sábado, 26 de agosto de 2017

El Encuentro Memoria Verdad Justicia llevó su solidaridad a la comunidad mapuche Cushamen



Una delegación recorrió el lugar donde fue visto Santiago Maldonado por última vez antes de ser desaparecido.

“Desde acá empiezan las tierras de los Benetton, a los lados de la ruta”, dice el werken Fernando Jones Huala a los miembros que forman parte de la delegación del Encuentro Memoria Verdad y Justicia y señala, desde adentro del auto con sus manos, magnitudes inabarcables a la vista de tierras que atraviesan valles y, más allá, montañas. Los autos enfilan a la comunidad Pu Lof (que en realidad quiere decir “las comunidades”) en Cushamen, unas tierras recuperadas a los Benetton y donde viven en la actualidad alrededor de cuarenta familias según las normas históricas de los mapuche. La filial argentina de Benetton –llamada Compañía de Tierras Sud Argentino, que heredó los campos de la Argentinian Southern Land Company, de capitales ingleses y a partir de 1982 pasaron de manos hasta que en 1992, cuando Carlos Menem se la vendió a los empresarios italianos por 50 millones de dólares– cuenta con 15.800 hectáreas en la provincia de Buenos Aires; 50.000 en Río Negro, en la estancia Pilcañeu; en Chubut tiene dos estancias: Leleque, de 180.000 hectáreas y El Maitén, de 120.000; en San Cruz, Coronel, de 300.000 hectáreas y El Cóndor, de 250.000 hectáreas. Alrededor de un millón de hectáreas que convierten al grupo empresario italiano en uno de los mayores terratenientes del país, sino el mayor latifundista.
“En total exportan un millón de kilos de lana por año", dice el werken Jonas Huala, hermano menor del preso político Facundo Jones Huala, que espera en el penal 14 de Esquel que la justicia, en un proceso plagado de irregularidades, decida si es extraditado a Chile o no.
"El gobierno les paga por mantener millones de pinos que plantaron, pero cualquier persona que sabe de plantas sabe que no sirven para nada esos pinos, ni para leña, que son como esponjas que absorben todo el agua subterránea perjudicando los cultivos locales y que sólo quieren preparar el terreno para poner una planta de papel, porque lo único que sirve de esos pinos es la celulosa”.
Según un estudio de Federico Soria los Benetton poseen 280.000 ovejas, que producen 1.300.000 kilos de lana por año, 16.000 vacas, 8.500 hectáreas plantadas con soja, 24.600 hectáreas de pino ponderosa, 4.600 hectáreas de pino murrayana y oregon, 1.100 hectáreas de forraje con riego por aspersión. “Acá también establecieron una compañía, la Minsud, que plantea un proyecto minero en estas tierras", continúa Fernando. "En San Juan ya tienen un proyecto minero con todo aprobado para empezar a funcionar”. El werken señala: “Ahí está el casco de la estancia de los Benetton” y se ve una gran construcción a lo lejos, protegida por una fila de álamos.
-¿Cuánta gente vive allí?
-El mayordomo, que se llama Ronald MacDonald, y tres o cuatro personas más.
-¿Como el payaso de McDonald’s se llama el mayordomo?
-Sí.
Fernando señala a la izquierda de la ruta. “Esa es la comisaría de los Benetton. Antes había una estación de servicio, pero hace diez años la compraron y la acondicionaron para instalar una seccional de la policía de Chubut. Está en medio de la nada y sólo les obedecen a los Benetton. Son su policía. Son los que nos hostigan todo el tiempo, junto a otras fuerzas. Hasta el logo de la compañía se ve en la fachada de la comisaría”, ríe. Y se ve un círculo con una S dentro. El logo de los Benetton en la Argentina. Nada de colores unidos: sólo un círculo negro y una S negra dentro.
Pronto se ve la entrada al Pu Lof. “Estacionen a los costados, estos días van a venir varios mapuche de diversas comunidades entonces les vamos a abrir la tranquera a varios autos”, indica el werken. A pocos metros de allí se vio por última vez con vida a Santiago Maldonado, antes de que fuera desaparecido por la Gendarmería en la represión a un corte de ruta informativo en el que repartían panfletos demandando la libertad de Facundo Jones Huala, su lonko, es decir, su líder.
Luego, un joven con capucha se acerca y saluda, deja pasar a la delegación. “Las capuchas -había explicado antes Fernando- son para protegernos del hostigamiento. Los que ya estamos fichados no las usamos. Pero para que al salir de la comunidad no nos persigan ni hostiguen, tenemos que usarlas cuando no estamos entre nosotros”. Una medida de seguridad.
