sábado, 16 de mayo de 2015
La justicia retomó la investigación sobre la represión a las Ligas Agrarias
Integrada por 20 mil familias, fue una de las organizaciones rurales más activas de los años ’70 contra la agroindustria y el liberalismo
En 15 días concluirán los peritajes sobre los restos de Raúl Gómez Estigarribia y Carlos Piccoli, integrantes de ese colectivo. La dictadura arguyó que murieron en enfrentamientos, pero la justicia presume que fueron asesinados. Gerardo Aranguren
La justicia retomó la investigación sobre la represión a las Ligas Agrarias
“Buscados” – Panfleto de la dictadurapara capturar militantes agrarios. A la derecha, Piccoli (arriba) y Gómez Estigarribia.
Las Ligas Agrarias fueron una de las organizaciones campesinas más importantes en el noreste argentino en la década del ’70. Su poder de organización y movilización y su lucha contra los actores concentrados de la agrondustria la convirtieron en un enemigo a combatir por la Triple A primero y por la dictadura cívico- militar después, en beneficio de los los latifundistas, los oligopolios y multinacionales del sector.
Con la exhumación de los cuerpos de dos dirigentes campesinos, la justicia retomó en estos días la investigación de la brutal persecución y represión al movimiento liguista en la provincia de Chaco. Entre el lunes y el miércoles de la semana pasada, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) extrajo los cuerpos de Raúl Gómez Estigarribia y Carlos Piccoli. Fue parte de la investigación que busca determinar las causas de su muerte. Ambos fueron asesinados en supuestos enfrentamientos armados, según la versión oficial de ese momento, pero los fiscales Diego Vigay y Carlos Amad sostienen la hipótesis de que fueron víctimas de la represión desatada contra las Ligas Agrarias del Chaco.
Dentro de dos semanas ya estarán los primeros resultados sobre los cuerpos, en los que se buscarán rastros de las heridas de armas de fuego, fracturas o la presencia de proyectiles para intentar determinar las causas de la muertes de ambos militantes.
En el caso de Piccoli, dirigente de los Centros Juveniles Agrarios, se sabe que fue asesinado por la policía provincial en un retén en 1979. Sin embargo, la justicia intentará dilucidar si en realidad fue víctima de una emboscada, como sostiene su familia.
Piccoli era buscado por las Fuerzas Armadas desde 1975, a pesar de eso había logrado salir del país, tras pasar varios meses en el monte. Se exilió en España y regresó en 1979 en el marco de la Contraofensiva de Montoneros. Fue sorprendido por la policía cuando iba en bicicleta en un camino vecinal en la zona rural de Sáenz Peña, y asesinado.
En cuanto a Gómez Estigarribia, maestro y dirigente rural, la pericia buscará probar que se trató de un asesinato y no de un accidente, como señaló el certificado de defunción que emitió la justicia de la época.
Según pudo reconstruir la fiscalía, el 12 de febrero de 1977 Gómez Estibarribia había organizado una reunión en un domicilio de la localidad de Corzuela. Allí fue atacado por cinco efectivos policiales ni bien llegó. Como causa de muerte figura “accidente” a pesar de las heridas de bala por todo su cuerpo.
LAS LIGAS AGRARIAS.
Los asesinatos de Piccoli y Gómez Estigarribia se produjeron en un contexto de persecución sistemática de los movimientos campesinos, de los que las Ligas Agrarias fueron uno de los más importantes: llegó a agrupar más de 20 mil familias en las provincias del noreste del país.
Esta organización surgió a fines de los ’60, durante una crisis del sector agrícola, con aumento en el precio de los insumos y el descenso en el de las cosechas. “Miles de familias campesinas del interior de Chaco, Formosa, Corrientes, Misiones y del norte de Santa Fe debieron abandonar sus tierras o entregarlas como pago de deudas, para escapar al hambre y la miseria”, explicó en detalle un informe lanzado hace unos años por el Registro Único de la Verdad de Chaco e HIJOS de Chaco.
