miércoles, 22 de abril de 2015

Un día Kicillof volvió a los “mercados”: colocó Bonar 2024 por u$s 1.415 millones



El ministro de Economía anunció la colocación de Bonar 2024 por u$s 1.415 millones. Avanza la política de regularización de las relaciones con el capital financiero internacional a un altísimo costo.

El gobierno sorprendió el día martes con una vuelta a los “mercados” de deuda mediante una colocación de Bonar 2024 por u$s 1.415 millones de dólares.
Si bien el equipo económico propuso una emisión por u$s 500 millones, recibió por parte de los inversores ofertas que casi cuadriplicaron ese valor (u$s 1.878 millones) y aceptó emitir por un monto que triplica el valor inicial (u$s 1.415 millones).
Luego del fracasado canje de bonos que el oficialismo intentó en el mes de diciembre, esta colocación le permite tomar algo de aire frente a la escasez de dólares que sufre la economía. Además, quiebra la idea que a causa del litigio con los fondos buitre el país no podría conseguir financiamiento.
El ministro de Economía, Axel Kicillof, desde Rusia, donde se encuentra de viaje con la presidenta, festejó este hecho: "no pudieron asustar" a los inversores con la amenaza de bloquear la colocación, sentenció, refiriéndose a los fondos buitre.
Durante el mediodía de ayer, el abogado de uno de los fondos buitre, NML Capital, Robert Cohen, emitió un comunicado que indicaba que estaban “analizando de cerca esta transacción altamente inusual para determinar qué acciones son apropiadas”. Finalmente, la amenaza buitre no pudo evitar la emisión.
El resultado de la colocación de Bonar 2024 denota una enorme confianza de los especuladores en que los “pagadores seriales” seguirán rindiendo pleitesía a los mercados financieros en lo que queda de mandato de Cristina Fernández de Kirchner.
Pero también expone la certeza que tienen los hombres de finanzas sobre que todo el régimen político patronal (oficialismo, sciolismo, massismo y macrismo) se apresta a iniciar a un nuevo ciclo de endeudamiento mediante la regularización de las relaciones con el capital financiero internacional.
El Bonar 24 es el título que se empleó originalmente para abonar u$s 3.250 millones como parte de la compensación pagada a Repsol por la expropiación parcial de las acciones de YPF. Se trata de un bono que se rige con legislación nacional y estaría alejando del alcance de los buitres.
El gobierno acordó con Repsol esa compensación en agradecimiento por el saqueo petrolero de una década, lo mismo que pactó con el Club de París y el CIADI (un tribunal imperialista que funciona dentro de la estructura del Banco Mundial), para intentar un regreso a los “mercados” a bajo costo. Ese plan quedó desactivado por la acción buitre. Ahora el oficialismo logró un éxito a medias: consigue colocar deuda, pero a un costo altísimo.
La amenaza buitre no detuvo la operación, no obstante para el gobierno se trata de un triunfo pírrico. La colocación se hace a una tasa de 8,75%. Significa un costo de endeudamiento muy alto comparado con las tasas cercanas a cero vigentes en los países centrales, e incluso superior al que pagan otros países latinoamericanos. Hay otro “triunfo” que se anota el oficialismo: el relato del desendeudamiento queda cada vez más devaluado.

Un poco de aire, más deuda

El gobierno pretende encubrir de progresismo este nuevo endeudamiento. Aduce que la colocación del Bonar 2024 se va a destinar a construir viviendas populares y nueva infraestructura.
Pero en realidad el oficialismo necesita oxígeno para abordar los pagos de deuda y abrir un poco el torniquete a las importaciones, una política restrictiva con la que ayudó a que la economía caiga en zona recesiva.
Los dólares obtenidos con la emisión de ayer despejan un poco el panorama financiero y desalientan posibles presiones devaluatorias. Aunque nunca están descartadas en Argentina.
El día martes estuvo cruzado por las declaraciones de Kicillof negando el “cepo” cambiario. El ministro dice una verdad a medias. Es cierto que no hay “cepo” para los especuladores de la deuda que este año se llevarán u$s15.000 millones del país. Ni para las empresas imperialistas que, aunque con demoras, siguen enviando millonarias ganancias a los países centrales.
La mayor restricción para el acceso al dólar afecta a los sectores de ingresos medios que buscan resguardar sus ahorros del efecto de la inflación.
Pero la gran mayoría de la clase trabajadora no tiene capacidad de ahorro: un 50% posee ingresos menores a $5.500. El 90% no llega a los $12.000. No llegan a la canasta familiar, valuada en $12.200 según los técnicos del INDEC que enfrentan la intervención del organismo de estadística. En Argentina el verdadero “cepo” es contra el salario obrero.
En un contexto signado por la escasez de dólares, el oficialismo ganó un poco de aire con la colocación del Bonar 2024, pero entre esta colocación, los “swap” (intercambio de monedas) con China, los acuerdos con Repsol, el Club de París y el CIADI, la deuda está adquiriendo nuevamente un curso creciente.
Los pagos presentes y futuros de esa deuda significan una pesada carga sobre el pueblo trabajador. Este año se irán $100 mil millones en servicios de deuda. Supera en tres veces lo que se destina a la asignación universal por hijo. Es más que los presupuestos de educación y salud juntos. La única salida realista a la escasez de dólares es dejar de pagar la fraudulenta deuda externa.

El ajuste que viene y el que está en curso

La colocación del Bonar 2024 anticipa el programa económico de ajuste del gobierno que suceda al actual. Volver a los “mercados” es algo reclamado tanto por Miguel Bein, que asesora en cuestiones económicas a Daniel Scioli, como por el largo listado de economistas que acompañan a Sergio Massa (y antes fueron parte del elenco kirchnerista, entre ellos Roberto Lavagna y Guillermo Nielsen) y, obviamente, por el macrismo. Tienen una agenda derechista que se distingue sólo por matices. Todos se pronunciaron por una regularización de la relación con el capital financiero internacional, lo que incluye un acuerdo con los fondos buitre. El plan se completa con devaluación, tarifazos y ataques al salario. Mientras tanto, el gobierno aplica ese plan en cuotas y tratando que no se note. De eso se trata la “sintonía fina”.

La Izquierda Diario

No hay comentarios:

Publicar un comentario