jueves, 3 de marzo de 2016

Desiré Cano, figura de La Cámpora y gerente de “despidos masivos” en CN23



Amiga de Máximo Kirchner y mano derecha de Cristóbal López, la joven está a la cabeza del despido masivo del personal del canal de noticias. Corta pero intensa carrera al servicio del capital.

“A Desiré la conocemos poco. Ella nos despidió pero no fue a dar la cara. Nunca nos dijo nada a nosotros, pero sí habló por atrás con compañeros que no fueron despedidos, a quienes les dijo su frase de cabecera: ‘En C5N lo hacemos mejor y con menos gente’. Dijo que había puestos que directamente eran inservibles”.
El trabajador de CN23, uno de los 136 despedidos del canal de noticias, habla con bronca pero con convicción. Con bronca, por estar enfrentándose con el doble discurso de quienes durante años hablaron de un “proyecto nacional y popular”. Y con convicción, porque sabe que no queda otra que desenmascarar ese doble discurso.
Por razones obvias, este diario preserva la identidad de quien relata su corta pero intensa experiencia con una referente de La Cámpora y a la vez servidora patronal. Pero aunque sea anónimo, el testimonio no difiere del que puede dar cualquiera de los otros 135 despedidos. “Cada vez que nosotros le hablamos a Desiré, pidiéndole explicaciones de por qué nos habían despedido, nos contestó con soberbia, poniendo cara de sobradora, como si la situación realmente no le importara y hasta con cara de yo no fui”, afirma.
Pero ella sí fue. En CN23 todos saben que “fue ella la que ejecutó los despidos junto a Patricio Malagrino (otro despedidor serial) y Exequiel Rodríguez Gayoso, alias ‘Chucky’, que es quien seguramente armó la lista de despedidos”. Este último hace muchos años que está en la empresa (no como la flamante Desiré) y por eso para los trabajadores en “Chucky” recayó la tarea de seleccionar a quiénes echar.
“Él fue una especie de coordinador o gerente durante los seis años del canal. Un tipo muy maltratador que incluso ha tenido denuncias en el Ministerio de Trabajo por violencia laboral. Él se cagaba en la gente, nos trataba muy mal. La mayoría de los compañeros estábamos muy enojados con él por todo el maltrato cotidiano, gritando todo el día a los trabajadores. Incluso echó a la gente que era su mano derecha en el canal, hasta amigos personales de él, les dijo en la cara que no podían entrar más al canal”, relata el entrevistado.
Y agrega un dato para nada menor, que refleja el odio provocado por los súbditos de Cristóbal López: “Este tipo el lunes se tuvo que ir del estudio del canal, escondido, porque tenía todo el mundo ganas de matarlo”.

Una corta carrera al servicio del capital

Desiré tiene 32 años y es hija del conocido periodista de Bahía Blanca Luis Alberto Cano. Hace siete años trabajó junto a su padre como corresponsal en el programa Frente a Cano, de Radio Universal de esa ciudad del sur bonaerense. Más tarde produjo y condujo el programa Infortambo en Canal Rural cuando éste pertenecía al Grupo Clarín.
Su vida profesional cambió cuando entre octubre y diciembre de 2010 consiguió dos “carguitos” más que jugosos, producto de su denodada militancia: el Congreso Nacional la nombraron jefa de prensa del bloque de diputados del Frente para la Victoria (sellando allí gran relación con Agustín Rossi) y poco después Julián Domínguez, entonces ministro de Agricultura, la nombró responsable de Prensa de esa cartera.
Sin embargo, el “salto a la fama” vino a mediados de 2015 cuando Máximo Kirchner le pidió a Cristóbal López, el magnate del juego, el petróleo y los medios, que la designe Gerente General de Producciones Periodísticas del Grupo Indalo. Decidida a hacer todos los méritos posibles, Desiré emprendió una tarea a la que no pocos denominaron de “comisaria política”, trasladando los valores y criterios “periodísticos” de La Cámpora a las programaciones de C5N, Radio Diez, La Mega, Pop, Vale y, desde hace algunas semanas, CN23, El Argentino y Vorterix, los medios que López le compró a los empresarios vaciadores Sergio Szpolski y Matías Garfunkel.
No es novedad que en el peronismo la “lealtad” y la “familia” son conceptos casi obligados. Por eso Desiré y su novio Hernán Reibel Maier, que según trascendió se van a casar esta misma semana, forman una dupla casi perfecta a la hora de pensar los negocios y la política.
El muchacho es gran amigo de Máximo y, como Desiré, es un apasionado militante de La Cámpora. Tanto que, a principios de 2014, se convirtió nada menos que en subsecretario de Comunicación Pública, pasando a manejar entre otras cosas la multimillonaria pauta oficial con la que el gobierno de Cristina sostuvo y hasta permitió sobrevivir a varios medios de comunicación, los de Cristóbal López entre ellos.
Con Cano en lo periodístico y Reibel en lo económico, López pareció encontrar en la familia camporista un apoyo incondicional. Quizás por eso cuando acudió en auxilio del también kirchnerista Szpolski, el magnate no dudó en proponerle a la joven gerente que se encargara de manejar la cosa en CN23. Eso sí, “la cosa” no era sólo ordenar títulos o modificar notas al aire.
“En C5N lo hacemos mejor y con menos gente”, anda diciendo Desiré por los pasillo del canal ubicado en Palermo. Y tanta impunidad cree tener que esa frase la repite ante parte del personal que sobrevivió a la “limpieza” encarada desde la gerencia. Una provocación que indigna y no descarta alguna reacción justificada.
Desiré tiene muchas ganas de hablar, parece. Pero no con todo el mundo. En los últimos días cambió el número de teléfono que hasta no hace mucho repartía sin pudor a cuanto periodista o jefe de prensa se cruzaba. ¿Sabía que no faltaba mucho para que su teléfono empezara a sonar con intensidad y no precisamente para desearle felicidades?

Daniel Satur
@saturnetroc

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