El pasado 21 de marzo el Presidente Chávez anunció al país un conjunto de medidas diseñadas para luchar contra los impactos de la crisis sistémica del capitalismo. Dichos anuncios, se han vendido como una forma “súper” revolucionaria de afrontar los embates de la depresión. Los gremios de empresarios socialistas, los economistas bolivarianos y lo más anticomunista del chavismo han gritado: “le dimos una puñalada de muerte al paquete neoliberal, no recurrimos al FMI, esto es un plan anticíclico (A. Álvarez), este plan deja claro la orientación socialista revolucionaria del gobierno (J. Faría)”. Revisando las medidas me resulta difícil no considerar, lo contrario.
Siguen hablando de Crisis financiera, pasajera, culpa del capital “malo” y especulador
Aunque parezca ridículo, estás premisas parecen marcar el punto de análisis de los “izquierdistas” que salen en televisión explicándonos lo que sucede en el planeta. A estas conclusiones, se aborda por el sólo hecho de desechar la teoría del socialismo científico y menospreciar la explicación marxista de la Crisis. De estas consideraciones pequeño burguesas emanan las fallidas “salidas” y planteos de lucha contra la crisis sistémica del capital, que engloba lo: Cultural, ético, político, energético, alimenticio etc. Decimos esto, porque en las medidas anticrisis, no hay atisbos de enfrentamiento contra el sistema que la lleva intrínseca. No hay ideas que aclaren que el problema no es la crisis del capital, sino el capital mismo.
En el Plan, ni por asomo se muestran pasos que asemejen algún intento de reversión a las relaciones sociales que fundamentan el caos capitalista. Aún se apuestan por combatir con herramientas morales y metafísicas al capital (malo, especulador y apátrida), con más capital (bueno, patrio, productor etc.). Así, se proponen como elementos progresistas, acciones que a mi parecer se distancian poco de “operaciones” de ajuste, que en el pasado criticamos. Por ello, si no se avanza en la compresión de una realidad distinta a la burguesa, se reproducirán sus más nefastos resultados.
La absurda y estéril lucha contra el neoliberalismo y el FMI
Otro asunto increíble radica en las comparaciones inauditas y estólidas de las medidas que se tomaron, con las que otros gobiernos afectos al FMI y al BM, emplearon en determinadas circunstancias. ¿Es ese el tabulador con el cuál comparar las medidas bolivarianas? Evaluarse en términos “revolucionarios”, con las medidas adoptadas por Carlos Menen, Alan García y Carlos Andrés Peréz, es un insulto a la inteligencia y al socialismo. Cualquier cosa, medianamente sensible sería “menos mala” que lo que ellos plantearon. Un proceso de cambios, no debe compararse con lo más contrario al socialismo en el planeta. Lo razonable es pensar, ¿en que grado, estas medidas contribuyen a aprovechar la crisis para destruir el sistema que la engendra de forma crónica? Si lo analizamos desde esa perspectiva, en las medidas no encuentro ningún atisbo de avance en la superación del drama capitalista, en su acto depresivo.
El neoliberalismo, no es otro tipo de capitalismo, ni una doctrina filosófica, ni una concepción del mundo. Es, a lo sumo, un conjunto de herramientas de política económica, que se utilizan en determinados momentos (por cualquier tipo de capitalista, incluyendo: socialdemócratas y Keynesianos) a fin de acrecentar la explotación del obrero, abaratar los costos de producción y acelerar el proceso de concentración y centralización del capital. Más nada. Sus bazofias pseudo psicológicas no son compradas ni por sus gestores, ni son creídas por nadie. Por ello, la lucha contra esto es una pérdida de tiempo y confusión, debido a que abre las puertas a la idea de un capitalismo Light, o antineoliberal, donde todos suframos menos.
La lucha es contra el sistema capitalista, no contra una política determinada del mismo. Luchar contra el neoliberalismo, es decir, de forma implícita, que hay caminos más benévolos para el capitalismo, y es ayudar a darle oxigeno, a quién se anega. El “plan anticrisis” se presenta como una alternativa no-neoliberal, pero, tampoco socialista debido a que no cuestiona la (des)organización social del trabajo del sistema.
