“La democracia es un ejercicio de autogobierno colectivo, que exige que los cargos públicos sean elegidos por el pueblo y que el estado sea receptivo a los deseos e intereses del pueblo. Para ejercer esta prerrogativa soberana, los ciudadanos dependen de determinados instituciones para que los informen acerca de las posiciones de los diversos candidatos a ocupar cargos públicos, y para que analicen y evalúen las políticas y prácticas del gobierno…la prensa organizada, incluida la televisión, es quizás la principal institución que desempeña este cometido, y para poder cumplir con estas responsabilidades democráticas, necesita un cierto grado de autonomía respecto del Estado.” Owen M. Fiss
La iniciativa del proyecto de Ley se inscribe en el periodo de transición, de un orden económico a otro modelo de acumulación capitalista (crisis). Como en otras crisis confluyen elementos político-económicos y tecnológicos, pero por sobre todas las cosas ideológico. ¿Por qué consideramos que el proyecto de ley interviene en le movimiento de un orden a otro en transición? Porque nadie sabe como resultará la crisis capitalista, lo que si sabemos es que la comunicación es considerada un punto estratégico para legitimar y expandir simbólicamente tal o cual orden.
Las nuevas reformulaciones, las nuevas reglas y parámetros, en donde la sociedad convive, diseñadas por los grupos económicos que sostienen económicamente el proyecto de concentración, saqueo y genocidio, demandarán, también una nueva formulación de los medios, sus contenidos y su rol.
¿Qué nos hace pensar que no se seguirá reproduciendo las leyes del capitalismo en esta crisis que se avecina, de la que ya sufrimos algunos síntomas, qué hace pensar que esta ley no favorecerá a los grandes intereses egoístas?
Frente a esta concentración de los medios de comunicación (art. 527/05, firmado por Nestor K en 2005), y, además, la no nombrada en la empresa Papel Prensa S.A “industria para un país informado”, hoy, bajo la conducción de dos diarios, Clarín y La Nación, y con la participación del Estado Nacional, Papel Prensa S.A. abastece a la mayoría de los diarios del país. ¿Cuál es la actitud que debe tomar los comunicadores? ¿Cuál debe ser la reacción, una actitud contemplativa, reformista o comprometida con los más necesitados, transformadora, liberadora?
Puede ser que el nuevo ciclo capitalismo que se avizora deje una franja comunicacional que no cuestione el nuevo orden, desde un plano político ideológico, al nuevo orden capitalista mundial. Por supuesto que la comunicación, desde el poder político ideológico, no pretende aniquilar la pluralidad de voces, ya que, ésta pluralidad es la que legitima la democracia neoliberal y “legaliza” la concentración y la acepta. Pero, preguntémonos: ¿se podrá reavivar una lucha anticapitalista, antiimperialista si telefónica, de capitales extranjeros, es quién contará con el total de la digitalización?
La “nueva” tendencia capitalista de centralizar la economía en el Estado no es nueva. Ya Kart Marx había analizado la economía y aportado que el orden de una sociedad se determinaba de acuerdo a quién tenga la herramienta del Estado (los medios de producción). En su momento de origen, este pensamiento fue delejitimado. El argumento de tal deslegitimación obedeció a que el lente teórico macro, utilizado por Marx para analizar el funcionamiento del sistema económico, para entender el funcionamiento, sus crisis y preverlas,
No por casualidad los libros de Marx en la actualidad son nuevamente estudiados, él fue quien estudio desde su célula (el capital), pasando por la división internacional del trabajo (países con condiciones naturales distintas entre si), hasta prever la conformación de un ejercito de desocupados que serviría para controlar los salarios como si fuese una materia prima más.
Hoy los gobiernos criollos, pero que piensan de la misma forma en la que representan, a los grandes grupos económicos, estatizan las perdidas de los bancos privados con el dinero que aporta la ciudadanía en general. Entonces, repitiendo la lógica, los Estados pretenden concentrar el flujo de información dentro de la sociedad. O acaso las autoridad/órgano de aplicación ideado por este proyecto de ley no pretende conformarse con 2 personas del poder ejecutivo, uno de la segunda minoría y un cuarto restante para la tercer minoría.
