miércoles, 18 de mayo de 2016

Saqueo al salario



El aumento de precios supera el 40 % anual mientras la mayoría de las paritarias están cerrando debajo del 35 % y en cuotas.

La Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires dio a conocer la semana pasada que el índice de precios de abril registró un incremento de 6,5 %. Es el mayor aumento mensual en 14 años. La inflación anual llega al 40,5 %.
También las consultoras económicas estiman que la inflación de abril fue la más alta desde 2002: la ubican entre 6 % y 8,5 %. Todas las mediciones señalan que el aumento interanual de precios alcanza o supera el 40 %.
Según el Observatorio de Datos Económicos y Sociales de la CGT que dirige Hugo Moyano la inflación de abril fue 5,02 % y la anual acumula 40,85 %.
Pero considerando que el promedio de inflación entre enero y abril está alrededor de 4,5 % y si este ritmo se extrapola hasta diciembre, la inflación anual podría superar el 60 %.
Aunque en mayo la inflación exhibiría cierta desaceleración, seguirá en niveles elevados en relación a 2015 con lo cual el aumento de precios anual continúa en ascenso. La consultora Elypsis estima que en mayo la inflación interanual llegaría a 42,2 %.
El macrismo promete un segundo semestre del año con desaceleración de la inflación y crecimiento económico. Pero la “revolución de la alegría” es cada vez menos creíble.
Es difícil que logre detener el alza de precios porque los aumentos en los servicios públicos y en los combustibles impactarán en los costos patronales.
Como es evidente, las empresas tratarán de compensarse con nuevas ruedas de aumentos de los precios de los productos que elaboran.
Lo mismo ocurrirá con los aumentos salariales que las compañías intentarán volcar sobre los precios que pagan los consumidores para seguir diluyendo el poder de compra del salario.
La inflación acumulada entre diciembre, cuando el gobierno devaluó el peso, y el mes de abril es de alrededor del 25 %. En todo ese lapso, excepto algunas ramas particulares, no hubo modificación de los salarios.
De este modo, durante los primeros meses del año a causa de la pérdida del poder adquisitivo del salario, los trabajadores redujeron su consumo. Hay varios indicadores económicos que lo verifican.
Por ejemplo, en el día de ayer el INDEC informó que en marzo las ventas en supermercados crecieron 25,4 %, lo cual significa que descontando el efecto de la inflación las ventas en términos de cantidades están disminuyendo.
La ronda de paritarias que está desarrollándose no sólo no va a recomponer el daño al consumo obrero operado en los primeros meses, sino que tampoco recompondrá el salario hacia adelante.

Paritarias a la baja

La mayoría de las paritarias que se están cerrando comprenden acuerdos que estarán vigentes durante un año. Los aumentos se ubican entre 29 % y 35 % anual sin retroactividad hacia atrás en casi ningún caso.
Es decir, que no se recompone el poder adquisitivo perdido en los meses previos.
Tampoco compensan la inflación en curso cristalizando una pérdida del poder adquisitivo. No sólo eso, sino que los incrementos salariales se aplican en dos o tres tramos que diluyen la proporción anual que se anuncia.
Para graficar la situación se puede analizar el acuerdo cerrado ayer martes entre la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) y el gobierno macrista.
Mientras hay un tendal de 11 mil despidos en la Administración Pública Nacional ese gremio aceptó una suba en 3 tramos (7 % en junio, 10 % en julio y 14 % en agosto) que licúa aun más el poder de compra del salario estatal operado en los últimos años.
En los organismos públicos el acuerdo fue anunciado como una suba del 31 %, que al ejecutarse en tres tramos implica un aumento real de 27,7 % en la masa salarial anual.
Por lo cual, el alza de las remuneraciones estará entre 12 y 17 puntos porcentuales por debajo de la inflación, según ésta se ubique en 40 % o 45 % interanual.
En otros gremios los últimos tramos de los aumentos ingresan más avanzado el año diluyendo mucho más el aumento total que se anuncia en cada caso.
Incluso el gremio aceitero que con 38 % en un sólo tramo logró el mayor aumento hasta el momento perderá 2 puntos porcentuales frente a la inflación del 40 % anual. Eso en el mejor de los casos que la suba de precios interanual no siga escalando.
En los casos en que se llegaron a acuerdos semestrales (frigoríficos, comercio, plásticos, gráficos bonaerenses, construcción y estacioneros) la suba oscila entre 17 % y 25 %.
Es así que apenas cubren la inflación desatada desde la devaluación de diciembre de 2015. El aumento en la frecuencia de la discusión salarial es otra medida de la inestabilidad económica.
Las sumas fijas en algunos acuerdos contrarrestan muy parcialmente la pérdida de poder adquisitivo.
Aun peor se encuentran los trabajadores no registrados (en “negro”) que alcanzan a un tercio de la fuerza laboral y los precarizados. Para todos ellos las paritarias es algo que miran desde lejos.
La burocracia sindical está siendo cómplice de un saqueo al salario en el cual las paritarias cierran en términos promedio 10 puntos porcentuales debajo de la inflación.
Y aun resta ver la proporción real de la perdida del salario real de acuerdo a la evolución de precios que se observe hasta fin de año.
La enorme movilización del 29 de abril al Monumento al Trabajo tuvo la función de descomprimir el malestar de los trabajadores para volver al “modo” tregua con la burocracia deja pasar el ajuste del gobierno macrista.
La extorsión del ministro de Economía, Alfonso Prat Gay, y las patronales de disciplinar con despidos para hacer pasar la caída del salario real se hace efectiva con la complicidad de las cúpulas sindicales.

El salario no alcanza

Las trabajadoras y trabajadores del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) que organizados en ATE enfrentaron la manipulación y las patotas durante el kirchnerismo, y ahora denuncian el “default estadístico” del macrismo, calcularon que una familia tipo (matrimonio con dos hijos menores) necesitó $17.492 para cubrir los gastos de la canasta familiar en el mes de marzo.
A cifras similares llega la Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires. Para marzo estimó que la canasta de consumo para una familia compuesta por un matrimonio integrado por una mujer y un hombre, ambos de 35 años, activos, con dos hijos varones e inquilinos de vivienda alcanzó un valor de $17.531.
Por su parte, el Observatorio de Datos Económicos y Sociales del la CGT moyanista estimó que una familia tipo necesitó $11.832,30 para no ser pobre en abril. La burocracia sindical le baja la cotización al valor de la fuerza de trabajo.
Según la Encuesta Permanente de Hogares, en el segundo trimestre de 2015 (no hay datos actualizados por el mencionado “default estadístico”), el ingreso de la ocupación principal estaba debajo de $7.900 en el 60 % de la población ocupada.
Si se aplicara una actualización promedio del 30 % a los salarios, el 60 % de la población ocupada quedaría con ingresos menores a $ 10.270. Muy lejos de alcanzar la canasta familiar. Esa “herencia” kirchnerista se está profundizando con las medidas económicas aplicadas por el macrismo.
Mañana jueves el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, llama a reunir anticipadamente (habitualmente se convoca en agosto) el Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil. En la actualidad el salario mínimo está en $ 6.060, apenas un tercio de la canasta familiar. Con un aumento del 30 % llegaría a los $ 7.878.
Es necesario levantar un programa para preservar el poder de compra del salario: paritarias libres y sin techo, paritarios elegidos en asamblea, actualización automática de los salarios en función de la inflación, salario mínimo igual a la canasta familiar y el 82 % móvil para los jubilados.

Pablo Anino

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