Medidas “revolucionarias”
Es evidente que este Plan anticrisis no afecta el sistema que se quiere superar. Incluso, el juego del lenguaje expresado en su magistral exposición, invita a aplaudir algo, que hecho por otro gobierno sería motivo de protesta. ¿Exagero? No, lejos de desconocer los importantes avances que se han desarrollado en el país, la radicalización de movimientos populares y las conquistas en determinadas áreas (deportes, salud, cultura, entre otros) me es imposible no plantear diferencias estructurales con la naturaleza y contenido del Plan anticrisis. Veamos:
a) Aumento de 183% en el endeudamiento público, para el 2009.
La deuda venezolana, está calculada en 32 mil millones de dólares (la externa pública) y la de PDVSA en 16 millardos de dólares, la interna 30.515 Millones de Bolívares fuertes. ¿Es poco?, si vemos con lupa, notamos que del año 1998, hasta ahora, la deuda interna pública ha crecido 1206%, en un período de bonanza petrolera es insólito e innecesario. El economista bolivariano, E. Córdova dice: “tenemos un estado que prefiere endeudarse él antes que transferirle los costos a los más necesitados”[i] ¿Pero, quién paga la deuda? La deuda, es un desangre al país, es una forma de alimentar a parásitos rentísticos de las finanzas, que reciben altísimos intereses que provienen de nuestra riqueza natural energética (no renovable) y del trabajo diario de todos quienes en la patria somos explotados por una camarilla de burgueses. El estado vive de la plusvalía que capta del empresariado (previamente expropiada al obrero), de los recursos naturales de la población y del trabajo arrebatado al obrero en impuestos, entonces, ¿quién paga la deuda?
Aumentar en 183% algo que deberíamos negarnos a pagar, por ser un robo, una exacción directa es un salto atrás. El papel lamentable de anticomunistas, que aplauden esta medida, nos amarga y preocupa.
b) El aumento insuficiente de 10% y 10% del salario y los despidos masivos del estado y el sector privado en su reestructuración.
El salario mínimo, es el borde de existencia de la clase trabajadora. Está diseñado por las burguesías como la cantidad básica suficiente que permite a un obrero comer e ir a explotarse al día siguiente, es decir reproducir su fuerza de trabajo. Con una inflación del año pasado de 30,9% y de más de 43% en alimentos el empobrecimiento de los trabajadores no podido superarse. La pérdida del salario real para el año 2008 fue de 0,9%, en un año de extrema bonanza petrolera, donde el precio de la cesta petrolera venezolana alcanzó un record de 126 Dólares. Los 2 aumentos programados, No cubrirán el aumento de los precios de los bienes (sobre todo alimentos).
La inflación anual de 30% hizo perder en casi un tercio el poder adquisitivo de los trabajadores. Los dos aumentos programados dejarán morir un tercio de la pérdida total de ingreso laboral y se constituirá en una grave pérdida del salario real, elemento de vital importancia al analizar la estructura del plan. Los fijadores de precio (los burgueses) ajustan los precios no en función de la inflación esperada, sino más bien de la inflación pasada. Lo cuál hará que pronto ajusten sus precios al alza y acentúen la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores y se constituya todo esto en un freno al crecimiento económico (recesión).
Nos alegra que la tasa de desempleo actual sea de las más bajas en los últimos 30 años, aunque la informalidad (trabajadores que generalmente están en situación laboral precaria) pasa la cifra del 43% de los empleados. A pesar de esto, es notoria la cantidad de despidos que ha realizado la administración pública. Reducciones de entre el 10% y el 50% del personal muestran la gravedad de los recortes presupuestarios, que afectan a los trabajadores más humildes, que perderán sus trabajos y verán disminuir bruscamente su poder adquisitivo. Los despidos en masa no son una postura justa ni acorde con el respeto que merecen quienes hacen funcionar la sociedad. En época de crisis, la creación y defensa del empleo es uno de los baluartes para enfrentarla castigar a los trabajadores. En la URSS el desempleo era CERO, acá no esperamos tanto, sólo exigimos consideración a la clase que mueve al mundo. Insólito es el silencio abyecto, cobarde, cómplice y vergonzoso de quienes saben esta situación y la callan o disimulan.