¿Pensemos, desde un punto de vista anticapitalista, si los administradores de los intereses capitalistas en argentina, en medio de una crisis mundial, brindaran espacios de comunicación que atenten contra el nuevo orden económico del capitalismo?
Según Aníbal Tabachí de la federación de cooperativas de telecomunicación (FECOTEL) “existe igualdad de condiciones en la prestación de un servicio público”. Como bien decía, desde su crítica constructivas al proyecto del ejecutivo, el Centro de Producciones Radiofónicas del centro de políticas Públicas para el Socialismo (CEPPAS) “la igualdad de acceso no significa que se traduzca en verdadera igualdad de oportunidades de competencia de licencias/autorizaciones”, pues, no se justifica, entonces, desde esta perspectiva, que un 33% de las licencias se compartan entre comunidades (Naciones) indígenas y la Fundación Noble dado que ambas son entidades no gubernamentales. Según el miembro de la FECOTEL (el proyecto) “… pertenece a la lucha popular indudablemente a los sectores que representamos que son los de a economía social”[1], entonces, si mal no nos ubicamos, representan al capitalismo, única economía social vigente en el país.
La técnica política y la política en la técnica
Pensemos si este capitalismo cada vez más salvaje pretende dar lugar a las voces que se avecinan en esta crisis, si se garantizará el derecho a la comunicación para comunicar las huelgas paros y movilizaciones de los trabajadores.
Reflexionemos sobre lo que dice el comunicado emitido por www.coalicion.org.ar :
“LOS 21 PUNTOS DE LA INICIATIVA CIUDADANA POR UNA LEY DE RADIODIFUSIÓN PARA LA DEMOCRACIA
1.- Toda persona tiene derecho a investigar, buscar, recibir y difundir informaciones, opiniones e ideas, sin censura previa, a través de la radio y la televisión, en el marco del respeto al Estado de derecho democrático y los derechos humanos.”;
términos que se repiten luego en el cuadro comparativo y en el artículo 2º del proyecto. No adrede se ponen las palabras, la palabra no es neutral, entonces, no es lo mismo poder “derecho a investigar, buscar, recibir y difundir informaciones” que, llegado el caso, derecho a practicar la comunicación, utilizar un medio de comunicación para emitir su voz. De igual manera, si de comunicación como un derecho se habla, porque hemos de permitir que la ley se llame de “servicios de telecomunicación audiovisual”, ¡un servicio mas a pagar por los bolsillos de los trabajadores!
Con respecto a la letra, nuestra cultura letrada en momentos nos nubla de la realidad. Argumentar que no se puede hablar del proyecto sin leer el proyecto de ley me parece una falta de respeto a todos aquellos seres humanos que no saben leer, una intolerancia para con los oprimidos. Acaso un analfabeto no puede opinar sobre que radio necesita, con que contenidos quisiera que funcione, etc.
En cuanto al proceso de digitalización del conjunto de las industrias culturales, parte importante del complejo audiovisual ya ha sido alcanzado por este proceso, como se puede verificar en la industria televisiva, el primer dispositivo afectado por la digitalización tanto de las imágenes como de los sonidos.
En este sentido, durante las últimas décadas hemos asistido a una batalla de intereses contrapuestos entre las empresas y los gobiernos de Japón, Estados Unidos y Europa por la imposición de un estándar a nivel mundial para la emisión de imágenes de la televisión digital. Batalla que, de alguna manera, se ha saldado con el desarrollo y la utilización de diferentes sistemas en distintos países.
Argentina, según se pretende desde el poder ejecutivo nacional mediante el proyecto de ley, adoptaría la norma japonesa aprovechando las variantes hechas a la norma por Brasil.
Tal vez un gran número de nosotros no comprendamos en detalle esto de la “convergencia tecnológica” (tv, interner, radio todo en una misma señal), pero que todos debemos considerar la posibilidad de desarrollar normas y tecnología propia, es algo comprensible t realizable a la vez. En otras palabras, pensemos si en 20 años, transcurso en que se traspasaría del analogismo a la digitalización, los trabajadores somos capaces de desarrollar hasta tal punto nuestra técnica.
No aceptar ninguna norma no es ir en contra de la digitalización, en todo caso, sería pensar en una política que brinde prioridad al desarrollo nacional de la tecnología. No aceptar la digitalización, por parte de un servicio transnacional, para nada significa quedar “desconectado del mundo”, al contrario, sería estar pensando en el aquí y en el ahora con nosotros en el mundo.
¿Qué nos hace pensar que un gobierno que subsidia las grandes empresas automotrices (mercedes benz, ford, etc), justamente, en la comunicación democratizará los medios? ¿Qué no hace pensar en democratización de los medios cuando no hay democratización del empleo, la salud, la vivienda, la educación?
Dentro de esto nos preguntamos cual es el papel de la universidad en todo esto, tendrá que seguir desarrollando clases como si nada estuviese ocurriendo ó seguir debatiendo atomizadamente, por grupos pequeños y aislados o la de parar las actividades y darse la posibilidad de debatir, concientemente, cuál es la mejor comunicación para la maduración mental, cultural, política y social del pueblo. Debemos seguir en “la carrera” hacia el titulo o graduarnos de hombres y mujeres que construyeron una propuesta comunicacional en torno a la política nacional que, a su vez, creará las condiciones laborales de basta parte de la comunicación.
La crisis modifica el panorama de todas las esferas de la sociedad, desde la económico- político, lo laboral y, por supuesto, la comunicación, pero esta cobra una mayor importancia debido a la necesidad estratégica de controlas cuales son los contenido y las formas de esta comunicación. Adecuando estos contenido y estas formas a las intensiones del pensamiento único. Entonces, de nada sirve hablar de pluralidad si no avizoramos que detrás de este nuevo proyecto de ley se esconde el mismo capitalismo salvaje, mutado, retocado pero que explota, enajena al ser humano. Entonces ¿desde donde interpelamos esta lucha ideológica, involucrándonos como estudiantes concientes de que existe una “estructura podrida” como decíamos en le mayo francés o dejando que se “revoque”, se limpie las escorias de luchas y contradicciones cada vez mas agudas, cada vez más deshumanizante?
Según decía el interventor del COMFER Gabriel Mariotto en el foro de Córdoba,
“queremos que allá más medios… que cada uno sepa quien los esta diciendo… todos vamos a vivir en un orden comunicacional previsible y plural…aquellos aportes que coinciden con el espíritu del ejecutivo sea incorporados. Y aquellos otros aportes que ubican en las antípodas del pensamiento del ejecutivo puedan ser considerados por la comisión de comunicación de la cámara. Y los sectores que pueden considerar esas ideas también las consideren para que se dispute democráticamente en el congreso.”
Además, resaltó la “decisión estrategia” de la presidenta en conformar los foros para no enviar el “proyecto frió al congreso”…”sino que tenga la conformación de la construcción democrática le de sostenimiento a la letra de la ley”, entonces queda claro, que el poder ejecutivo no actuó según su razón ser, sino más bien, como un plan estratégico por el poder de los medios.
A cada idea le llega su turno, y cada sociedad debe crear, soñar por el cumplimiento de esa idea. Si cada uno de nosotros pensase con eliminar las la cultura de la mentira y la competencia, que oculta la miseria y la pobreza, la lucha anticapitalista sería el punto común. Para dicho cometido, los medios de comunicación deben dejar de ser meros medios y convertirse en un entero (parte de la ciudadanía misma), con una comunicación guiada por la verdad de los movimientos sociales, de los explotados de siempre, de los trabajadores en lucha, de toda esa gente que concientemente se enfrenta, y más, desde el 2001, a la tradición de políticos corruptos y administradores del poder financiero transnacional.
Daniel Villagra
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