La presidenta de la Nación anunció créditos para jubilados con la tarjeta Argenta y el otorgamiento de la jubilación número 450 mil por moratoria. No habló de los fondos de los jubilados que se van a pagar la deuda externa, ni de la restitución de las contribuciones patronales reducidas por Menem.
Ayer martes al mediodía, la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, desde el Museo del Bicentenario y por cadena nacional, anunció créditos para jubilados a través de la tarjeta Argenta.
En tono canchero, como si fuera una promotora de un banco, señaló que “vamos a aumentar el monto máximo de crédito de 20.000 a 30.000 pesos. Será un préstamo inmediato y fácil, y el 50 por ciento podrá retirarse directamente por cajero automático. De ser un banco, Argenta ocuparía el quinto lugar”.
También anunció otros descuentos y promociones en pasajes de trenes, micros y aviones, indumentaria, farmacia y supermercados, “para que nadie se pare frente a la vidriera y se pregunte si lo puede comprar”. Con las jubilaciones que apenas permiten vivir miserablemente, lo que se preguntarán pronto nuestros mayores es cómo van a pagar las cuotas.
La jefa de Estado, sin nada que envidiarle a Tinelli o a Susana Giménez, se despachó con las “promociones destacadas” que los jubilados pueden conseguir a través del convenio del Gobierno con mega corporaciones como Frávega, Garbarino, Vía Bariloche, Carrefour, Vea, Coto, WalMart, Sodimac, Easy, Ribeiro, Musimundo, Farmacity y varios más. Una ganga.
En clara actitud de campaña electoral, Cristina Fernández de Kirchner se mostró promoviendo el consumo. Pero la grandilocuencia del anuncio no puede ocultar que la recesión avanza. Hasta los manipulados indicadores del INDEC dan cuenta del “enfriamiento” económico.
Muchos jubilados, poca jubilación
Además, la presidenta entregó la jubilación número 450 mil de la segunda etapa del Plan de Inclusión Previsional, cuya operatoria se puso en marcha en septiembre de 2014. Ese plan permite que quienes no tenían aportes suficientes, pero estaban en edad para jubilarse, lo puedan hacer.
La jefa de Estado dijo que “no es un lujo que la gente pueda jubilarse”. Claro que no. Debería ser un derecho garantizado para toda la población. Lo mismo debería ocurrir con el 82 % móvil.
Pero la jubilación mínima es de 3.821,71 pesos, contando el último incremento de marzo. De este modo, los haberes jubilatorios registran un alza de 38,6 % en un año, apenas empatando con la inflación de 2014. Algo más del 70 % de los 7,6 millones de jubilados recibe ese haber mínimo. Mientras el haber promedio está en 6.811 pesos. En mayo de 2014, la Defensoría de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires estimaba en 5.677,96 pesos el ingreso necesario para que un jubilado pueda llegar a fin de mes. Actualizado por inflación, hoy ese monto no baja de 7.500 pesos. Como se ve, jubilarse no es ningún lujo.
En su mensaje, la presidenta destacó que “somos el país que paga la jubilación en dólares más alta de América Latina”. Pero en todo caso eso habla mal de América Latina. El kirchnerismo celebra que el monto del haber mínimo jubilatorio significa el 81 % del salario mínimo, vital y móvil (que está en $ 4.716). Con esos ingresos se condena a la miseria a los jubilados. La mínima está bien lejos del 82 % móvil que se debería aplicar sobre el salario que percibirían nuestros mayores si estuvieran activos.
La estatización de los fondos de los jubilados sirvió para extender la cobertura al 97 % de los que están en condiciones de jubilarse, pero el histórico reclamo del 82 % móvil está lejos de cumplirse para la gran mayoría.
Cristina también se ocupó de fustigar a La Nación: "Parece ser que desconocen los años de trabajo en negro". Y continuó refiriéndose a las personas que se vieron obligadas por "una desocupación de dos dígitos" en los 90 o por el accionar de las patronales evasoras a no tener aportes. Cristina habla como si no fuera la presidenta de un país con un tercio de los asalariados con puestos de trabajo no registrado (en “negro”). En el cuarto trimestre de 2014, el empleo no registrado alcanzó al 34,3 % de los trabajadores según las cifras oficiales. No solo eso. Ese guarismo se viene incrementando en el último año. Ni que decir que el trabajo precario afecta a más de la mitad de los trabajadores y que el Estado es un “ejemplo” de fraude laboral. El “modelo” sigue produciendo a quienes en el futuro no podrán jubilarse.