Otros de los aspectos fundamentales es la distribución del ingreso, según la tabla 1[ii], nos muestra que desde el 2001 hasta acá, ha empeorado. Es decir, en el PIB la participación de la sumatoria de los salarios ha disminuido, en relación con la suma de las ganancias, que han aumentado vertiginosamente, acrecentando el proceso de depauperación relativa. El crecimiento económico fabuloso que hemos tenido, ha sido filtrado por nuestro empresariado, que cada vez obtiene más ganancias del producto social. La clase trabajadora ha pedido buena parte de la torta.
Cuadro 1.
Año 2001 %
2002 % 2003 % 2004 % 2005 % 2006 %
Remuneración de los asalariados 31.260.999 49%
35.636.585 46% 41.178.029 42% 63.915.576 41% 86.744.208 38% 120.403.859 41%
Excedente de explotación, neto 33.024.028 51%
41.474.906 54% 57.100.587 58% 91.669.448 59% 139.309.179 62% 174.825.184 59%
c)La Reducción de las prebendas y lujos de la burocracia, una crítica que lleva años rodando.
La reducción del presupuesto, no es una medida ni siquiera Keynesiana, es una que puede resultar lógica, si vemos y escuchamos los despilfarros que se cometen en la administración pública. El mismo presidente nos indica, las ingentes cantidades de whisky, fiestas y agasajos a todo trapo de la burocracia roja. Los salarios sauditas, son otro aspecto que tímidamente se planteó, pero que lejos de establecer una escala salarial de 1-8 ó 1-8, se hicieron críticas románticas a personeros con prebendas insólitas. Es vox populi que algunos personeros cobran el equivalente a 30 salarios de un obrero calificado. A 10 años de esta situación, la respuesta luce débil y tardía.
Reducir el presupuesto, es sacar dinero de circulación, lo que podría aligerar el galopar de la inflación, aunque, también tiene un efecto visible, en el despido de miles trabajadores de administración pública, contratista y empresas prestadoras de servicios al gobierno. Ello, puede acarrear menos adquisición de mercancías, con lo cuál la dinámica de crecimiento podría disminuir aún más.
d) La drástica reducción del presupuesto
La reducción planteada del presupuesto que se anunció es menor a 7%, sin embargo, si se compara el gasto ejecutado el año pasado, con el estimado a cumplirse se observa (llevado a dólares) que la reducción será cercana al 25%. Lo cuál debe traducirse en pingues recortes del gasto que serán un desestímulo a la economía que se traducirá en una contracción de la demanda agregada que puede allanar la senda a la recesión. No sólo eso, dicha reducción (a pesar de que el Presidente prometió salvaguardar a los más débiles) debe afectar a quienes devengan ingresos que rondan el salario mínimo y aquellos que trabajan directa o indirectamente con el estado, lo cuál empeorará sus niveles de vida y no servirán para relanzar la acumulación capitalista que se intenta defender.
Más aún, si el gobierno está tratando de fortalecer el estado y asumir tareas del sector privado (sin afectar sus intereses) está fuerte disminución puede empeorar de manera importante la calidad y cantidad de la prestación de servicios que el estado presta a la comunidad. Todo ello, puede agravar descontentos y decepciones que se vienen acumulando y que ya se han puesto de manifiesto.
