miércoles, 29 de julio de 2015

Scioli, Berni y la Argentina que viene



A pocos días de las PASO, la represión de Gendarmería contra los trabajadores de la Línea 60 en Panamericana, comandada por el ex carapintada y actual candidato del Frente para la Victoria Sergio Berni, trajo a la memoria la lucha de Lear y el plan para pasar más ajustes. Silencio de los candidatos de la oposición tradicional. El Frente de Izquierda, junto a los trabajadores.

A pocos días de las PASO, el Secretario de Seguridad y candidato a Senador provincial del Frente para la Victoria, Sergio Berni, en acuerdo con el gobierno nacional y el provincial, y con una orden de desalojo firmada por la jueza Sandra Arroyo Salgado, se ocupó con la represión a los choferes de la Línea 60 de dar un gesto contundente para demostrar cuál es el plan que tienen para la Argentina que viene.
Mucha agua ha pasado bajo el puente durante el ciclo kirchnerista. Ya lejos de aquellos tiempos cercanos al 2001 en los cuales el “relato” oficial era el de la no represión, Sergio Berni afirmó ayer, sin ser cuestionado por ninguna voz gubernamental, que “tenemos la decisión firme de que la Panamericana es una ruta federal, y cortarla es un delito. Se les notificó que estaban cometiendo un delito, se les dijo que tenían cinco minutos para despejar y, ante la negativa, di la orden para que se actúe”, sostuvo justificando la represión de la Gendarmería contra los choferes de la Línea 60 que pelean por sus puestos de trabajo. Fuerte represión que dejó detenidos y 33 trabajadores heridos, algunos de los cuales continuaban en terapia intensiva al cierre de esta edición.
Según informó el diario Perfil, por la noche incluso, en un programa televisivo, Berni acusó a los trabajadores que están defendiendo sus puestos de trabajo de “estar buscando un muerto” y “querer generar una sensación de conflicto social inexistente”.
Cabe recordar que pocos días atrás Sergio Berni afirmó que “sumo mi adhesión ferviente y militante a esta manifestación de unidad del peronismo detrás de la candidatura del próximo presidente de todos los argentinos”, en referencia al actual gobernador bonaerense Daniel Scioli.
La represión a los trabajadores de la Línea 60, que fue cuestionada por partidos de izquierda, organizaciones obreras combativas y por el Centro de Estudios Legales y Sociales que preside Horacio Verbitsky, entre otros, fue similar a muchas del año pasado contra los trabajadores de Lear, cuando el gobierno nacional y su brazo armado actuaron durante meses en defensa de la multinacional norteamericana y la burocracia sindical del SMATA contra los trabajadores que decían “familias en la calle nunca más”. Hoy la situación se repite frente a un nuevo conflicto contra despidos, y algunos de los mismos hombres protagonistas de la represión en Lear, como Berni, son candidatos del Frente para la Victoria para seguir en cargos oficiales.

