domingo, 27 de agosto de 2017
Patricia Bullrich y la despreciable puesta en escena junto a Mirtha Legrand
En el programa de Mirtha Legrand, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich Luro Pueyrredon, victimizó al Gobierno de Cambiemos y a la Gendarmeria por la desaparición de Santiago Maldonado volviendo a sembrar un manto de sospechas sobre los denunciantes.
La exfuncionaria de Carlos Menem y Fernando De la Rúa aseguró: "Es angustiante para nosotros que nos digan que somos como Videla". Lo dijo sin sonrojarse y rodeada por José Luis Espert, que exige a viva voz un plan económico como el de Martinez de Hoz, Julio Barbaro, que fue parte de Guardia de Hierro caracterizada por su complicidad con el gobierno de Isabel Perón, la Triple A y con el almirante Massera, María Laura Santillan, cara del noticiero del Trece parte de un grupo económico cómplice beneficiario de la dictadura militar y la autoproclamada "diva" de los almuerzos de la televisión argentina, símbolo del colaboracionismo televisivo con la dictadura genocida.
"Hoy esta Gendarmería no es la Gendarmería, ni la Policía ni el Ejército, de 1976. Ni tampoco nosotros somos los de 1976. Por eso, también, si no somos los de 1976, no resolvamos esto con violencia", sostuvo la ministra del gobierno cuyos funcionarios impulsan el negacionismo del genocidio como discurso de Estado y que alentó el 2x1 para los responsables de los crímenes de lesa humanidad.
Bullrich Luro Pueyrredon, que supo militar en las filas de Montoneros alineada con Rodolfo Galimberti, se escudo en la teoría de los dos demonios para defender solapadamente a los genocidas al afirmar que “ni los demonios eran tan demonios, ni los ángeles, tan ángeles”.
La descendiente del hombre que hizo fortuna rematando las tierras usurpadas a los pueblos originarios durante la Conquista del Desierto, dejo latente la idea de que todo parte de una campaña orquestada para destruir a las fuerzas represivas de la democracia.
La señora de estirpe oligárquica oculta que la Gendarmeria actuó por orden del Poder Ejecutivo según declaró a la prensa el 2 de agosto, el comandante mayor Diego Conrado Héctor Balari a cargo del operativo en el Lof Cushamen, asegurando que "recibí la orden de la superioridad institucional de hacerme cargo y coordinar las acciones del operativo en base a los hechos y a orientaciones y órdenes precisas emanadas del Ministerio de Seguridad y de las autoridades judiciales con jurisdicción en la zona, el juzgado federal de Esquel, organizamos a la gente y procedimos”.
Oculta también que el ingreso de los gendarmes al Lof Cushamen viola los derechos constitucionales del pueblo mapuche.
La ministra, con pose de angustia impostada, sostuvo ante la autoproclamada diva que no contaron con la colaboración de la familia, ni de los organismos de derechos humanos y apelo a la figura gastada de la "unidad nacional". "Con una situación que nos gustaría que fuese distinta, que no hayan bandos, que estemos todos juntos: el Gobierno, los organismos de derechos humanos, absolutamente todos", agregó.
Hipocritamente, oculta que la "unidad nacional" que pregona es sinonimo de encubrimiento en defensa del Estado responsable de la desaparición de Santiago Maldonado. En el mismo sentido puso en duda la caratula de "desaparición forzada" porque “desaparición forzada, es que el Estado haga desaparecer a alguien adrede. No hubo intento de hacer desaparecer a nadie”, ignorando que todas las pruebas y los testigos apuntan directamente contra la Gendarmeria, es decir una fuerza armada del Estado. "Hay 5.000 personas que están desaparecidas y también es importante que las podamos encontrar", dijo Bullrich, minimizando la importancia del caso Maldonado.
La noche de Mirtha Legrand sirvió para que la funcionaria de Cambiemos y la cohorte de alcahuetes que la acompañaban, profundizaran en los argumentos que ya se venían esgrimiendo entre operetas de los servicios de inteligencia y el blindaje mediático que le brindan los partidarios del genocidio y defensores de los terratenientes del diario La Nación y el grupo de la recientemente fallecida apropiadora de bebes Ernestina Herrera de Noble.
La desaparición de Santiago Maldonado, el cambio de la caratula a "desaparición forzada" impuesto por la enorme movilización y presión internacional, ha puesto al gobierno de Cambiemos a las puertas de una crisis política. ¿Donde está Santiago Maldonado? Aparición con vida ya, es una demanda de millones frente al Estado que ha descolocado al macrismo quien utiliza a su ejercito de trolls y los medios de comunicación para defenderse de las criticas con argumentos despreciables copiados de los sentidos comunes de los defensores de la dictadura genocida.
La defensa de los desaparecedores de la Gendarmeria responde no solo al ocultamiento de la verdad, sino al intento de preservar una fuerza represiva que actúa contra el conflicto social y la defensa de los intereses del latifundismo. Por despreciable que parezcan los argumentos esgrimidos por escribas serviciales como Jorge Lanata acusando a los mapuches de infundir el terror en la Patagonia, responden a la necesidad de crear un falso enemigo del interés nacional en el pueblo mapuche y no por la grosera violación de las leyes argentinas y la entrega descarada de sus tierras y ríos al capital extranjero que representan Benneton o el amigo del presidente Mauricio Macri, Joe Lewis.
Un argumento similar al que usaban los Braun Menendez, antepasados del jefe de gabinete Marcos Peña, para mandar a fusilar a los obreros anarquistas que protagonizaban las huelgas de los peones rurales en la década del ’20 del siglo anterior.
Ciertamente el gobierno de Cambiemos no es la dictadura militar sino un gobierno constitucional, la envoltura democrática de la dictadura del capital según la precisa afirmación del gran revolucionario ruso Vladimir Lenin, de CEO y oligarcas que fueron beneficiarios del genocidio, que le dan el tono patricio y distinguido a la tilingueria de los globos amarillos.
Un Gobierno donde los Braun Menendez, los Blanco Villegas, los Bullrich Luro Pueyrredon, los Bullrich Ocampo Alvear, los de Anchorena, los Martinez de Hoz (h), los Aranguren y otros parásitos de la oligarquía argentina que integran sus filas bregan por una democracia de las vacas y los banqueros, como advertía en el siglo XIX Domingo Faustino Sarmiento.
Facundo Aguirre
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