sábado, 17 de junio de 2017

Cristina Capitana



Rodeada de una treintena de intendentes pejotistas de la provincia de Buenos Aires y un coro de grupúsculos cristinistas, CFK anunció la formación de un Frente o Unión Ciudadano/a que debiera ser un anticipo de la proclamación de su pre-candidatura a senadora bonaerense en algún momento de la semana que viene. Cotejado con el Frente Ciudadano que convocó a principios del año pasado, el que acaba de ver la luz es poco menos que un adefesio. Aquel frente ‘inter-clasista e inter-generacional’, que tenía por finalidad ‘combatir’ al ‘neoliberalismo’ resurgido de las cenizas, ha sido convertido ahora en una coalición minoritaria de punteros angustiados por la supervivencia.
Como lo reveló una crisis a mediados de mayo pasado, cuando quedó sin ‘quorum’ una reunión debido a la presencia de Boudou y D’Elia, esta montonera se habría asegurado las postulaciones principales en los municipios y en la lista de diputados. El lugar de los ‘ciudadanos’ ha sido ocupado por intendentes devaluados. El grito “vamos a volver” ha dejado afuera a sus animadores – que tampoco obtendrán consuelo en el rejunte nacional y popular de la Ciudad. Para dejarlo como registro, señalemos que el bloque K del Congreso acaba de arreglar con el macrismo una declaración acerca de la crisis de Venezuela, que deja en la vera del camino a su ex asociado –el chavismo.

Plataforma

CFK ha dejado de lado la etiqueta del PJ bonaerense, por la más mediocre de las razones, como es evitar una interna con Randazzo. Para esquivar a su ex ministro no le alcanzó que alguien de su palo, el matancero Fernando Espinoza, fuera el presidente del partido, ni que tuviera una mayoría de apoderados. No le importó, para el caso, dejar de cobrar $65 millones en concepto de los votos que había obtenido el FpV-PJ en 2015. No se puede caracterizar entonces que nos encontremos ante una ruptura principista, imposible, además, de parte de una alianza con los intendentes pejotistas.
Randazzo se queda ahora con un financiamiento inesperado, aunque deberá compartirlo con el ex intendente Ishi. Es probable que Randazzo haya apostado a una interna que no tendría lugar, con la expectativa de que CFK desertara de su postulación –algo que varios observadores estiman todavía posible. “Es difícil saber”, reflexiona el ultra cristinista Mempo Giardinelli (Página 12, 12.6), tres días antes del anuncio, “si la inminente decisión electoral de la ex presidenta será la mejor”.
La ex Presidenta presentó en el anuncio del Frente Ciudadano “una plataforma”. El programa es muy interesante por sus contradicciones insalvables. “Hace énfasis – resume Página 12 – en el rol que tendrá el Congreso como espacio de articulación opositor en los próximos dos años”. Es, precisamente, como lo admite, lo contrario de lo que sucedió hasta ahora, en que ha operado como ‘un espacio de articulación’ oficialista. Giardinelli alude a quienes “desde el kirchnerismo ya votaron macristamente aunque con discurso nac & pop” (“se quemaron, añade, con fondos buitre, endeudamientos o jueces a la Corte”).
La ‘avant garde’ de esta articulación oficialista ha sido, ni más ni menos, que los intendentes que apoyan la candidatura de CFK, porque ‘primerearon’ a todos los demás cuando votaron el endeudamiento de Vidal, el presupuesto provincial y el reparto de fondos públicos del distrito. El espacio de articulación opositor se desarrollará –es una certeza-, pero no en el Congreso sino en la calle y en los lugares de trabajo y estudio, en torno a la plataforma política del movimiento obrero combativo y de la izquierda revolucionario –a los que CFK siempre ha combatido y seguirá combatiendo. La ex presidenta promete en la plataforma “implantar más políticas de género”, cuando es una irreconciliable opositora al derecho al aborto seguro, público y gratuito, y “sancionar una Ley de Seguridad Democrática”, en la línea de la “ley antiterrorista y Proyecto X”.