El kirchnerismo al final de un ciclo

Si el kirchnerismo fue un proyecto restaurador del poder estatal cuestionado en la crisis de 2001, como pensamos desde la izquierda, la consecuencia de esto es su continuidad en Scioli y el creciente uso de esa fuerza estatal para que, en un marco de agotamiento del ciclo económico, los que paguen los costos de la recesión sean los trabajadores. La reconciliación con las Fuerzas Armadas, al punto de haber nombrado a César Milani al frente del Ejército, el rol del ex carapintada Sergio Berni al frente de la represión a las luchas obreras, o el apoyo del gobierno a los empresarios que realizan despidos masivos, son muestras contundentes en este sentido, y son los principales agujeros de un relato que no se sostiene. La candidatura presidencial única del Frente para la Victoria, la de Daniel Scioli, es la coronación del fin de un ciclo, e incluye también los gestos más irritantes para los sectores que se dicen progresistas del kirchnerismo, como sus visitas al stand de Clarín o al programa de Tinelli.
Si desde algunos sectores del kirchnerismo, a pesar de todo, quieren ilusionarse aún con un próximo gobierno “en disputa”, en el que el “Chino” Zannini o diputados como Kicillof actúen de control o contrapeso a Scioli, cabe señalar que desde estos sectores ninguna voz se escuchó para cuestionar la represión del día de ayer. Muy por el contrario, ayer Zannini compartió un acto con Scioli en Mendoza, sin que nada de todo esto haya sido parte de sus discursos.
Más aún, Scioli usó esa tribuna para decir que se va a “encarar el cuarto capítulo del proyecto nacional y popular”, mientras los heridos se acumulaban en la Panamericana. Ambos comparten la estrategia que explicó el candidato presidencial la noche anterior en el canal TN del Grupo Clarín, cuando dijo que “voy a salir al mundo a buscar inversiones”. Para conseguirlas, hacen falta orden y gobernabilidad, lo cual significa para ellos poner a raya a los trabajadores para que no luchen, y así ofrecer mejores condiciones para la explotación capitalista de los inversores foráneos. Si es necesario, con la represión.
“Miren a este país que compra patrulleros, no para castigar o reprimir a sus ciudadanos, sino para darles seguridad”, había dicho Cristina Fernández pocos días atrás en Río Gallegos. Quienes apostaron durante años a la “batalla cultural” se preguntarán quizás a esta altura, al fin del ciclo kirchnerista, quién fue que ganó este combate. Si en plena campaña electoral atacan como en la 60, hay que prepararse para enfrentamientos mayores en el próximo período, para defender las conquistas de los trabajadores frente a los ataques y pelear por todos nuestros reclamos.
Por su parte, desde la oposición de los partidos tradicionales, Mauricio Macri afirmó ayer, sin hacer mención alguna a la represión en Panamericana que es de agrado de su electorado, y ocultando sus verdaderos planes económicos, que “la gente no aguanta más ajustes”, como parte de su giro discursivo tras el ajustado triunfo del PRO en la CABA. Sin embargo, Scioli, Macri y Massa son todos “hijos políticos de Menem”, y el pueblo trabajador no puede esperar de ellos más que planes de ajuste. Hay que prepararse para enfrentarlos.

La izquierda apoyó a los trabajadores y repudió la represión

El diputado nacional Nicolás Del Caño y la abogada Myriam Bregman, fórmula presidencial de la Lista 1A – Renovar y Fortalecer el Frente de Izquierda, y el precandidato a la gobernación bonaerense por la misma lista, Christian Castillo, se solidarizaron con los trabajadores de la Línea 60, en lucha contra los injustos despidos de la empresa MONSA (DOTA) y anunciaron un nuevo aporte de 30.000 pesos desde sus bancas para el fondo de lucha. Desde autopista Panamericana y 197, donde estuvieron presentes, salieron a repudiar la represión de la Gendarmería Nacional y exigieron la inmediata libertad de todos los detenidos.
También estuvieron presentes junto a los trabajadores referentes como Luis Zamora, Claudio Dellecarbonara, el “Pollo” Sobrero y organizaciones como el PTS, el PO, el PSTU, entre otras, junto a destacados activistas de la Zona Norte del Gran Buenos Aires de empresas como Kraft, la ex Donnelley, Lear, SUTEBA-Tigre y otras.
Desde Panamericana, Nicolás Del Caño señaló que “nuevamente, como en Lear el año pasado, la Gendarmería es una fuerza de choque para defender a patronales vaciadoras y garantizar los despidos en la 60. Sergio Berni y el gobierno nacional son muy valientes contra trabajadores que reclaman por sus salarios, condiciones y puestos de trabajo, pero absolutamente complacientes con los empresarios del transporte a quiénes premian con millones de pesos en subsidios y prometen mayores ganancias en un gobierno de Scioli.”
Por su parte, Christian Castillo, afirmó que “las dos brutales represiones que sufrieron los trabajadores de la Línea 60, con balas de goma, gases lacrimógenos y camiones hidrantes, son una muestra de cuál va a ser la política de Scioli si llega a ser el próximo presidente".

Fernando Scolnik
@FernandoScolnik

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