sábado, 25 de abril de 2015

¿El Vaticano abrirá los archivos de la dictadura?



Bergoglio le anunció a Lita Boitano, referente de la agrupación Familiares de Detenidos y Desaparecidos por razones políticas, que están preparando un documento sobre la intervención de la Iglesia en la dictadura. Muchas dudas de que esto se lleve a cabo.

Como se conoció este jueves, Boitano se entrevistó con Bergoglio para pedirle que la iglesia hiciera una autocrítica y abriera los archivos de la dictadura en poder del Vaticano. “Ya va a salir, lo estamos haciendo”, fue la respuesta del excardenal de Buenos Aires. Sin dudas, la noticia ha generado expectativas entre los familiares y sobrevivientes del genocidio en Argentina, pero no deja de ser un anuncio que para quienes conocen la historia de la Iglesia, y de Bergoglio, nos provoca sanas dudas.
En 2010, en ocasión de su declaración en la causa ESMA, mi compañera Myriam Bregman, querellante en esa causa, le solicitó la apertura de los archivos de la iglesia y también contestó que “ya se abrirían”. Ahora, desde el Vaticano, la respuesta es la misma.
Dudas, por la sistemática negativa a aportar datos y documentación; y también porque la iglesia avala y permite que siga dando misa Christian Von Wernich, un cura genocida condenado por 34 secuestros, 37 casos de tortura y siete homicidios calificados, crímenes de lesa humanidad que cometió en ejercicio de su sacerdocio.
Y cuando decimos iglesia decimos Bergoglio, quien en octubre de 2007, en ocasión del juicio a Von Wernich, encabezó una declaración en la que llama a la “reconciliación de todos los argentinos” y declara que "Si algún miembro de la Iglesia, cualquiera fuera su condición, hubiera avalado con su recomendación o complicidad alguno de esos hechos (la represión violenta), habría actuado bajo su responsabilidad personal”. De más está decir que esta cínica declaración no llevó consigo ni la separación de Von Wernich de la iglesia ni una condena enérgica al rol de la institución.
Son incluso conocidas las denuncias que implican a Bergoglio como facilitador o al menos conocedor del secuestro de los jesuitas Yorio y Jalics. En su declaración sobre el caso, Myriam Bregman y Luis Zamora denunciaron la reticencia de Bergoglio a hablar del tema, reticencia que consideran igual a mentir.
Por caso, Bergoglio fue quien promovió al obispo Graselli y vicario castrense, cura ya famoso por haber confeccionado cientos de fichas sobre los desaparecidos, como responsable de la parroquia castrense la Parroquia Nuestra Señora de Luján, en Palermo.
Durante la dictadura, fueron innumerables los casos de familiares que viajaban al Vaticano o escribían cartas para reclamar que la Iglesia “hiciera algo” por los desaparecidos. La propia Lita Boitano en 1979 estuvo en Roma para denunciar la desaparición de Telma Jara de Cabezas, secuestrada en la ESMA, y allí pudo comprobar que la Iglesia tenía información sobre las víctimas de la dictadura.
Las denuncias de Estela de la Cuadra, hija de hija de la primera presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo y tía de Ana Libertad, quien recuperó su identidad hace pocos meses, que publicamos extensamente, señalan que “Bergoglio protegió a los ejecutores de la dictadura”.
Lamentablemente, estos hechos y denuncias que resumimos, muchas, y más, minuciosamente detalladas por el periodista Horacio Verbitsky que, conciente, las retiró de la web de Página/12 en alevoso intento de ocultar lo inocultable, no nos dan la misma “sensación” de confianza que a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto, que penosamente en visita la Vaticano pidió perdón a Bergoglio por las “injustas acusaciones” sobre su rol cómplice en la dictadura.
Que en 2010 Bergoglio haya dicho que trabajaría en la apertura de los archivos de la iglesia sobre la dictadura y que repita hoy lo mismo indica que este pedido histórico de organismos de derechos humanos, familiares y sobrevivientes debe ser seguido día a día y acompañado de un fuerte reclamo también en las calles para hacerlo visible, sin dejar en manos de la misma iglesia ni del Vaticano, en que esto ocurra por “obra y gracia del espíritu santo”. Confiamos sólo en que la lucha permanente por conocer la verdad obligará a quienes bendicieron las torturas y las armas genocidas, a entregar toda la documentación que obra en su poder.

Gloria Pagés
CeProDH

No hay comentarios:

Publicar un comentario