Indica el camino hacia una casilla de madera. Un gallo canta delante, un fuego se prepara dentro, hay pavas para el mate. Hay varias mujeres, sin capucha -”ellas ya están fichadas, tienen todas causas”-, piden que se arme una ronda y que, según el protocolo mapuche, cada uno se presente, de derecha a izquierda. Entonces los miembros del Encuentro Memoria Verdad Justicia se van presentando uno a uno: el diputado por Salta del Frente de Izquierda, Pablo López, cuenta que en su provincia el problema de los pueblos originarios se siente con todo el peso del Estado que reprime; la ex detenida desaparecida María Laura Bretal se presenta como sobreviviente del Centro Clandestino de La Cacha; la abogada de APEL, Liliana Alaniz, señala que se presentaron como querellantes en la causa que investiga la desaparición de Santiago; la secretaria general del sindicato docente de la UBA, Ileana Celotto, manifiesta su solidaridad y todos se ponen al servicio de la lucha de la comunidad mapuche.
Luego los jóvenes hombres y mujeres mapuche se presentan en “la lengua”, luego hablan en español, agradecen las presencias. “Es lamentable, igual, que nos veamos en estas circunstancias. Nos tenemos que ver en todos los momentos, no sólo cuando pasan como esta desaparición de Santiago Maldonado. Tenemos que estar preparados para estos acontecimientos represivos, para que no sucedan”, dice una de las lamien, que es el nombre que usan cercano a “compañeros”.
“Hay un operativo mediático tremendo, y les pedimos que nos ayuden a combatir las infamias que dicen sobre nosotros, todas las noticias que se publican falsas para desviar la atención de que la represión y la violencia provinieron del Estado”, dice otro. “No queremos que vengan, visiten, se vayan y después regresen otra vez cuando tengamos otra vez algo que lamentar, tenemos que establecer algo permanente”, dice otra. En el auto, ante una propuesta del candidato a diputado del Frente de Izquierda por Córdoba, Jorge Navarro, el werken Fernando Jones Huala había dicho: “Necesitamos y estamos en disposición a una coordinación”.
Luego contaron cómo Santiago había estado ahí no por casualidad, no porque pasaba por el lugar, sino que había acudido a ponerse al servicio de la comunidad luego de que en un incidente represivo se hubiera detenido a 9 mapuche que protestaban por la libertad de su lonko Facundo. Y cómo la represión fue planificada con anterioridad, con la presencia de Pablo Nocetti, jefe de gabinete del Ministerio de Seguridad nacional; la presencia anterior de Eugenio Burzaco, secretario de seguridad de ese mismo ministerio; las declaraciones de que no habría contemplaciones con los cortes de los mapuche del ministro de gobierno chubutense Pablo Durán y el gobernador Mario Das Neves, y el aparato comunicacional que había preparado el terreno con denuncias falsas y hasta la participación de Lanata en informes previos tendientes a crear un clima propicio a la represión. “Tenemos que romper ese cerco mediático”, dice otro de los mapuche, “que no piensen que somos terroristas como quiere hacer creer el gobierno”. Plantean que su actividad es anticapitalista porque su filosofía de vida plantea la oposición a proyectos capitalistas en su territorio que podrían afectar la salubridad de sus tierras, como proyectos papeleros, megamineros.
Los visitantes señalan que las campañas por la aparición con vida de Santiago Maldonado debían estar unidas a la de la libertad de Facundo Jones Huala, que también debía ser una campaña internacional, y que se debía impulsar en todo el país de manera conjunta la movilización del 1 de septiembre por el joven desaparecido.
El día del encuentro la justicia había cambiado la carátula para establecer que la principal hipótesis investigada por la justicia es la desaparición forzada de Maldonado por parte de la Gendarmería. Luego la fría temperatura bajó todavía más, la escarcha caía, había miembros de la delegación que debían partir a sus provincias. Se habían estrechado lazos con una comunidad y su lucha. De a poco iban llegando mapuche de diversas comunidades y eran bienvenidos con alegría y un beso en cada mejilla por los integrantes del Pu Lof. De ese modo también se despidió a la delegación del EMVJ.
Al partir de la comunidad, el viento helado de la montaña hacía flamear a la bandera negra que, en letras blancas, reclama: “Macri Bullrich Noceti, DEVUELVAN A SANTIAGO”.

Diego Rojas

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