sábado, 28 de mayo de 2016

La Revolución de Mayo entre las disputas coloniales europeas



La Revolución de Mayo de 1810, al igual que otras revoluciones americanas, no estuvo exenta de las disputas coloniales de las principales potencias europeas.

Distintos historiadores debaten sobre los alcances de la Revolución de Mayo de 1810. Algunos retoman las ideas de la historia mitrista, plagada de hechos y héroes que hacen méritos para formar parte del panteón de la patria. Otros ponen fuerte énfasis en el carácter popular de la revolución, un carácter que no negamos, pero que claramente no fue el que predominó. Sobre las luchas de resistencia coloniales ver la lucha de Tupac Amaru y un balance marxista de la Revolución de Mayo.

Las disputas por los mercados coloniales en América

Durante el siglo XIX se configuró un nuevo sistema económico internacional condicionado por la revolución industrial inglesa que fortaleció los lazos coloniales. En un doble juego: la necesidad de obtener materias primas de las colonias activó el mercado interno inglés a la vez que las condicionó dentro del orden colonial. La exigencia de libre comercio en el Río de la Plata, sólo puede explicarse por las aspiraciones de los productores criollos para lograr mayores exportaciones y mejores precios. Sin la existencia de esos grupos, el libre comercio no habría sido suficiente para el desarrollo de la revolución política el 25 de mayo de 1810. Fue este grupo de la elite criolla el que se benefició con el libre cambio y exportaciones de productos mineros y agropecuarios generando, posteriormente, vínculos de dependencia con el capital británico.
Durante el siglo XVIII, Gran Bretaña había sustituido a España en una parte importante de sus mercados americanos. De hecho las reformas borbónicas de 1778, como el Reglamento de Libre Comercio, es un intento por recuperar un mercado colonial en crisis donde el contrabando inglés había ganado terreno. Un tiempo más tarde esto se ve reflejado en los escritos de Mariano Moreno.

El dominio de Europa y el control de los mares

Con el inicio de la Revolución Francesa (1789) se profundiza la competencia entre las potencias europeas. Desde ese momento, hasta 1815, será Francia la primera potencia militar del continente, logrando derrotar cinco coaliciones de distintos países europeos entre 1792 y 1809 hasta que es derrotada en la Batalla de Waterloo en 1815. A pesar de esto, Francia no poseía una exitosa marina de guerra como Gran Bretaña. La derrota de Napoleón y las tropas españolas en la Batalla de Trafalgar (1805) durante la guerra contra la tercera coalición es un ejemplo, aunque Francia resultó vencedora. Los bloqueos y contrabloqueos que se impusieron entre las dos potencias europeas expresaron la rivalidad. Como consecuencia, con el Decreto de Berlín, Napoleón prohibió a los países bajo su dominio importar bienes ingleses. Un tiempo más tarde Portugal rompe el acuerdo.
Fuera de Europa, las colonias americanas fueron disputadas por las principales potencias europeas que trataron de lograr una mayor influencia en los distintos procesos independentistas americanos. Esto pondrá en juego distintas lógicas en las colonias americanas.

La revolución de Estados Unidos y el apoyo francés

El primer antecedente es la Revolución de los Estados Unidos. Las trece colonias fueron las primeras del territorio americano en independizarse en 1776. La independencia de estas colonias fue apoyada por Francia con tropas y créditos. Esta revolución no modificó la estructura económica y social. Si bien, como medida antibritánica, se prohibió la importación de esclavos, su comercio siguió. El país que se había liberado de Inglaterra, mantuvo la esclavitud hasta 1865.

La revolución haitiana y el apoyo británico

Un tiempo después, en Haití (colonia francesa) se produce el levantamiento de esclavos que, en el marco de la Revolución Francesa, declararon la libertad y atacaron las propiedades de los terratenientes. Los ingleses, desde Jamaica colaboraron con tropas, y bajo el mando de Maitland, proponen declarar la independencia bajo el protectorado de Inglaterra.
La revolución avanzó hacia una república. Como respuesta, en 1801, Napoleón mandó a reprimir el régimen republicano y un año después cae preso el líder revolucionario Toussaint L´Ouverture. De esta forma se aborta el proyecto revolucionario. Luego, en 1804 el general negro Dessalines proclamó la República de Haití, convirtiéndose en el primer Estado latinoamericano que abolió la esclavitud y en una república negra.

Planes británicos en América Latina y las invasiones inglesas

Con la pérdida de las colonias en América del Norte, Gran Bretaña impulsó diversas estrategias para ampliar su dominio económico en Latinoamérica. Los planes para invadir el Río de la Plata crecían a la par de la derrota española y francesa en Trafalgar. Con esta política invaden en 1806 y 1807 Buenos Aires. El poderío económico que Inglaterra había logrado con el contrabando en el Río de la Plata, funcionó como plataforma para intentar dominar la cuidad de Buenos Aires y el Virreinato del Río de la Plata. A pesar de que algunos funcionarios y comerciantes se ilusionaron con la llegada de los ingleses, los pobladores los rechazaron en las dos oportunidades. También marcaron el comienzo de la influencia militar en la política del Río de la Plata. Una línea de continuidad hasta la última dictadura militar. Con esta derrota, se abandonan las instancias de dominación política y se prioriza la vinculación comercial de la élite criolla con el capital británico. La dominación del capital británico, apoyado por la burguesía local, se impondrá hasta la primera guerra mundial en 1914.

Más planes británicos, el apoyo al proyecto Carlotista

En 1808 Portugal no cumple con el bloqueo a Inglaterra, entonces es invadida por tropas francesas. En su paso por España, Napoleón toma prisionero a Fernando VII y lo remplaza por su hermano. Es el inicio de la revolución política de mayo en el Río de la Plata que se producirá dos años después.
Al invadir Portugal, la corte de los Braganza se traslada, con apoyo británico, a Brasil e instalan la regencia en Río de Janeiro estableciendo el libre comercio. Con la llegada de la corte, Carlota Joaquina (hermana de Fernando VII) se dirige, con apoyo del embajador inglés Lord Strangford, al Cabildo de Buenos Aires para ofrecer protección al Virreinato del Río de la Plata reclamando sus derechos en nombre de su hermano. Este proyecto decayó al no contar con apoyo local.

Revolución política y Estado semicolonial

La Revolución de mayo 1810 fue una revolución política de carácter burgués que generó la continuidad de una nación subordinada al capital británico. De esta forma no fue una revolución social sino un recambio de la élite gobernante, dando mayor relevancia al comercio inglés, limitando el comercio español. Son los inicios del proceso de construcción de una élite oligárquica vinculada a la dominación del capital británico.

Hernán Perriere

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