sábado, 19 de agosto de 2017

El ocaso del peronismo

La fecha -13- fue funesta para las diversas tendencias que se enfrentan en el peronismo. En escala nacional, el gobierno neoliberal de Mauricio Macri salió vencedor de las elecciones primarias, simultáneas y obligatorias preparatorias de las elecciones legislativas de octubre próximo. El Frente para la Victoria (nombre del bloque justicialista-peronista), si se repiten estos resultados en octubre, perdería su actual mayoría en las Cámaras. El apoyo que le dio, con su voto en las Cámaras, a las peores leyes macristas resultó suicida, ya que los electores prefirieron apoyar al original y no a la mala fotocopia justicialista. La lista del ex primer ministro de Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa, a medio camino de Macri, también fracasó. Igualmente perdieron los “socialistas” de derecha, derrotados en la provincia de Santa Fe que gobernaban, la cual podría ser ganada por el macrismo o por el justicialismo, que están empatados. Macri ganó en todas las provincias principales (Córdoba, Mendoza, San Luis, Santa Cruz, La Pampa) hasta ahora gobernadas por el peronismo, que conserva (¿hasta octubre?) la mayoría en las menos pobladas e industrializadas, dependientes de los subsidios del gobierno central macrista.
Fracasó sobre todo el intento de Cristina Fernández (CFK) de conquistar una fuerte mayoría en la provincia de Buenos Aires, que tiene casi el 40 por ciento de los votantes del país. Pues, incluso en el caso de que mediante el fraude le hayan robado el cargo de senadora a CFK, por unos ocho mil votos, lo cual es probable, ella apenas superó el 34 por ciento previsto y no obtuvo más votos que los logrados en 2015 por su odiado ex primer ministro Aníbal Fernández. Además, el 27-28 por ciento que se le atribuía al candidato macrista, subió hasta el 34 en paridad con la ex presidente.
El Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) ganó casi un 30 por ciento de votos, consiguió casi un millón de sufragios y ahora está en casi todas las provincias, pero su actividad casi exclusivamente electoral no le ha conquistado una fuerza real y sus votos, en buena medida, son más de repudio al macrismo y de rechazo del peronismo por derechista que mandatos de lucha.
Aunque Macri sale reforzado de estas elecciones queda en pie que seis de cada diez electores son opositores desde varias posiciones de derecha, de centroderecha o de izquierda. La abstención récord de casi el 30 por ciento indica que un creciente número de votantes rechaza a todos los partidos, sin excepción. Tanto los grandes diarios capitalistas como el kirchnerismo y el FIT, cegados por el cretinismo parlamentario, ni mencionan las abstenciones ni las tienen en cuenta. Pero esas abstenciones son las de trabajadores activos o jubilados, o sea de gente que puede participar en movilizaciones y luchas en los meses próximos.
En octubre los resultados del 13 probablemente se modificarán un poco porque algunos de los abstenidos, asustados por el peligro de una afirmación del macrismo y de la austeridad, podrían votar por “el mal menor”. Esa polarización reduciría el progreso electoral del FIT, impidiéndole sumar nuevos diputados, y enmascararía el ocaso del peronismo, dividido y en minoría.

Guillermo Almeyra

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