La decisión de Lousteau de participar en la segunda vuelta, a pesar de la distancia que lo separa de Rodríguez Larreta, ha desatado una crisis interesante en el bloque nacional de Cambiemos, al cual pertenecen los dos. Macri teme que, en el ballotage, su candidato recoja un crecimiento inferior al de su rival de ocasión, debilitando el impacto nacional de las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires. En una serie de cuestiones, como el negocio del juego, Eco ha denunciado las matufias del macrismo. Lousteau, por su lado, quizás imagine que una derrota de Macri ante Scioli en octubre lo levante a él como líder de una oposición al kircherismo. En los márgenes, el kirchnerismo no sabe si tiene que incentivar el voto por Lousteau para amargar al macrismo, o si esto deterioraría su imagen nac&pop.
La postura del voto en blanco, que se impone ante el carácter patronal de ambos contendientes, debe ser sostenida con una posición de clase independiente. Podría sumar adhesiones de quienes votaron por el kirchnerismo, algo que sería muy positivo, a condición de que no se busque ese voto coqueteando con el kirchnerismo u otorgándole su gobierno una función histórica reformista.
En medio de la Paso, vamos por un voto en blanco independiente, que explique el carácter camarillesco de la 'pelea' entre Rodríguez Larreta y Lousteau, quienes comparten el mismo espacio político y el mismo espacio de clase.
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