e) El aumento de un impuesto regresivo: el IVA. ¡El mundo al revés¡
¿El mundo está al revés como dice Eduardo Galeano? No creo, pero interesante es ver lo que dice un economista abiertamente derechista como Leonardo Vera del IVA: “el alza en un impuesto tan regresivo y contractivo sobre el consumo a las puertas de una recesión sólo puede explicarse como el resultado o el legado de una irresponsable política fiscal pro-cíclica”. Este furibundo antiobrero denuncia el IVA y el carácter recesivo del plan de forma abierta: “De lo que se trata es de un vulgar ajuste por la vía de recortes masivos de gasto público e incrementos regresivos de impuestos para cerrar la brecha fiscal”[iii]. Es decir, siendo L.V. un antisocialista acusa al gobierno de neoliberal, que aún cuando sea una postura oportunista, nos da que pensar sobre un plan que en boca de ellos debería ser “socialista”, es decir, estatizador (en su lenguaje), pero que por el contrario se muestra contractivo.
Siguiendo en el planeta piernas arriba, traemos al Señor E. Córdova, que viniendo de una organización socialista nos dice: “Los sesudos análisis de la oposición y algunos compañeros y compañeras de “izquierda” razonan y concluyen que el incremento del IVA de 3 puntos porcentuales -9% a 12%- representa una desmejora en el poder de compra”[iv] ¿El aumento del 33,3% del IVA no desmejora el poder adquisitivo? Vaya, en Venezuela la gente de “Izquierda” defiende un aumento de un impuesto abiertamente regresivo, antipopular y los derechistas lo critican, insólito. E. Córdova llama “economicista” a quienes planteamos lo contrario y dice esta perla: “una escueta interpretación económica no nos dice absolutamente nada, pues recordemos que la economía es una simple abstracción”. Es decir, el concepto de Economía Política de Engels, Rosa Luxemburgo y Bujarin tiene un nuevo acompañante, el señor Córdova, quien destruye la Economía Política como ciencia y nos explica que es inútil para entender porqué cualquier aumento del IVA no afecta en “nada” a la población. Los giros que se dan para defender lo indefendible asemejan a cándidos viajes astrales que esconden la miseria defendida.
El IVA es un tremendo castigo directo, a la clase trabajadora. El IVA, es un impuesto regresivo, porque tiende a redistribuir la renta a favor de quienes más ganan, y en sumatoria, pone a pagar mucho más a quienes menos tienen, en contraposición a quienes mucho poseen. Un multimillonario y una madre desempleada van a comprar una galleta. Ambos pagarán el mismo importe por el IVA, pero como la clase trabajadora es mucho más numerosa que la acaudalada, la sumatoria de lo que paguen los primeros será mayor que los segundos, a pesar de que estos últimos consuman más. Así, el aumento de 9% a 12% del IVA, empobrecerá directamente a la gente, al pecharle sus enceres básicos de consumo. El IVA no había que aumentarlo, sino eliminarlo, es una carga para el pueblo pobre. Venezuela es aún el segundo país con menor presión tributaria en América[v], el Impuesto sobre la renta es bajísimo y el impuesto a los activos empresariales se eliminó. Entonces, ¿Porqué no hacerle pagar a los empresarios, lo que expropian al obrero a diario? ¿Porqué llevamos 10 años de Bolivarianismo y la ley del Impuesto Sobre la Renta que sufrimos (igual que la Ley del Trabajo) son tan abiertamente neoliberales y reaccionarias? ¿Para cuando se planea cambiarlas?
f) Control de Cambio y defensa a la burguesía importadora y especulativa.
El control de cambio, es una estrategia para impedir que de manera que los empresarios fuguen todas las divisas del país y lo lleven a la quiebra. En efecto, de liberal el control de cambio, habría una corrida por los dólares que esfumaría las Reservas Internacionales. Sin embargo, el mantener el control de cambio, e impedir o limitar (el tope a gastar en divisas para un venezolano en el extranjero es 3100 USD) que cualquiera venezolano pueda traer cosas del extranjero, hace que la burguesía importadora, con licencias o no coloque precios de monopolio en las mercancías importadas a dólar oficial. Es decir, al restringir la competencia de empresarios que puedan traer mercancías, ellos suben el precio de las mismas (acá casi todo lo manufacturado es importado) a niveles exorbitantes. Por ello, extorsionan a los trabajadores con márgenes de ganancia que rondan el 500%. Eso no se puede permitir, es un ataque al pueblo trabajador. Quien dude de los márgenes, compare los precios internacionales en Internet, con los que los empresarios colocan en las tiendas, es una hiperestafa.
g) Las inversiones públicas, estímulos al sector privado y condonaciones de deuda.
