martes, 12 de mayo de 2015

Plan Sumar: el gerenciamiento y la privatización de la salud pública

Los presupuestos públicos de salud han estado crecientemente destinados a llenarle los bolsillos a los capitalistas privados y cada vez menos a la atención de la salud de los sectores populares.
Pero durante la gestión K se fue desarrollando una forma sofisticada de privatización.
Durante el primer mandato de CFK se implementó el Plan Nacer, destinado a la atención de parturientas y niños de hasta 5 años, con el enunciado propósito de bajar la mortalidad infantil y neonatal.
Ese fue el enunciado pero, desde entonces, se aceleró el cierre de los servicios de pediatría, maternidad y neonatología.
El Plan Nacer, además, tenía como premisa un financiamiento "novedoso" basado en el rendimiento.
Los recursos provenientes del gobierno central se giraban a los centros de salud municipales, provinciales y nacionales en función de los resultados. Este "premio a la productividad" debía ganarse a fuerza de la superexplotación.
Pero los funcionarios que distribuían el dinero contaban con una cláusula que los habilitaba al uso discrecional de los recursos. El resultado: malas condiciones de trabajo y mejoras en la atención que nunca se efectivizaban.
A mediados del segundo mandato de CFK se anunció el Plan Sumar. El "beneficio" se extiende a la atención de jóvenes de hasta 19 años y mujeres a partir de los 65 años.
La pregunta es: ¿por qué el Estado financia la "atención de la salud" de ese segmento de la población si ya tiene el presupuesto y el sistema general de salud.
En primer lugar, se garantiza el manejo de una importante caja de manera discrecional. Por otro lado, justifica el achique del presupuesto de salud.
Interesante es que el gobierno "nacional y popular" financie este plan con créditos del Banco Mundial, que terminarán pagando todos los trabajadores a lo largo de toda su vida. Ingeniosa manera de privatización.
Además, la necesidad de empadronamiento de los pacientes que se "benefician" con este plan, revela que detrás está el plan del Banco Mundial para la atención de la salud de la población de menores recursos, que consiste en limitarla a un tipo de asistencia mínima como ocurre con las jubilaciones.
En una dirección absolutamente opuesta, planteamos la triplicación del presupuesto de salud sobre la base de un impuesto a los capitales vinculados con la salud (farmacológicas), a la renta agraria y al capital especulativo, bajo el control de los trabajadores para garantizar la mejor atención de la salud para los sectores populares.

Ricardo Schiro

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