domingo, 1 de noviembre de 2015
Mauricio tiene un plan para acabar con la Argentina kirchnerista
44 cadenas nacionales, inseguridad, corrupción, fraude, espionaje, cepo al dólar, impuesto al salario. El domingo la sociedad dijo basta. Mauricio tiene un plan. Enterate cómo es.
“Cambio, cambio”, se escucha todos los días. No es en la calle Florida, sino en los locales amarillos de campaña del PRO. La gente quiere un cambio, y Mauricio supo interpretarlo. Las urnas le dieron un fuerte envión, y por eso el próximo domingo 22 de noviembre va por la presidencia. Acá, las propuestas del PRO para el cambio genuino que pide la gente.
1) Un país como la Ciudad de Buenos Aires
“Queremos llevar lo que hicimos en la Ciudad a todo el país”, nos dice Mauricio. Todos sabemos que la provincia de Buenos Aires, gobernada por Scioli, es el lugar del narcotráfico, de la inseguridad, de las villas miseria. Un territorio dominado por los punteros del peronismo. Es el candidato de Cristina, que deja un país en crisis, con recesión, inflación, impuesto al salario, precarización laboral, corrupción, represión e impunidad.
La Ciudad de Buenos Aires nada tiene que ver con eso, con sus bicisendas, Metrobus, y hasta WI-FI en las plazas. Una ciudad moderna, pensada desde la gestión para resolverle los problemas a la gente, y no desde la política de la confrontación. La disfrutan sus habitantes, como los de la Villa 1.11.14: allí el narcotráfico no tiene nada que ver con el de la Provincia de Buenos Aires. Junto a ellos, son 250.000 las personas que disfrutan de las distintas villas de la ciudad, mientras que la emergencia habitacional afecta "solamente" a 500.000 personas. Pero Buenos Aires, como ciudad diversa y moderna, contiene diferentes estilos de vida, por eso también se pueden ver las más lujosas torres, como las de Puerto Madero, a tan solo unos minutos de distancia.
A la vez, las grandes constructoras como IRSA o Caputo S.A. aprovechan plenamente las condiciones para hacer sus negocios de especulación inmobiliaria. Todos ganamos en la Ciudad. Como los que trabajan en los talleres clandestinos de Flores, o los miles de trabajadores municipales precarizados que disfrutan de las más amplias modalidades de contratación, para todos los gustos. Nada de ñoquis, se premia el esfuerzo: con rigurosidad, hay gente que debe trabajar hasta 20 años antes de pasar a planta permanente. Otros no, como los legisladores de la Ciudad de Buenos Aires: la gestión es la clave y eso en la Ciudad se valora, por eso ellos cobran un sueldo de 80.000 pesos por mes y cuentan con el apoyo de un amplio grupo de asesores cada uno.
El esfuerzo para sostener a los funcionarios con nuestros impuestos vale la pena: ellos cumplen sus promesas, como la de construir 10 kilómetros de subte por año. Los porteños saben del placer de viajar en hora pico o de disfrutar de un buen apagón en los días cálidos de diciembre y enero. Eso es gestión. El problema de la inseguridad, garantizado, porque la Metropolitana nada tiene que ver con la organización del gran delito. Por otro lado, la salud y la educación públicas mejoran cada día. Tan bien andan que Mauricio hasta pudo, con los votos del Frente para la Victoria en la Legislatura, bajarles el presupuesto para este año, como al Hospital Garrahan para los niños, y darle a esa plata mejor uso, como los $761 millones anuales destinados a la publicidad, para difundir su candidatura. Esa plata vale la pena, si sirve para que Mauricio sea presidente y llevemos este modelo de ciudad a todo el país.
2) Basta de corrupción
Si de algo se cansó la sociedad, es de la corrupción. Ahí está Amado Boudou, quien el 10 de diciembre se retira como Vicepresidente, habiéndose mantenido todos estos años como funcionario, a pesar de los escándalos. Boudou, Ciccone, Hotesur, son los nombres de lo que repudia la gente, que pide un cambio. Mauricio escuchó a la sociedad, y será riguroso en estos temas, que no está dispuesto a permitir. Por eso en las filas del PRO se desempeñan hombres como Fernando Niembro, acusado de beneficiarse por contratos millonarios con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, mientras crecen los escándalos con la pauta publicitaria. La decisión es clara, nada de negociados en los que el Estado favorezca a sus empresarios amigos, como en el subte de la Ciudad de Buenos Aires, donde todo es transparente.
3) El caso Nisman fue un antes y un después
El despotismo de Cristina quedó al descubierto con la muerte del fiscal Nisman. Salió a la luz un entramado oscuro de espías, jueces y fiscales que no están al servicio de la verdad sino de hacer operaciones políticas. Decenas de miles marcharon bajo una intensa lluvia, con paraguas, en febrero pasado, para decir que esto no se puede tolerar más. “Yo soy Nisman”, era la consigna. Cristina, como siempre, no quiso escuchar el mensaje de la gente. Pero Mauricio estuvo allí, marchando codo a codo con los ciudadanos comunes. Porque él no tiene nada que ver con esas prácticas, como la que tenía la Presidenta con Jaime Stiuso. Por eso, Macri fue procesado por espionaje ilegal de la mano de Ciro James y Jorge “Fino” Palacios. Este último, apenas creada la Policía Metropolitana, fue designado por Mauricio para conducir esa fuerza, por su trayectoria impecable: se le atribuyen vínculos con sospechosos por la voladura de la AMIA, con la banda que secuestró a Axel Blumberg y haber participado en la represión del 19 y 20 de diciembre de 2001. También es un intelectual que escribió un importante libro en el que defiende el accionar de la última dictadura militar.
4) Por el diálogo entre todos los argentinos
Cristina dividió al país. El que no piensa como ella, es el enemigo, y se lo ataca desde las cadenas nacionales. Mauricio va a cortar con este estilo. Por eso quiere profundizar en la presidencia lo que empezó en la Ciudad: dialogar con todos los empresarios, para el desarrollo del país y, eso sí, ser inflexibles con los que no aceptan las reglas del juego democrático, que siempre son los trabajadores y el pueblo pobre. Para eso tiene preparadas las pistolas eléctricas Taser, denunciadas como método de tortura, y la tranquilidad de contar con experiencia en represiones, como la que hizo contra los trabajadores del Hospital Borda para afrontar la crisis de la salud pública, o en el Indoamericano y el barrio Papa Francisco para “atender” el tema de la vivienda. En los últimos dos casos, fueron trabajos conjuntos entre el gobierno nacional y el de la Ciudad, como le gusta a Mauricio.
5) Pobreza cero e impuesto al salario
La economía argentina está estancada y aislada del mundo. Debe volver a ser un país normal. Por eso, Mauricio arreglará con los fondos buitres y conseguirá los dólares que faltan, tomando deuda externa. Con esos recursos bajará las retenciones al campo, pero también logrará pobreza cero y eliminará el impuesto al salario. Nada de esto es demagogia electoral. Mauricio sabe cómo hacerlo. Como le enseñó su padrino político, síganlo, no nos va a defraudar.
Fernando Scolnik
@FernandoScolnik
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