miércoles, 2 de agosto de 2017
El paraíso laboral de Mercedes Benz
Joachim Maier, presidente de ADEFA y la automotriz alemana, reveló su plan flexibilizador
En un reportaje imperdible el presidente de Adefa (Asociación de Fabricantes Automotores) y de Mercedes Benz ha hecho público el programa de las patronales (no solo automotrices) para la actual etapa. Sin anestesia, caracterizó que “el gobierno no ha implementado ninguna reforma estructural para mejorar la competitividad de la Argentina” y advirtió que “la industria automotriz…está jugando en este momento la sustentabilidad a largo plazo” (La Nación, 30/7). El reportaje sigue a la presentación de Adefa al gobierno del estudio de competitividad de la industria, cuya clave es la comparación con Brasil y México. Según el informe, el costo de producción de una unidad en Argentina es un 25% más caro que en Brasil y un 65% más caro que en México y el centro de la diferencia estaría en la mano de obra directa y en los impuestos, en ese orden.
Como respuesta a este virtual ultimátum, las terminales pretenden un “estatuto de estabilidad” de por lo menos diez años, con una reducción de la carga tributaria de unos seis puntos sobre el costo de producción, un aumento del reintegro a la exportación del 6 al 12 por ciento y una reforma laboral en el ámbito en que, con la complicidad de la burocracia del Smata, las patronales han avanzado más que ninguna otra en la última década.
Como en Brasil o peor
El diagnóstico del que parte el titular de Adefa es que “la mano de obra en Argentina está muy protegida” y que la clave es provocar un vuelco en el rendimiento por hombre y por hora. Se apresura a plantear que “hemos excluido el tema salario” para desenvolver un preciso programa de exigencias de cambios en el régimen del trabajo que significan un arrasamiento de conquistas laborales y se corresponden con lo que los funcionarios y los epígonos del gobierno están planteando en este mismo momento.
Lo que encabeza el “pliego de reclamos” es la polifuncionalidad, “no que a un trabajador se lo pueda usar para esto y no para otra cosa” – ilustra el capo automotriz-, para evitar el aumento artificial de la mano de obra, “o sea la ineficiencia”.
Plantea la necesidad de flexibilización en la contratación de personal temporario y/o eventual. Tanto el trabajo eventual (empleo por circunstancias extraordinarias, como la cobertura de un trabajador con licencia por enfermedad) como el temporario (turismo, cosechas) deben tener un límite, que la justicia tiende a considerar de seis meses dentro de un mismo año. Ambas modalidades son cubiertas hoy vía tercerización, y no respetando el convenio de la rama, lo que ya de por sí establece una divisoria de aguas entre los trabajadores. Pero el “capo” de Adefa está pidiendo otro régimen, que le permita el uso de la mano de obra sin límite y sin pago de la indemnización.
El reclamo incluye “llevar el ausentismo a nivel internacional” – en México es del 1 al 2%, aquí supera el 10, dice el patrón de Mercedes, sin mostrar estadísticas. Casi como un eco, un reputado alcahuete del gobierno propone “limitar la cantidad de días pagos por enfermedad” y superado el promedio, una licencia sin goce de haberes (Clarín, 30/7).
El titular de Adefa innova en un punto: “está el tema de la antigüedad, que deberíamos discutir. Sólo por eso aumentamos el costo laboral el 1% por año. Tenemos un trabajador 30 años en la empresa y te cuesta 40% más que uno nuevo por la antigüedad….no es justo, gana más porque calentó más tiempo la silla”. ¡Pero la antigüedad está ligada a la especialización del trabajador y las categorías que se corresponden con esa especialización! El hombre quiere arrasar con todo este régimen laboral y volver al salario al destajo.
La desvalorización de la fuerza de trabajo
Hace más de una década, en el convenio Smata-Toyota del año '96, la burocracia aceptó la existencia de dos niveles de trabajadores, los operarios polivalentes y los líderes de célula, cuya función en ambos casos, era operar en cualquier tarea. Cierto que la burocracia “vendía” esta entrega con el pretexto de que era la condición para que se radicase una planta en el país. Ahora, Adefa lo pretende como premisa universal.
La polivalencia lleva de por sí, como puede imaginarse, a la destrucción de las categorías tradicionales.
El capitalista presenta la multifunción como un progreso en la calificación del trabajador, que de este modo estaría en condiciones de dominar el proceso del trabajo y hasta internarse en la investigación. Falso. El crecimiento en complejidad de las máquinas y los sistemas va paralelo a la simplificación de los conocimientos necesarios para operarlas. Se plantea, así, un proceso de descalificación, que evalúa al trabajador en función de una destreza específica, cada vez más unilateral, limitada y reiterada y en la que cuenta, por sobre todo, la rapidez. Tiende a desaparecer el propio concepto de calificación, como puede verse en los tiempos de entrenamientos cada vez más cortos y el sometimiento cada vez más del salario a los premios de productividad, calidad y presentismo, que miden la extensión de la jornada y la intensificación física del esfuerzo del trabajador (es decir la obtención de plusvalía absoluta). La multifunción, la destrucción de categorías, la rebaja o eliminación de la indemnización por despido entrañan la rebaja del “costo laboral”, que es el contenido básico de la política que sustentan el gobierno y la oposición patronal (¿O acaso alguien ha escuchado pronunciarse a CFK, Massa, Stolbizer o Randazzo contra la reforma laboral brasileña?).
Ni una sola de las modificaciones planteadas por el patrón de Adefa y Mercedes Benz es el fruto de la “modernización” capitalista. Es falso de toda falsedad que la tecnología traiga consigo la flexibilización laboral.
La salida es la unión, no la “competencia” entre obreros
Va de suyo que estamos frente a un ataque estratégico y continental a la clase obrera, que es el intento más serio de trasladar la bancarrota capitalista a los trabajadores de América Latina. Se trata de invertir la fórmula: en lugar de “competir” con los obreros de México y Brasil, organizar una genuina alianza en función de quebrar la reforma laboral. La magnitud de los cambios planteados por Adefa desnuda la batalla que está planteada y la política de derrota de la burocracia sindical, cuyo encuentro de secretarios generales ha planteado nada menos que “volver al diálogo”. Acaba de firmarse un nuevo convenio de productividad para el trabajo agrario –que suma el trabajo nocturno en las avícolas en uno de los antros de explotación de este país– lo que se hace con la complicidad de la burocracia. Pero lo que se viene es mucho más brutal que una “adenda” a un convenio, como Vaca Muerta, lo que pretende la burguesía es un antes y un después en las relaciones sociales en la Argentina. Fuera la reforma laboral en Argentina, Brasil y México (cuya clase obrera está amenazada en función de los acuerdos con Estados Unidos), fuera los convenios de productividad firmados. Llevar a la victoria cada lucha e impulsar la batalla de conjunto para impedir que la clase obrera se convierta en la variable de ajuste de la crisis capitalista.
Christian Rath
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