lunes, 2 de mayo de 2016

Crímenes en la RIBA



Por la desaparición de José Manuel Pérez Rojo y Patricia Roisinblit están acusados tres represores de la Fuerza Aérea, que controló el circuito represivo en zona oeste.

José Manuel Pérez Rojo y Patricia Roisinblit desaparecieron el 6 de octubre de 1978. El fue secuestrado en Martínez, en un local donde vendía artículos de cotillón y juguetería. El mismo grupo de tareas irrumpió en el departamento en el que vivía la familia en Palermo y se llevó a su mujer, que estaba embarazada de ocho meses, y a la hija de ambos, Mariana, que tenía quince meses y que luego de unas horas fue dejada con familiares paternos. Patricia parió en la ESMA y su hijo fue localizado en 2000. Pero antes de llegar al centro clandestino emblemático de la Armada, estuvo secuestrada, junto con José, en una casa de la Fuerza Aérea en Morón: la Regional de Inteligencia Buenos Aires (RIBA), cuyo funcionamiento como lugar de cautiverio y su inserción en el circuito represivo de la zona oeste, a cargo de la Fuerza Aérea, fue revelado por la investigación sobre los casos de Pérez Rojo y Roisinblit. Hoy comenzará el juicio en el que serán juzgados tres de los responsables de esos crímenes: Luis Tomás Trillo, que estuvo a cargo de la RIBA; Francisco Gómez, que fue personal civil de Inteligencia de la RIBA y apropiador del niño que Patricia tuvo en la ESMA; y Domingo Omar Rubens Graffigna, jefe del Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Aérea al momento de los hechos y luego integrante de la segunda junta militar de gobierno.
La participación de la Aeronáutica en crímenes de lesa humanidad durante el terrorismo de Estado es muchas veces subestimada. De hecho, Graffigna terminó absuelto en el Juicio a las Juntas. Sin embargo, dicha fuerza controló el circuito represivo en la zona oeste (la llamada Subzona 16, que comprendía los partidos bonaerenses de Morón, Merlo y Moreno), cuyo sitio más importante fue el centro clandestino Mansión Seré, en Castelar, pero incluyó también a la Primera Brigada Aérea de El Palomar, la VII Brigada de Morón, las comisarías de Castelar, Haedo y la Primera de Morón, además de la RIBA.
El jefe de la RIBA durante los primeros años de la dictadura fue el comodoro Roberto Oscar Sende, ya fallecido, y su sucesor fue el mayor Trillo, a cargo de la RIBA cuando se produjo el secuestro de Patricia y José. Por encima de Trillo estaban el brigadier Francisco Salinas, también fallecido, que era jefe de Inteligencia de la fuerza, y el propio Graffigna, quien en 1985 fue absuelto de los delitos de homicidio calificado, privación ilegítima de la libertad, tormentos, reducción a servidumbre, encubrimiento, usurpación y falsedad ideológica que le imputaba la fiscalía del Juicio a las Juntas. En 2003, el juez español Baltasar Garzón solicitó su extradición y el ex jefe de la Fuerza Aérea estuvo bajo arresto domiciliario. Pero recién en 2013, por orden del juez federal Daniel Rafecas, Graffigna fue detenido y fue a raíz de esta causa, iniciada por Mariana Pérez —hija mayor de Patricia y José— y el abogado Pablo Llonto.
En el juicio que comenzará hoy también participarán como querellantes, representados por los abogados de Abuelas de Plaza de Mayo, Rosa Roisinblit, madre de Patricia y vicepresidenta de ese organismo de derechos humanos, y Guillermo Rodolfo Pérez Roisinblit, el hijo que Patricia dio a luz en la ESMA y que fue localizado en 2000. Guillermo fue apropiado por Francisco Gómez y su esposa, Teodora Jofré, quienes fueron condenados por este hecho en 2005. Guillermo fue el primer nieto apropiado encontrado en manos de un miembro de la Aeronáutica: la misma fuerza y las mismas personas que dispusieron y ejecutaron el secuestro de los padres, determinaron el destino del niño.
Hoy, en los tribunales de San Martín, se dará inicio al juicio y los acusados serán interrogados. El miércoles declararán Rosa Roisinblit y Mariana Pérez. La semana próxima la ronda de testimonios la abrirá Guillermo Pérez Roisinblit.

Victoria Ginzberg

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