Esta política, tiene las limitantes que casi todas las contrataciones que ofrecerá el Estado, serán entregadas a los empresarios, quienes construirán: casas, carreteras etc. Así, que los resultados de esas inversiones van a ser filtrados por las ingentes ganancias que devengarán los burgueses, gracias a la distribución de la renta petrolera, que le llenará los bolsillos, y difícilmente retornará como inversión productiva.
El intento de construir la horriblemente mal llamada “economía social” (como si existiese una economía antisocial) las cooperativas, EPS, Comunas (con su Ministerio Oficial) y una larga lista de emprendimientos productivos “populares” están destinados al fracaso. Debido a que jamás podrán competir ni superar en productividad a grandes capitales con tecnología avanzada y explotación racionalizada de la clase obrera. La imposibilidad de producir a escala y de contar con lo mejor en avances técnicos induce a aumentar la explotación de cada “emprendedor” y a tener que subsidiar o pagar más por mercancías que produciéndose a escala saldrían más baratas. La adoración al capital chico, es una evasión a tareas revolucionarias relacionadas a la expropiación de grandes capitales y a su organización y distribución centralizada, acorde con las necesidades fundamentales de la clase obrera. Esta continuación de la Nueva Política Económica Bolivariana, o “Alianza Productiva” lanzada en julio de 2008, en mi criterio no será exitosa.
h) Las nacionalizaciones
Nacionalizar el banco de Venezuela es un paso, pero, nacionalizar la Banca y los grandes medios de producción, es una tarea ineludible. La nacionalización (sin indemnización) es lo que debe plantearse como medida. No se puede seguir, y más aún con los graves niveles de pobreza, regalando dólares a empresarios que se enriquecieron a costa de la clase obrera. Sus inversiones, plusvalía reinsertada en el sistema de acumulación, han sido cubiertas varias veces. Los pasivos laborales y ambientales, la depreciación y obsolescencia de la mayoría de las máquinas y mobiliario a expropiar, hace innecesario cualquier tipo de pago.
En fin, a mi juicio, la crítica desde posiciones que expresen los valores fundamentales de la clase, son absolutamente necesarias para la revisión o abandono de políticas que han fracasado y que afectan directamente a las trabajadoras y trabajadores. Nadie tiene la verdad revelada, sólo se hacen investigaciones para aproximarnos a realidades objetivas, que permitan entender de una manera distinta a los opresores, el mundo que deseamos transformar. Por ello, se plantean argumentos y acciones a favor de trascender el sistema de explotación, que no perjudiquen a la clase obrera y que sean útiles para aprovechar la depresión del sistema, como arma para destruirlo. Desde ese punto de vista, y queriendo que fueran distintas, considero que las medidas, no apuntan en ningún aspecto a subvertir el (des)orden de las cosas, el capitalismo.
Manuel Sutherland
Coordinador de Formación en Economía Política de la Asociación Latinoamericana de Economía Marxista (ALEM)
Ccs. 14/04/2009
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[i] Elio Córdova, Algunas reflexiones sobre las medidas económicas, Disponible en http://www.kaosenlared.net/noticia/algunas-reflexiones-sobre-medidas-economicas, Todo lo publicado de Elio, se encuentra aquí.
[ii] Ver sistema de cuentas nacionales BCV, www.bcv.org.ve
[iii] Leonardo Vera, De que signo es “el plan anticrisis” de Chávez, Disponible en http://www.infolatam.com/entrada/de_que_signo_es_el_plan_anticrisis_de_ch-13030.html Ambas citas son del artículo.
[iv] Ibíd. 1.
[v] Ver estudios de la CEPAL, sobre Inversiones Extranjeras y repatriación de capitales.
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