Deuda y corpos sí, 82 % móvil no
En varios tramos de su discurso, Cristina Fernández de Kirchner volvió a atacar al diario La Nación por el rechazo a la moratoria para que más personas puedan jubilarse: “Saqueo fue en la época de las AFJP", dijo. Es justa la denuncia a las Administradoras de Fondos y Pensiones (AFJP) por el saqueo de los fondos jubilatorios y a la tribuna de doctrina mitrista por ser una gran evasora de impuestos. Pero Cristina Fernández de Kirchner esconde algunos detalles.
Entre tantas maravillas que permiten los recursos de los jubilados, figura el pago de la deuda y el financiamiento de varias “corpos”.
El Fondo de Garantía y Sustentabilidad (FGS) que se constituyó con los recursos tomados de las AFJP con la estatización del sistema previsional administraba, entre noviembre y diciembre de 2014, más de 472.000 millones de pesos. Si esos fondos se distribuyeran en mano, a cada uno de los 7,6 millones de jubilados le tocaría un equivalente a 62.105 pesos. Pero no van a las manos de los jubilados.
Van a otra “clase” de inversiones cuyos valores son muy superiores a los 30.000 pesos que le prestará a cada jubilado con la tarjeta Argenta. A diciembre de 2014, el FGS poseía acciones en cartera de Telecom por 10.951 millones de pesos, del Banco Macro por 8.944 millones, de Siderar (Techint) por 7.063 millones, del Grupo Financiero Galicia por 4.731 millones, del Banco Francés 2.190 millones. Y la lista sigue con decenas de empresas en las que se invierten un total de 52.128 millones de pesos de los recursos de los jubilados. Hasta el Grupo Clarín se benefició con 832 millones de inversiones del FGS al 30 de junio de 2014.
Pero el grueso de los recursos del FGS está “invertido” en títulos y obligaciones negociables. Se trata de 306.724 millones de pesos (67,5 % del total del FGS) que se destinan principalmente a bonos de la deuda argentina. Eso que el oficialismo llama desendeudamiento, lo pagan en gran parte los jubilados resignando recursos que podrían ir al 82 % móvil. Son fondos que se dilapidan en deuda para, por otro lado, poder hacer frente a los pagos a los especuladores.
En términos relativos, el FGS tiene otras inversiones menores, como el plan PRO.CRE.AR al que destinó 19.163 millones de pesos. Esto significa que los fondos para viviendas representan menos de la mitad de lo destinado a inversiones en las “corpos” y menos del 10 % de lo colocado en títulos y obligaciones negociables (que, como dijimos, se van principalmente a cancelar deuda).
El FGS creció haciendo negocios junto a las empresas. La Anses es un organismo superavitario. Todo gracias a que, aunque con más beneficiarios, sostiene a más del 70 % de los jubilados con la mínima.
Haciendo unas pocas cuentas, queda en claro las prioridades del “modelo”. El saqueo de los fondos de los jubilados sigue su curso como en los 90.
Mejor no hablar de ciertas cosas
El kirchnerismo rechaza otorgar el 82 % móvil a los jubilados porque, dice, desfinanciaría el sistema previsional.
Este argumento presupone que no se puede hablar de la restitución de las contribuciones patronales a, como mínimo, al nivel que tenían hasta comienzos de los 90, cuando alcanzaban el 33 %. Hoy están en 23,7 % por ciento, pero con los regímenes especiales y programas que benefician a empresarios para incentivar el registro de empleados, la contribución patronal efectiva es mucho menor, promediando apenas el 13,3 % de la masa total de los salarios.
La restitución de las contribuciones patronales y la eliminación de las múltiples desgravaciones destinadas a “promoción” de sectores empresarios, permitiría pagar el 82 % móvil. Pero eso sería afectar las ganancias empresarias. En 2014, la cúpula de las 30 empresas más importantes tuvieron un incremento del 30 % en sus ganancias netas (es decir, descontando el efecto de la inflación). Pero para el relato oficial es mejor no hablar de ciertas cosas.
Como dijo Cristina, hay que "mantener el delicado y fino equilibrio" entre todos los sectores, para "seguir trabajando en armonía", en pos de "una sociedad cada vez más igualitaria y equitativa". Las grandes patronales, felices.
Pablo Anino
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