miércoles, 6 de mayo de 2015

El Gobierno y los empresarios contra el salario



La tregua decretada por las cúpulas sindicales tras el paro del 31 de marzo envalentona al Gobierno y los empresarios, que endurecen su política de ataque al salario. La UOM levantó el paro anunciado, pero “por abajo” siguen las luchas. La izquierda exige paro nacional de 36 hs por paritarias libres y sin techo y por todas las demandas de los trabajadores.

El problema de fondo que se expresa en las actuales paritarias lo expresó correctamente ayer, desde el ángulo de las clases dominantes, el asesor empresarial Julián de Diego, desde las páginas de El Cronista Comercial. Refiriéndose a los cambios que tienen lugar en este fin de ciclo, el abogado laboralista señaló que “hoy la tendencia y las necesidades han cambiado dramáticamente para el Gobierno nacional (…) las necesidades de la política económica confrontan con los deseos y necesidades de los gremios, con prescindencia del color político que ostenten, ya que se trata de limitar la esencia de las paritarias: la legítima aspiración de preservar el valor del salario y de mejorar la capacidad de ganancia”.
Si nunca existieron las paritarias “libres” bajo el kirchnerismo, sino que siempre fueron condicionadas, este año, en un marco de recesión económica e inflación, se presenta mucho más dura la política del gobierno en las negociaciones salariales. Busca poner un tope del 25 %, cuando la inflación acumulada el año pasado es de 37 %, y la proyectada para este año es de alrededor del 30 %. Otra bandera del “relato” que se cae.
Esto implica también una difícil situación para las cúpulas sindicales. Lo explicó sencillamente el día de ayer el líder de la UOM y de la CGT oficialista, Antonio Caló, cuando dijo que “los compañeros me quieren colgar del Obelisco”. Una buena manera de sintetizar el choque entre las aspiraciones de toda la clase obrera que no quiere retroceder en sus condiciones de vida, de un lado, y la política del gobierno y los empresarios que buscan que el ajuste recaiga sobre los trabajadores, del otro. En el medio, queda la burocracia sindical, que no tiene problema en ser cómplice del ajuste, pero teme que crezca el descontento en las bases y los “cuelguen del Obelisco”.
Julián de Diego no es más que una voz entre las muchas muestras de simpatía que recoge la política de ajuste del gobierno nacional entre los empresarios. La Izquierda Diario publicó ayer las declaraciones de dirigentes de la Unión Industrial Argentina en este sentido, e incluso la “sugerencia” de cerrar las paritarias por decreto.
Por su parte, Scioli, Macri o Massa cuidan sus palabras en tiempos de campaña electoral, e incluso hacen demagogia en busca de votos, pero se preparan todos para mayores planes de ajuste. La lucha contra el ajuste actual es entonces también preparatoria de una batalla de fondo.

Las idas y vueltas del discurso de Cristina Kirchner

Parafraseando la célebre frase de Groucho Marx, Cristina Kirchner podría decir: “Este es mi discurso, si no le gusta tengo otro”. Es que su respuesta al contundente paro nacional del 31 de marzo había sido atacar a los trabajadores que reclaman contra el impuesto al salario, acusándolos de privilegiados y “egoístas” que no tienen sensibilidad para entender que tienen que “ceder un poco de su sueldo” para que se beneficien los trabajadores de menores ingresos.
Sin embargo, su política para las negociaciones paritarias es un duro ataque a los trabajadores de salarios más bajos. Con los anuncios de reducciones en el pago de ganancias, el gobierno nacional busca rédito electoral y apaciguar a los sindicatos para que acepten techos salariales de un 25 %, o al menos quitarle legitimidad a sus reclamos. Pero a la vez que este anuncio no implica ningún cambio de fondo sobre el impuesto al salario (ni siquiera modifica el mínimo no imponible), de conjunto es una política frente a las paritarias que implica un golpe a los sectores de menores salarios, que lejos están de ser alcanzados por el impuesto.
Una vez más, fue Antonio Caló quien sintetizó correctamente lo que implica esa política, cuando señaló que en la UOM el trabajador de menor categoría y que recién se inicia en la actividad percibe apenas cinco mil pesos, y que “lo único que se reclamó es que ese monto pasase a 6700 pesos, lo que representaría un 32 por ciento sobre el mínimo”. Un buen análisis y una gran confesión del dirigente metalúrgico: de movida, esta conducción oficialista pide un salario que cubre aproximadamente la mitad de la canasta familiar. Por algo debe ser que Caló teme que los compañeros “lo cuelguen del Obelisco”, aunque por ahora eso no le impidió, una vez más, acatar la conciliación obligatoria y levantar el anunciado paro metalúrgico de 36 horas.
La UOM no es el único gremio con problemas para cerrar sus paritarias. Por estos días, La Bancaria, con presión desde las bases, anunció asambleas y retención de tareas para hoy y mañana, y un paro para el 12 de mayo, avisando de antemano que no acatará la conciliación obligatoria si se la dictan. Los aceiteros de Rosario también están llevando adelante medidas de fuerza, exigiendo un aumento del 42 %. Por su parte, los docentes universitarios rechazaron la oferta salarial del gobierno y esta semana realizarán un paro de 48 horas. Son apenas adelantos de las tensiones que vendrán en las próximas semanas en muchos gremios.

Las cúpulas sindicales envalentonan al gobierno y a los empresarios

Cuando la izquierda y el sindicalismo combativo insisten en la necesidad de continuar el paro del 31 de marzo con asambleas en todos los lugares de trabajo para votar un paro activo nacional de 36 horas, es porque hay motivos.
La posición dura del Gobierno y los empresarios frente a las paritarias se apoya en que las cúpulas sindicales no le dieron continuidad a las medidas de fuerza, sino que declararon la tregua y se dedicaron a negociar acuerdos políticos con los candidatos presidenciales de los partidos tradicionales. En momentos en los que la política del gobierno y los empresarios se endurece frente a los reclamos obreros, Moyano, Barrionuevo y los gremios del transporte que convocaron al 31 de marzo no anuncian ninguna nueva medida de fuerza, lo cual envalentona a los que aplican políticas de ajuste.
Para romper los techos salariales y conquistar todas las demandas de los trabajadores es que el pasado 1º de Mayo la izquierda y el sindicalismo combativo exigieron la continuidad del plan de lucha.

Por arriba hay tregua, por abajo siguen las luchas

Como venimos destacando desde La Izquierda Diario, las cúpulas sindicales decretaron la tregua, pero por abajo hay ánimo para defender lo conquistado y en algunos casos ir por más. A luchas como la de los docentes de Tigre contra la falta de pago de salarios por parte del gobierno de Scioli, se suman nuevos sectores peleando por sus reclamos. Ayer trabajadores telefónicos tomaron dos edificios de Telecom reclamando el pase a planta y al convenio telefónico de cientos de trabajadores tercerizados. Hoy los gráficos de Worldcolor cortan Callao y Corrientes desde las 8 de la mañana y se movilizan más tarde al Ministerio de Trabajo de la Nación. Están en pie de lucha contra los despidos masivos y el cierre fraudulento de la fábrica por parte de la multinacional norteamericana Quad/Graphics. Junto a ellos están los obreros de Donnelley/Madygraf, llevando su experiencia de lucha contra el cierre, a la vez que exigen la expropiación y estatización de su fábrica. Son ejemplos de lucha que demuestran que el límite son las cúpulas sindicales, pero que existe el ánimo y la voluntad para la continuidad de un plan de lucha nacional por todas las demandas del movimiento obrero.

Fernando Scolnik
@FernandoScolnik

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