martes, 6 de junio de 2017
El 15% de los argentinos padece hambre
A un año y medio de la asunción de Macri, el balance sobre el proclamado objetivo de “Pobreza cero” es lapidario. Un reciente informe del Observatorio Social de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la UCA muestra un crecimiento de la pobreza estructural en el país y revela una cifra esclarecedora: 6 millones de argentinos (alrededor de un 15% de la población) padecen hambre (La Nación, 5/6).
La elevada deficiencia alimentaria contrasta brutalmente con una producción nacional capaz de proveer comida para 400 millones de personas 10 veces su población actual. Es, ante todo, un claro retrato de los intereses defendidos por el gobierno: mientras “uno de cada 10 hogares no tiene los recursos para alimentar a toda su familia” (ídem), los capitalistas que exportan cereales, oleaginosas y otros subproductos se han enriquecido exponencialmente por la vía de la devaluación y la quita de retenciones.
El nuevo informe arroja luz también sobre la “década ganada” del kirchnerismo: muestra que 8 millones de argentinos revistan en la categoría de pobreza estructural, es decir, que no acceden a varios derechos claves (vivienda, salud, educación, servicios básicos, etc.) desde hace por lo menos 15 años.
Los autores del informe señalan también que quien recibe algún tipo de plan social “nunca dejó de ser pobre porque no tenía un trabajo digno” (ídem). En un cuadro de creciente desocupación y carestía, el gobierno ha pactado una “emergencia social” con la Iglesia y las organizaciones del llamado “triunvirato piquetero” que refuerza una política asistencialista y de trabajo precario con el propósito de contener el movimiento de lucha de la clase obrera.
En contraste con ello, la reciente movilización nacional del Polo Obrero y otras organizaciones de desocupados y precarizados volvió a colocar en las calles un programa que el gobierno ha ignorado sistemáticamente, con el reclamo de trabajo genuino y un plan de obras públicas y de vivienda.
El relevamiento actual se complementa con el presentado por ODSA en marzo, que arrojaba un balance de 1,5 nuevos millones de pobres entre 2015 y 2016, alcanzando un 32,9% de pobreza, y un nivel de indigencia del 6,9%, y asociaba el aumento con el salto inflacionario. En aquella oportunidad, contrastamos en Prensa Obrera este cuadro con el enriquecimiento empresario, señalando que “el crecimiento de la pobreza y de la indigencia es el resultado directo de una política de beneficios al capital y de desvalorización y precarización de la fuerza de trabajo”, principalmente por la vía de devaluación y tarifazos.
Tomás Eps (@tomaseps)
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