lunes, 2 de noviembre de 2015
Atilio Borón y el voto a Scioli: hacerle el juego a la derecha
En una espasmódica nota titulada, “Argentina: un balotaje crucial para América Latina”, Atilio Borón presenta un postulado que es la marca de agua del fracaso de la centro izquierda argentina: “derrotar a la derecha, con la derecha”.
El politólogo nos llama a votar a Daniel Scioli para salvar “el futuro de los procesos emancipatorios y de las luchas antiimperialistas en América Latina”. Pero más increíble que la existencia de este “proceso emancipatorio” liderado por el kirchnerismo, es el argumento que para ganarle Macri, Scioli tendría que haber sido más de derecha. Evidentemente para un “marxista” como Borón, la tríada en el futuro gabinete de los represores Casal, Berni y Granados, o de la promesa de pagarle a los fondos buitres, no alcanzaba.
Borón afirma que el kirchnerismo tendría que haber votado a Martín Lousteau en el balotaje porteño para cerrarle el camino a Macri. Además de representar lo más rancio de la Franja Morada y el coti-nosiglismo (gorilismo premium), Lousteau era el candidato de ECO, agrupamiento del mismo espacio electoral Cambiemos. Lo importante era asestarle un golpe al producto marketinero de la “derecha imperial”, apoyando al postulante joven del marketing de la “derecha imperial”.
Para Borón otro de los errores centrales del kirchnerismo fue haberle puesto a Scioli un comisario político como Carlos Zannini, y haber insistido con Aníbal Fernández en la provincia de Buenos Aires, expuesto, según Borón, a una campaña “inmoral”. De esta forma, sostiene Borón, que el kirchnerismo se auto-anuló para conseguir el voto más allá de su propio universo electoral.
Que Aníbal es un mafioso es de público conocimiento. Como también lo es que salió del riñón de Eduardo Duhalde y que tuvo participación directa en la matanza del Puente Pueyrredón además dijo que "Julio López estaba en la casa de su tía".
Sin embargo, estas figuras son los representantes del kirchnerismo duro y puro, es decir del "proyecto emancipador" que está en juego y que Borón quiere defender. ¿Hubieran sido mejores otras clase de “antiimperialistas”, como los más sciolistas Julian Dominguez y Fernando Espinoza, para captar los votos del electorado independiente?
Borón también se lamenta porque en vez de designar 85.000 nuevos policías, Scioli tendría que haber designado una cifra igual de nuevos maestros para que el resultado electoral sea otro. Es un lamento sin sentido. Además de que el kirchnerismo siempre le retaceó los fondos para pagar los salarios docentes y usó al gremio SUTEBA como pivot de desgaste, la esencia de el candidato del FpV no es designar maestros sino policías para reprimir, entre otros, a los maestros que reclamen por sus salarios.
Borón se lamenta también de que Daniel hizo una campaña en la cual fuera lo más parecido posible a Cristina. Eso es lo que lo “lo condenaba a posicionarse como un acérrimo defensor del “proyecto, sin la menor posibilidad de aludir a todo lo que faltaba hacer en el mismo”.
Evidentemente a Borón no le alcanzó con que Scioli en su campaña presidencial se mostrara predispuesto a pagarle a los fondos buitres, a ajustar las cuentas públicas, a devaluar la moneda, a reprimir a los trabajadores y hasta apoyarse en el berretismo cultural de la herencia menemista. Si en esta elección se jugaba una polarización entre “la izquierda y la derecha”, ¿a quién se tendría que haber parecido Scioli? ¿A Massa? ¿Un poquito de Macri y otro poquito de Massa? ¡Tampoco hay que ser tan injusto con Sicoli. El hombre hizo todo lo que pudo!
¿O Borón esperaba que Daniel Scioli se pareciera a algo así como al interprete necesario del progresismo y centrara su campaña en “una reforma tributaria integral, la estatización del comercio exterior y la implementación de una heterodoxa política antiinflacionaria”?. Volvemos a lo mismo. Borón quiere enfrentar al hombre del ajuste con el otro hombre del ajuste.
Pero hay algo que Borón dice y es discutible: “No necesariamente los sectores populares que mejoran su situación socioeconómica y cultural gracias a la acción de los gobiernos progresistas y de izquierda luego lo recompensan con su voto, y en la Argentina del pasado domingo esto fue muy elocuente”. Lo que no es discutible es que que su afirmación es una verdad a medias.
El kirchenismo lejos de cambiar las bases estructurales del país gobernó en beneficio del gran capital, cedió a las presiones de la derecha más de una vez, cobijó en su seno y se apoyó siempre en el pejotismo, se postró ante Francisco I y al igual que su contrincante electoral, arremetió contra los trabajadores cada vez que pudo. Esa suma de factores, más el hartazgo por el estilo kirchnerista y la corrupción de sus representantes, fue creando un clima cada vez más conservador.
¿Por qué la mitad de los asalariados que están precarizados, trabajan más de 8 horas y ganan menos de 6.000 pesos, tendrían que ver en el kircnerismo a un gobierno Nac & Pop? ¿Por qué los pobres que cobran un monto miserable de AUH y viven hacinados y maltratados en villas y barrios precarios los votarían?¿Por qué los pibes a los que la bonaerense aterroriza iban a confiar en en el jefe político de la policía provincial?
Obviamente Macri no es la salida. Y el voto de los sectores populares, medios o de trabajadores al macrismo es un voto conservador, como también lo es el voto al candidato del oficialismo.
Es decir, es conservador en el sentido que la mayoría del votante de Scioli o Macri, no cree que su vida se modifique demasiado gane quien gane, no ve las diferenciales sustanciales, porque no las hay, y vota a quien los interpela desde la anti-política.
Borón termina diciendo que desgraciadamente hay que apoyar al FpV para aventar el riesgo de un mal mayor, sabiendo “empero que si lográsemos triunfar en este empeño tendríamos que darnos de inmediato a la tarea de construir una verdadera alternativa política de izquierda porque el kirchnerismo, con sus aciertos, sus errores y sus limitaciones ideológicas, no lo es y no puede serlo”.
Con la experiencia política que hay en la Argentina, este postulado sobrepasa la ingenuidad y raya con el cinismo. Es como remontarse al pasado y decir. “Ahora tenemos que votar todos a De la Rúa contra Menem, para inmediatamente darnos la tarea de construir una alternativa a Fernando”.
El progresismo de Borón se diluye en un abatimiento ideológico de su elección, en la falta de fe y esperanza que, paradójicamente, es el slogan de su candidato derechista. Mejor tomar una posición más vital y activa. Mejor levantarse contra la derecha que representan Macri y Scioli desde el vamos, y hacerlo con el voto en blanco.
En ese voto consciente estarán las primeras fuerzas que se necesitan para enfrentar todos los males ciertos que Borón ve en un futuro gobierno de Macri, y como deja entrever en su última afirmación, también en uno de Scioli.
Facundo Aguirre
Hernán Aragón
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario