El premio Nóbel de las Paz, Adolfo Pérez Esquivel, es vecino de San Isidro y titular del Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ), abocado a la defensa de los derechos humanos. La institución organiza las Aldeas Jóvenes para la Paz, dirigida a menores víctimas de pobrezas múltiples y privados de derechos económicos, sociales y culturales. Sostiene que “es una barbaridad” judicializar a los chicos en conflicto con la ley, y que con esto “no se resuelve el problema de fondo”.
-¿Qué opina de la ley penal para los chicos, que se discute en el Congreso?
-Es una barbaridad. No resuelve el problema de fondo. Los chicos necesitan contención. Están en riesgo social. Nosotros lo decimos por experiencia. En los centros Aldeas Jóvenes para la Paz tenemos 300 chicos, de 13 a 20 años, en Pilar y General Rodríguez, donde adquieren experiencia educativa, se los capacita para el trabajo. En las aldeas cambian de actitud, de lenguaje. Se les da sentido de comunidad. Uno se sorprende de los resultados...
-En muchos casos se los muestra como peligrosos...
-¿Alguien se preguntó por la seguridad de estos chicos? Muchos viven en la calle. Otros en barrios privados... privados de derechos elementales, de luz, de agua, de salud, de educación. Los chicos necesitan contención social y esperanza.
-¿Cuál es la experiencia internacional en el tema?
-Nosotros trabajamos en centros en quince países. Por ejemplo en Guayaquil, Ecuador, con los maras, las bandas de jóvenes armados. Ya se intentó y la represión no resuelve el problema. Se debe trabajar en la prevención, convocar un gran debate con la participación de todos los adultos e instituciones responsables por su seguridad
-¿Qué es mejor, el trabajo descentralizado de las organizaciones o que el Estado centralice?
-Algo combinado, integrado. En Tucumán, por ejemplo, estuvimos con la organización Madres de la Esperanza que trabaja en 16 centros comunitarios con muy buenos resultados.
-¿Los institutos de menores son eficaces?
-Yo presido la Comisión Provincial por la Memoria y tenemos un comité contra la tortura, desde donde los hemos conocido. Las instituciones de menores son depósitos de donde los chicos salen mucho peor de lo que entraron Eso lleva a la degradación humana. Causan más daños que soluciones.
PRENSA LIBRE
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