En medio de fuertes conmociones financieras se suceden las cumbres internacionales sin demasiados resultados.
Desde hace varias semanas los principales líderes mundiales, y algunos que no lo son tanto, no tienen respiro, van de continente en continente y de país en país para asistir a reuniones cuyas fechas y agendas está predeterminadas desde hace tiempo sin embargo el tema casi excluyente es la crisis mundial y el qué hacer frente a ella.
Líderes "progresistas, Grupo de los 20; Aniversario de la OTAN; Cumbre de las Américas; Cumbre de los países del ALBA, en momentos de publicarse este artículo los ministros de economía se encuentran en Washington en la reunión de Primavera del FMI y BM que según trascendidos será continuación del G-20 y pronto seguirá la Conferencia internacional de las UN.
Cumbres
La reunión de los llamados líderes progresistas en Viña del Mar contó entre otras con la presencia del Primer Ministro del Reino Unido y del Vicepresidente de los EE.UU., nunca quedó claro por qué están considerados entre los líderes progresistas pero esto no pareció preocupar al resto de los asistentes. La reunión resultó intrascendente y absolutamente vacía de contenido sin embargo dos aspectos resaltaron: primero, que tanto la presidenta de Chile como el primer ministro español advirtieron sobre evitar que como producto de la crisis "retornara la tentación del proteccionismo y el populismo". En segundo lugar el interés de los representantes de los países anglosajones, EE.UU. e Inglaterra -que constituyen el centro de las finanzas mundiales- en conseguir la adhesión de Argentina y Brasil para las posiciones que ellos llevarían en conjunto al G-20. La contrapartida fue la exclusión e intento de aislamiento de Bolivia, Venezuela y Ecuador.
Hace quince días desde esta misma columna hemos dado cuenta del Grupo de los 20 y sus resultados. Quedaron allí definidos dos bloques, de un lado, los EE.UU. y, su aliado estratégico, el Reino Unido, pidiendo más ayuda financiera a los mercados y del otro la Unión Europea, con Francia y Alemania al frente de las peticiones de una nueva regulación y fiscalización del sistema financiero internacional. Como hemos dicho, esta reunión decretó el fin del Consenso de Washington pero colocó en el centro de las decisiones al FMI y propuso un orden de prioridades que remiten al orden neoliberal que impuso el Consenso.
Sin embargo conviene recordar que el G-20 no es más que un foro de discusión y que sus conclusiones no son vinculantes, en el sentido de que son sólo recomendaciones. Así ha triplicado la capacidad prestable del FMI pero no se dice de dónde saldrán los fondos. Incluso es probable que el planteo de sancionar a los países que mantengan paraísos fiscales resulte un intento de blanqueo, para así poder volcar parte de esos supermillonarios fondos a las necesidades del financiamiento internacional sin necesidad de tener que seguir emitiendo.
El 60º Aniversario de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) reunió en Estrasburgo a representantes de 28 países que debatieron acerca de la actualización del papel de la organización en un mundo cambiante, de las relaciones con Rusia y, por su puesto, de la lucha contra terrorismo. EEUU impuso una vez más sus criterios, logró el apoyo de los europeos para sus aventuras militares en Afganistán y la gran novedad: el ingreso de Francia al organismo. Pero el verdadero centro de las preocupaciones fue el unificar criterios si la crisis dispara una crisis social de proporciones.
La V Cumbre de las Américas de la OEA (Organización de Estados Americanos) tuvo lugar en Trinidad y Tobago, no resolvió nada, deliberó a puertas cerradas, no logró consensos para un documento preparado con mucha anticipación y la declaración final, apenas puntualizaciones muy generales, lleva sólo la firma del presidente de la reunión y ni siquiera hubo foto de cierre. Sin embargo fue considerada un "éxito", tal vez porque pesaba en los asistentes el recuerdo del estruendoso fracaso de la anterior Cumbre en Mar del Plata, donde fue enterrada el ALCA.
Pero este "éxito" no pudo ocultar las tensiones por el no levantamiento del bloqueo a Cuba, siendo que EE.UU. es el único país del continente que no tiene relaciones; no hay claridad como se capitalizará al BID con los 180.000 millones de dólares acordados, el país del norte sólo comprometió 100 millones para microemprendimientos y tampoco hubo acuerdo sobre la pretensión de revitalizar la Junta Interamericana de Defensa cuando ya los países de la UNASUR tienen planteado un Consejo de Seguridad Regional.
La estrella fue sin dudas el presidente Obama, que buscó en todo momento crear un nuevo ambiente para las relaciones, pero "Lula" Da Silva fue el verdadero maestro de ceremonias y que muestra a Brasil como el verdadero interlocutor de la región frente al poder imperial.
Contracumbres
Los presidentes de los países que integran el ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), actualmente Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua, Honduras, R. Dominicana y Ecuador, este último como observador, se reunieron en Cumaná días antes de la Cumbre de las Américas y emitieron una declaración de un alto contenido político. Rechazaron el proyecto de documento por insuficiente e inaceptable en tanto no resolvía la exclusión de Cuba de la OEA, exigieron poner fin al bloqueo a la isla y la descolonización e independencia de Puerto Rico.
Consideraron además que el documento no daba respuestas a la crisis global y plantearon medidas concretas de integración regional como una moneda única de referencia (el SUCRE) y la unificación de las reservas internacionales. La declaración señala que la combinación de crisis económica, alimentaria, climática y energética es un síntoma claro de la decadencia del capitalismo como sistema. Por lo que concluye afirmando que es necesario plantear un modelo alternativo al capitalismo, que preserve los recursos naturales y el ambiente y resuelva la desigualdad social existente.
En Trinidad y Tobago tuvo lugar también la IV Cumbre de los Pueblos, impulsada por los movimientos sociales que se expresan a través de la Alianza Social Continental, que se expresó en un sentido muy similar al de los países del ALBA. Caracterizaron que la declaración oficial ignoraba la real dimensión de la crisis, que de la misma no se puede salir con más neoliberalismo en tanto que rechazaron las concepciones del "libre comercio" impulsados por la OMC. Exigieron también el fin de la exclusión de Cuba y el levantamiento del bloqueo.
Como se ve las cumbres se suceden sin interrupciones, pero aún no se ve la luz al final del socavón de la crisis. Sin embargo de la confluencia de algunos gobiernos, que buscan moverse con independencia del imperialismo, y los movimientos sociales de la región comienza a esbozarse una salida diferente, que resuelva la crisis a favor de los pueblos y no de los capitalistas y de inicio a las transformaciones que la región necesita con urgencia.
Eduardo Lucita, integrante del colectivo EDI-Economistas de Izquierda.
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