“Compromiso republicano”

La perspectiva política de CFK la trazan muy bien Miguel Jorquera y Felipe Yapur en Página 12 (7.6), cuando señalan que “Desde el FpV-PJ (antes del abandono del PJ) responden que las promesas incumplidas a los gobernadores cerraron la etapa de ‘compromiso republicano’” –apoyo incondicional a “la gobernabilidad”. “Vamos a volver” significaría entonces el “retorno” de los gobernadores pejotistas, no de “la juventud maravillosa”, al kirchnerismo o cristinismo, después que estos punteros “articularan” un año y medio con el macrismo.
Jorquera y Yanpur recogieron esta información antes de que Alicia Kirchner firme, como lo hizo hace pocas horas, el pacto de ajuste con el gobierno nacional; antes de la firma del pacto minero con las provincias; e incluso antes de la propuesta de refinanciación de deudas que Frigerio le hizo a los gobernadores, probablemente para tenerlos afuera del redil K.
Los gobernadores del “compromiso republicano” han aumentado la deuda externa de sus provincias un 115% -u$s10 mil millones-, por lo que son más rehenes que nunca de ese “compromiso”. El mes pasado convocaron a “una renovación” y luego se subieron al avión que condujo a Macri a China (Clarín 18.5). Lo mismo ha ocurrido con la burocracia sindical, donde unos reclaman la vigencia del PJ, y otros se han ido con Massa o Randazzo. La burocracia sindical ha sido, aún más que el Congreso, el perno estratégico del “compromiso republicano”. El distanciamiento de los gobernadores del llamado a un Frente Ciudadano, pone de manifiesto el aislamiento nacional de la convocatoria cristinista

“Un riesgo enorme”

Todo este contexto llena de angustia a Mempo Giardinelli, que no se incomoda en ventilarla en Página 12. Primera angustia: “la unidad es necesaria, hoy, si lo que se quiere es vencer”. A Mempo no le hacen asco los del aguante al “compromiso republicano” con Macri. No lo tranquilizan las encuestas que divulga su correligionario Artemio López (Perfil, 10.6), quien de todos modos presenta la “imagen” de CFK y de Vidal en la misma franja porcentual. Segunda preocupación: “la inminente decisión electoral (…) es un riesgo enorme (…). Quizás fuera conveniente (…) una negativa estratégica mutable”.
O sea, Giardinelli propone dejar en reserva a CFK hasta 2019 -lo cual no es, precisamente, un planteo muy combativo. Lo que es evidente, en definitiva, es que CFK se presentaría en función de una perspectiva ilusoria acerca del Congreso, los gobernadores y los intendentes –atados al carro del ajuste, como Massa, Stolbitzer, Tumini y tantos otros, que no tienen alternativa potable para el capital en el marco de la colosal crisis capitalista. La arena del Senado pondría al desnudo sus contradicciones, cuando no una completa incapacidad. Los principales interesados en la candidatura de CFK son los intendentes del conurbano (que viven en Puerto Madero), que temen perder los tesoros y obras municipales.
Los pronósticos a los que se ha habituado la “patria encuestadora” van de fracaso en fracaso, incluso a nivel internacional, porque no pueden recoger las convulsiones de la crisis capitalista y su repercusión en las masas y en los regímenes políticos en presencia. El incremento espectacular de la desocupación, así como la remontada de los precios a pesar de la recesión, es la evidencia de la inviabilidad estratégica de la política económica del macrismo. Ha tenido, incluso, que recurrir al Banco Nación, cuando esperaba la llegada de fondos extranjeros, para colocar una deuda en pesos, destinada a financiar al Tesoro. La moneda y el sistema de crédito están tetanizados por la bicicleta financiera armada en beneficio del capital financiero que especula con las tasas de interés.
Por otro lado, las huelgas del movimiento de la mujer, la masividad que siguen teniendo las huelgas docentes a pesar del manoseo de la burocracia de Baradel, el medio millón en Buenos Aires contra el 2x1, la gran huelga de los choferes de Córdoba – todo esto es testimonio de un impulso de lucha contra el “ajuste”, que arranca desde abajo, contra los aparatos políticos. Este movimiento impulsivo anuncia la irrupción de aquellas “fuerzas elementales” de los trabajadores, que son siempre la característica de fondo de las transformaciones revolucionarias.La alianza precaria de CFK con el pejotismo enfrenta una perspectiva estratégica desfavorable y contradicciones insuperables. Estos factores irán atrapando rápidamente al kirchnerismo en un callejón sin salida. Hay que construir sobre el derrumbe de este viejo orden una organización socialista de los trabajadores, por medio de la propaganda y la agitación.

Jorge Altamira.

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