desestimar las denuncias que existen sobre él”, respondió, y agregó que “también puedo decir que esas denuncias aparecen recién cuando es promovido como máxima autoridad del Ejército. En los anteriores ascensos no tuvo exposiciones contrarias ni denuncias anteriores (…) Lo más saludable y lo que corresponde jurídicamente es esperar a la determinación de la Justicia y tomar decisiones cuando tengamos en el escritorio las definiciones que tiene que ver con el ámbito de la Justicia (…) Si no existen esos fallos contrarios a lo que nosotros pensamos, que es que no ha tenido nada que ver, tendría que seguir estando”.
Así comienza la semana de festejos kirchneristas. Con actos, épica de cotillón y justificaciones. Con “Memoria”, “Verdad” y... Milani.

Daniel Satur
@saturnetroc

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