jueves, 22 de junio de 2017
Deuda eterna
La decisión de Macri de tomar deuda a cien años de plazo, y con una tasa usuraria, no sólo retrata a su gabinete de CEO's.
Además, ha recibido por toda respuesta una bofetada descomunal del capital financiero, que mandó a Argentina a la categoría de “país de frontera”.
La caída de las bolsas, la trepada del riesgo país y del dólar son los primeros síntomas de una agudización de la fuga de capitales.
El bono centenario no expresa la “confianza de los mercados”, sino que es otro paso en el hiperendeudamiento.
La deuda como factor de sometimiento nacional vuelve al centro de la agenda.
En solo un año y medio, Macri engrosó esa hipoteca en 80.000 millones de dólares.
Cristina Kirchner, que ahora pide “revisarla”, dejó el gobierno con 250.000 millones de dólares de deuda. Luego de haber pagado “serialmente” otros 170.000 en sus dos mandatos.
En la cuestión de la deuda, macristas, “nacionales y populares” de Cristina o “renovadores” de Massa están cortados por la misma tijera.
Ayer y hoy, fueron y son los encargados de hacerle pagar al pueblo el tributo colonial que reclaman los usureros. Con impuestazos, con ajustes al salario, a la educación y a la salud.
Sólo el Frente de Izquierda reclama la investigación y el repudio de la deuda usuraria, varias veces pagada desde la dictadura hasta hoy.
La “deuda eterna” es otro fuerte motivo para que el pueblo argentino dé un enérgico viraje político. Para romper con el yugo del capital financiero, es necesario que reforcemos una alternativa propia de los trabajadores.
Partido Obrero
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