lunes, 11 de mayo de 2015
A 28 años de la Masacre de Budge, "Contra la represión: Lucha y organización"
El sábado 9 de mayo se cumplió un nuevo aniversario de la Masacre de Budge. Los policías Balmaceda, Miño y Romero fusilaron a tres muchachos: “El Negro” Olivera, Oscar Aredes y “Willy” Argañaraz, en la esquina de Guaminí y Figueredo. Organizaciones sociales, políticas, sindicales, de derechos humanos y vecinos recordaron lo sucedido, movilizándose por las distintas calles del barrio de Budge, en la zona sur del conurbano bonaerense.
El sábado pasado se cumplieron 28 años de la masacre de Budge; para conmemorarlo se realizó un acto, el cual se inició con la lectura de un documento consensuado por las distintas organizaciones que participaron en el armado de la actividad donde se destacó que en los últimos diez años alrededor de 4000 personas fueron asesinadas por el aparato represivo estatal y 70 desaparecidas por la fuerza de seguridad.
Entre los oradores, Jorge Gómez señaló que los antiguos miembros de la CAV (Comisión de Amigos y Vecinos) no sólo visibilizaron los fusilamientos de los pibes como un atentado a los Derechos Humanos, sino también pelearon por los derechos negados a una vida digna.
Quique, ex integrante de la CAV y amigo de los chicos señaló que el caso Budge fue la primera pueblada organizada durante la incipiente democracia de los 80´, agregó que fue una historia que llevó más de diez años de lucha hasta conseguir la cárcel común para los policías asesinos.
También tomaron la palabra Oscar Castro, docente, militante de Convergencia Socialista que recordó el asesinato impune de Darío Avalos, trabajador de la construcción a manos de una patota de la Uocra. Seguidamente, una delegada del Hospital Evita de Lanús relató la persecución padecida por parte de la policía del hospital por haber denunciado el trato especial que recibió el genocida Roberto Cabrera, torturador del centro clandestino “Puesto Vasco” de Quilmes.
Luego, Miguel Pallarols, docente, militante del PO manifestó las arbitrariedades de la política de DDHH que restringe los cupos de los comedores en las escuelas públicas.
Igualmente acercó sus palabras al acto María de los Ángeles Troitiño, Secretaria Gremial de ATE Lomas de Zamora, Gastón de Correpi Sur, Matías del FPDS.
Finalmente Lxs guachimurgas, el grupo de rap FSK, Daff Horse y los Charanguitos cerraron el acto.
Un poco de historia
El 9 de mayo de 1985, dos años antes de la Masacre de Budge, se había formado la Asamblea de Vecinos de la calle Baradero, organizada con varios delegados por cuadra. Reclamaban en aquella época, desagües pluviales, la extensión de redes de agua potable y el asfalto. Los delegados de cuadra eran en su mayoría, vecinos grandes. Fue una de las primeras organizaciones que utilizó un sistema novedoso, en aquel tiempo, para visibilizar el conflicto, como los piquetes, los cacerolazos, el corte de ruta (camino Negro). La masiva participación de los vecinos facilitó la organización de las CAV (Comisión de amigos y vecinos) que se formó después de la masacre, en donde la gente y la organización resultaron fortalecidas.
Duhalde había asumido como intendente de Lomas, y las presiones de los vecinos de Budge fueron de tal magnitud que lograron arrancarle la realización de un montón de obras pequeñas, que se pensaban importantes en aquel momento, pero en realidad eran paliativos. Durante el pase de Duhalde a la Vicepresidencia de Menem, Toledo ocupa la intendencia. Luego Tavano. Ambos intendentes intentaron frenar la participación popular, contrariamente, la organización de vecinos fue creciendo, la CAV discutía cómo movilizar y dónde para romper la enredadera del poder político con el poder policial.
Luego del fusilamiento de los pibes, armaron una comisión vecinal en el fondo de la casa de un vecino. Aproximadamente ciento cincuenta personas se acercaron y resolvieron redactar una nota pidiendo el esclarecimiento del asesinato, la cárcel para los asesinos y la convocatoria para la primera asamblea en la calle Guaminí y Figueredo. 2000 vecinos participaron de esa asamblea que dio origen a la CAV (Comisión de amigos y vecinos).