En ese marco de crisis económica, pequeños y medianos productores comenzaron a organizarse, influidos por las ideas de la Teología de la Liberación y el cooperativismo. Las primeras en conformarse fueron las Ligas Agrarias Chaqueñas (LACh), nacida como una alianza entre los productores de la Unión de Cooperativas Algodoneras y jóvenes del Movimiento Rural de la Acción Católica Argentina.
La asamblea fundacional fue a fines de 1970, cuando se realizó el Primer Cabildo Abierto en la localidad algodonera Roque Sáenz Peña, ubicada a 170 kilómetros de la capital provincial, Resistencia. Se reunieron unos 5000 productores bajo el lema “Grita lo que sientes”. En 1972 ya lograron movilizar a Resistencia 10 mil productores del Chaco y del norte de Santa Fe en reclamo de mejoras en el precio del algodón y políticas de Estado para el sector campesino.
“Cuando finalizó la dictadura de Onganía (1970), había una efervescencia de los movimientos populares y sindicatos obreros. Las primeras movilizaciones importantes surgieron antes de la conformación de las Ligas con las movilizaciones del obispo Ítalo Distefano y la juventud agraria, que tenía dos vertientes principales, la Acción Católica con un desarrollo importante en pequeños productores, y los sectores juveniles de cooperativas agrarias. Estas dos corrientes generaron las primeras marchas de resistencia y llegaron a constituir las Ligas”, resumió en diálogo con Tiempo Osvaldo Lovey, secretario general de las Ligas entre 1970 y 1975.
LA REPRESIÓN.
Un año antes del golpe de Estado comenzó la represión contra el movimiento rural, luego de una huelga de 35 días que forzó un aumento en el precio del girasol. Fue el propio Lovey el primero en ser detenido y torturado junto a su esposa y otros dirigentes de las Ligas en abril de 1975.
“La represión apuntó a desarticular el poder de movilización y protesta que adquirieron estos movimientos. No tenía vinculación con ninguna acción armada porque no se generaron acciones armadas en el ámbito de las luchas campesinas, la cosa apuntó a desarticular, aniquilar su dirigencia e instaurar un modelo económico de concentración”, analizó Lovey.
Producto de esa persecución, los campesinos fueron expulsados del campo y las cooperativas destruidas. “Hubo un despojo alevoso, en 1978 se embargaron 3000 tractores, y después se embargaron los campos. Se concentró el poder económico e incrementó del éxodo rural”, agregó el dirigente.
Al momento del golpe, los dirigentes más visibles ya habían pasado a la clandestinidad y se habían instalado en el monte, entre ellos estaban Lovey, Remo Vénica y su esposa Irmina Kleiner, Carlos Orianski y Carlos Piccoli, entre otros.
En ese momento, la represión se profundizó. El Ejército ocupó las áreas rurales de Chaco en lo que llamó Operativo Toba II, un centenar de campesinos fueron detenidos y forzó la huida de la dirección de las Ligas. En varios comunicados, firmados por el General de Brigada Cristino Nicolaides, se difundían las fotos de los dirigentes liguistas para su captura por considerarlos “componentes de la organización subversiva declarada ilegal”, es decir Montoneros.
Orianski, asesor de las Ligas, quien había llegado a trabajar con el ministro de Economía José Ber Gelbard, fue capturado en octubre de 1976 por el Ejército y llevado en un helicóptero con destino desconocido.
El resto pasó varios años en el monte, ayudados por hacheros y campesino de Chaco. Un grupo llegó a recorrer 200 kilómetros a pie para refugiarse en el norte de Santa Fe. La mayoría logró salir del país antes del Mundial de Fútbol. Tras un breve exilio, algunos decidieron volver en el marco de la Contraofensiva y fueron capturados tal fue el caso de Piccoli, Armando Molina, Hugo Voccouber y Luis Fleitas, quienes permanecen desaparecidos.
Casapueblos
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