La denuncia de la corrupción kirchnerista y la amenaza de la “vuelta al pasado”, como recursos para disimular el ajuste, la caída del salario y la crisis social, tuvieron en la Capital su mayor expresión. Allí, la candidata oficial Lilita Carrió obtuvo casi el 50% de los votos. ¿Vendaval derechista? En verdad, Carrió cultivó a fondo su condición de “oficialista-opositora”, es decir, de denunciante supuestamente objetiva. A contrapelo de ello, la “acusadora” se cuidó muy bien de rozar al macrismo: por el contrario, defendió al espía Arribas en las revelaciones sobre sus cuentas off shore, y nunca se la escuchó hablar de los Panamá Papers. Mucho menos fue percibida su defensa del fallo de la Corte a favor del 2x1 a los genocidas, aún cuando después el macrismo -bajo la presión popular- promovió derogar en el Congreso.
La victoria de Carrió dejó pedaleando en el aire al socio vergonzante del macrismo, Martín Lousteau. Este, para encubrir su apoyo de fondo al ajuste oficial, decidió llevar adelante una campaña con críticas a la gestión municipal. Pero la versión porteña de la “avenida del medio” terminó peor aún que Massa. Por su parte, con sus tres listas, el frente entre el Pejota porteño y el kirchnerismo apenas superó el 20% y estuvo por debajo de presentaciones anteriores. La pretensión de sumar votos “por izquierda”, con la incorporación de Itaí Hagman, no movió el amperímetro, y dejó a estos “izquierdistas” afuera de la lista. Era un desenlace previsible, incluso para los propios herederos de la Mella. Pero es posible que éstos utilizaran a la interna como la excusa necesaria para apoyar sin remilgos a la lista del mentor educativo de Menem y Grosso. Con un despliegue mediático y publicitario enorme, la lista de Massa en el distrito se ubicó dos décimas arriba del FIT, en el cuarto lugar.
Nuestra votación y lo que viene
La votación del Frente de Izquierda alcanzó el 3,8%, un porcentual algo inferior al que alcanzamos para diputados en las Paso anteriores. En nuestra percepción política, tenemos claro que esta votación se concentró fuertemente en los lugares de trabajo con organización sindical combativa, en las universidades y en los colegios secundarios, donde realizamos en las semanas previas una intensa campaña contra la reforma educativa reaccionaria que pretende Rodríguez Larreta. Aunque estuvimos en una relativa paridad con la lista de Luis Zamora, es difícil encontrar votos por éste en los lugares donde se procesa una experiencia de lucha y organización. Se trata, entonces, de un voto de personas aisladas, a favor de quien ha hecho del rechazo a una construcción colectiva de los trabajadores su único principio. Desde el punto de vista territorial, nuestra votación tuvo sus puntos más altos en las barriadas del centro sur de la Ciudad, como Boedo, Almagro y Balvanera. En relación a otras elecciones, tuvimos una votación superior en Soldati y Lugano, y caímos relativamente en Palermo y toda la zona norte.
La votación que alcanzamos asegura el ingreso de Myriam Bregman a la Legislatura. Deberíamos subir un punto y medio para alcanzar el de Gabriel Solano, y unos dos puntos y medio para llegar al Congreso desde la Capital. Aunque es un salto importante, ninguno de quienes nos aventajan -con excepción de Carrió- ha quedado en condiciones políticas de realizar una campaña vigorosa. Es necesario dirigirnos a todo el electorado, y confrontar las principales cuestiones de la agenda laboral y democrática con la política de los candidatos, sin excluir a Carrió. La ciudad del “Argentinazo”, de las enormes luchas educativas, de las movilizaciones gigantescas por el Ni una Menos y el 2x1 debe ser interpelada con una campaña de planteos políticos vigorosos, que hagan ver al electorado el mérito de conquistar una banca del Frente de Izquierda para el pueblo de la Capital.
Marcelo Ramal
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