Por otro lado, habían planificado, el día del velorio, concretar la primera acción que impacte y empiece a marcar un camino. Durante el regreso, los coches enfilaron para el lado de la Rivera, pero hacen frenar el colectivo y empiezan a impulsar que la gente baje. Nadie reaccionaba, la dictadura, la represión policial, producía miedo. A pesar de todo bajaron todos y rodearon la Subcomisaría. Los familiares encabezaron la manifestación. El comisario Zina, un tipo audaz, utilizó el miedo de la gente, se paró enfrente de la manifestación y dijo:” Nosotros nos ponemos al frente de todo. Vamos a investigar si hay que castigar, los castigamos”. Pidió el listado de testigos. La rápida respuesta de los vecinos fue la exigencia de terminar con las matanzas. Los punteros les habían acercado a los familiares un abogado vinculado con el municipio, pero los familiares depositaron plena confianza en la CAV y eligieron al “Toto” Zimerman, luego Ciro Annicchiarico como abogados.
El accionar de la CAV fue tratar de estructurar el reclamo, armando comisiones para hablar con los vecinos que habían sido testigos, ofreciéndoles garantías a través de la propia unidad y organización. Se acordó formar guardias con varias carpas en las esquinas, acompañar a los testigos hasta la parada del colectivo en Puente La Noria. Los mismos jóvenes del barrio participaron en esta tarea. Muchos estudiaban y en ese lapso, por este tema de las guardias, dejaron de cursar. Se había acordado utilizar un método de alarmas por si la policía apretaba a los testigos. Sabían que si sonaban pitos o había cacerolazos se tenían que convocar todos en Guaminí y Figueredo. Uno de los casos más resonantes fue cuando la policía apretó la casa de un testigo, en las calles Campana y Espronceda. Rápidamente se movilizaron a las dos de la mañana. Después hubo aprietes verbales.
Durante las reuniones de la CAV se discutían las tareas a realizar, desde sacar un folleto para informar a los vecinos, recurrir a la prensa para romper el cerco informativo, o acompañar a los familiares y testigos. También para pedir la solidaridad ante organismos sociales y políticos y planificar las movilizaciones a los Juzgados, Plaza de Mayo, o al Municipio.
La CAV fue evidenciando una evolución que partió de ser algo cerrado, espontáneo y explosivo para abrirse, luego a las organizaciones sociales, partidos políticos, a la gente de la universidad. Fue una organización que perduró en el tiempo garantizando la autodefensa del barrio y acompañando a familiares y testigos.
Luego de ocurrida la rebelión popular en Budge, muchas familias se abren y comienzan a relatar la persecución y muerte de sus hijos, en circunstancias similares. Si bien, los casos de gatillo fácil se suceden en otros lugares, en Budge tuvieron un poco más de cuidado. Balmaceda y Romero se habían escapado, pero quienes los suplantaron venían de la misma escuela, con las mismas prácticas. Fusilar a las siete de la tarde delante de cincuenta personas resultaba muy alevoso, entonces tomaron otros recaudos para no hacerlo tan abierto. Por lo tanto, Masacre de Budge, fue el puntapié inicial que permitió visibilizar una realidad que se padecía cotidianamente, también develar los métodos del sistema. Se descubre la complicidad de los médicos forenses, de los fiscales y los jueces que trabajaban enlazados con la policía en los casos de gatillo fácil. Eso fue un logro de los vecinos, al igual que sentar a los responsables en el banquillo de la justicia.
Balmaceda estuvo diez años prófugo, escondido en Mármol, a dos cuadras de la comisaría. La propia policía lo cubrió. La CAV, llegó al domicilio de Balmaceda, a través de la información de un familiar. Hicieron un trabajo de inteligencia vecinal, localizaron el lugar y camuflaron a tres vecinos de vendedores ambulantes. Armaron un canasto con pan casero y aparecieron en Mármol, vendiendo pan casero. Lo hicieron varios días, en distintos horarios. Y para no despertar sospechas, un día vendían rejillas; otro, toallas. Después, el familiar de Balmaceda les contó que se había ido a Paraguay. El tipo tenía salida a pesar de ser un prófugo, un personaje público. Habían pegado afiches con su cara por todo Lomas, era muy conocido y sin embargo, salía del país con toda impunidad.
Los familiares reclamaban cadena perpetua, pero sólo le dieron 11 años, y en el último tiempo, prisión domiciliaria.
Patricia Rodriguez para ANRed
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