jueves, 26 de mayo de 2016

Macri, Dios, patria y hogar... Todo para pocos



Todo muy católico, tradicionalista, campestre y conservador. Así organizó el gobierno las actividades de este miércoles 25, aniversario número 206 de la Revolución de Mayo de 1810.

La actividad oficial se desarrolló primero en la Catedral porteña, frente a la Plaza de Mayo, y luego en la residencia presidencial de Olivos, en la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires.
Pese a la gran exposición mediática en una misma jornada, ayer Macri casi ni habló. Apenas algunas palabras, micrófono en mano, ante mil personas encerradas en la Quinta de Olivos, donde invitó a “seguir trabajando juntos de cara al futuro” y pensando en “cerrar la brecha entre lo que somos y lo que podemos ser”. Tras un “Viva la patria”, se zambulló entre la multitud en busca de un vaso de vino y una empanada.
Más temprano, por radio, había pedido confiar “en nosotros mismos, hemos apostado a que podemos estar mejor. Esta esperanza que va de Jujuy a Tierra del Fuego está empezando a construir la realidad que soñamos. Estoy muy contento por cómo marchan las cosas”. Más de un oyente miró el parlante con odio.

Como Dios manda

Por la mañana el Estado y la Iglesia Católica volvieron a mostrar su estratégica alianza ideológica, política y económica. En el tedeum tradicional realizado en la Catedral Metropolitana el arzobispo de Buenos Aires realizó un discurso alineado con el parloteo de Francisco desde Roma. Ante las máximas autoridades de gobierno pidió que las estadísticas “no paralicen” sino que sirvan para “aliviar el dolor de los más pobres” y “de las familias que sufren la humillación por carecer de lo esencial”.
Pese a los esfuerzos de cierto periodismo “progre” por mostrar al cardenal Mario Poli cuestionando “duramente” las políticas oficiales, lo cierto que es que en su discurso el arzobispo de Buenos Aires realizó muchas consideraciones generales pero no mencionó las medidas concretas que su feligrés Mauricio Macri aplica contra las mayorías populares desde que asumió.
Poli exhortó a poner la inteligencia al “servicio del bien común”. Y pidió ante Dios todopoderoso que “el genio que muchas veces nos distanció se convierta en el genio para que todo argentino y emigrante de buena voluntad tenga techo, tierra y trabajo, lo elemental”.
Perorata bergogliana, generalidades de ocasión y good show.

¿Quién dijo paranoia macartista?

Un hecho insólito para estar atentos. La ministra de Seguridad Patricia Bullrich, como si no escarmentara nunca, ayer volvió a caer en el ridículo. Utilizó la detención de seis jóvenes “quemacoches” en el barrio de Núñez para inventar que esas seis personas se estaban dirigiendo a la Plaza de Mayo con bombas molotov.
“Tenemos que tener cuidado de no entrar en situaciones de provocación que buscan poner al Gobierno en una situación límite”, dijo Bullrich, aparentemente en sus cabales. Sin embargo la propia Policía Federal terminaría desmintiendo la versión, dejando a la ministra en medio un escándalo con ribetes bizarros.
Sin embargo el dislate de Bullrich no fue ingenuo. La ridícula versión de la detención de quienes buscan “generar una situación de descontrol en la calle” fue parte de las excusas para justificar el vallado total de la Plaza de Mayo durante el 25 de Mayo.
El jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta apoyó la versión mitómana. Dijo que decidió cerrar la Plaza de Mayo al público “por seguridad” ya que aunque no supo “si hubo amenazas, siempre hay que estar precavidos”.

Locro, alfalfa y malambo

Después del mediodía se montó en la quinta de Olivos el segundo acto del 25 de Mayo. Un raro gauchaje se apropincuó a la residencia presidencial. Se trata de un millar de ricachones, gerentes de empresas y líderes de ONG ligadas a la Iglesia y las empresas que, al grito de “¡Viva la Patria!”, se quejaban del pequeño grupo de empleados gastronómicos que luchaban por tener la comida a punto.
La cosa se organizó en la Plaza de Armas de la Residencia de Olivos. El menú para la selecta concurrencia consistió en un locro vip con paquetas empanadas y pastelitos de dulce de batata, todo bañado de finísimo vino tinto.
Según el relato de la agencia de noticias gubernamental Télam, “como corresponde a la fecha y al menú, el almuerzo fue amenizado por un conjunto folklórico que cantó y mostró destrezas de malambo”.

Gente como uno

El “tercer sector” no podía faltar. En la cola por hacerse de una casuelita de locro se pudo ver a referentes dignos de las antiguas “sociedades de beneficiencia” organizadas por las clases altas para lavar sus culpas y posar de humanitarios.
Fueron muchos los referentes de ONG católicas, asistencialistas y ligadas a empresas que participaron de la jornada patria. Algunos nombres pintan de cuerpo entero a la crema de “organizaciones sociales” que acompañaron a Macri, Awada, Michetti, Rodríguez Larreta y otros filántropos.
Grupo Comunitario Blanca Nieves, Ositos Cariñosos, Fundación Manos Abiertas, Años Felices, Fundación Convivir, Obras de San José y Asociación Civil Niño Jesús fueron las expresiones del “pueblo” ayer en Olivos.
En medio de semejante concurrencia, el jefe de Gabinete Marcos Peña, cual monaguillo responsable, no paraba de decir a diestra y siniestra que el Gobierno comparte “en un cien por ciento” todo lo dicho por Poli en la Catedral.
“Compartimos el cien por ciento en todo lo que ha dicho, fueron palabras muy lindas y sabias, y que habla del compromiso que tenemos que tener para que un país de paz, de prosperidad, que busque un espacio de encuentro y que cuide a los más débiles, sobre todo los chicos y los abuelos”, dijo Peña entre empanadas, vino y gente como él.

Daniel Satur

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