jueves, 3 de marzo de 2016

A un año del nuevo mandato de Tabaré Vázquez



Este martes 1 º de marzo se cumplió el primer año del tercer mandato presidencial del Frente Amplio, con una fuerte caída de su popularidad del 70 al 28%. Problemas económicos y políticos que enfrenta el gobierno. Oposición por derecha, y las vías para la construcción de una oposición por izquierda.

Desaceleración económica y ajuste

La situación económica es uno de los factores que tiene más preocupado al gobierno en la actualidad. La desaceleración económica ya es palpable en todos los niveles. Tanto sea en los índices exportadores, como en la actividad industrial acumulada del último año, así como los números inflacionarios y el fortalecimiento internacional del dólar. A su vez, el déficit fiscal sigue trepando (ahora a 3,68% del PBI), lo que intenta ser mitigado con el ajuste fiscal que significa el presupuesto votado el año pasado y el “tarifazo” en los servicios públicos. Así, el gobierno busca utilizar las empresas públicas como entes recaudadores, lo que significa una gran transferencia de la carga fiscal a los bolsillos de los trabajadores y los sectores populares.
En estas condiciones el equipo económico encabezado por Astori desde hace dos años viene en un claro cambio de rumbo en las políticas económicas. Llegó a su fin el ciclo de políticas de la época del “viento de cola” de las materias primas a nivel internacional que posibilitó tasas de crecimiento “chinas”, basadas en un mercado interno relativamente fuerte, con un Peso fuerte, y traccionando la economía a base de inversiones extranjeras y exportaciones de commodities. Este cambio ajustado a las condiciones regionales e internacionales en concreto significa devaluar el peso gradualmente para pasar a hacer eje en el sector exportador, tomando el salario como variable de ajuste. Con la canasta básica en $65.343 (Búsqueda 25/2/2016) ya se siente el malestar en la calle, y este año, el gobierno y las patronales se encargarán nuevamente de garantizar (junto a sus aliados sindicales) el techo salarial, que en algunos sectores será lisa y llanamente una rebaja del salario real.

Los agradecimientos de Hollande

Con este panorama, el gobierno insiste nuevamente en invitar a Obama a nuestro país después de pasar por la Argentina “macrista” el próximo 24 de marzo. Ante la posible negativa del presidente norteamericano, Tabaré Vázquez recibió su premio consuelo con la visita del representante del Estado guerrerista francés, “el compañero” François Hollande. Junto al premier francés viajaron una treintena de empresarios con el objetivo de “hacer buenos negocios” en diversas áreas. Esto como parte del agradecimiento al estado uruguayo por su rol condescendiente ante los bombardeos franceses en Siria, así como por el rol de Uruguay desde el Consejo de Seguridad de la ONU y su mantenimiento de tropas en África, donde el estado francés continúa expoliando a sus ex-colonias. Además, Hollande agradeció que Uruguay “haya confiado en Total” para la exploración petrolera. Todo un gran intercambio de favores.

ANCAP y la popularidad en picada

La crisis de ANCAP viene dominando la escena política nacional desde hace varios meses. Ya desde finales del año pasado con las diferencias internas en el FA en torno a la Comisión Investigadora y las condiciones de capitalización, quedó a las claras el juego al interior del bloque de gobernante. Una crisis que sumado al deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores y sectores populares genera un gran malestar generalizado que se expresa en la cada vez más pronunciada caída de la popularidad de la gestión Vázquez que ronda en el 28%.
Golpeado por los vaivenes económicos y la crisis de ANCAP, el gobierno busca cambiar su imagen y mostrarse a la ofensiva nuevamente. Uno de sus primeros pasos fue la designación de Marta Jara al frente de ANCAP, una ex directiva de la multinacional Shell.
Pero el escándalo desatado a partir del reconocimiento por parte del mismo Sendic de no haber terminado sus estudios universitarios, poco ayuda a este plan. Esta situación pone a la “pulcra” institucionalidad burguesa en el ojo de la tormenta, tornándose simplemente impresentable que Sendic continúe siendo Vicepresidente, pero poniendo una crisis institucional en puerta en caso de renunciar. Por ahora el gobierno ha decidido bajarle el perfil al tema y Sendic pasó de estar fuera del Consejo de Ministros (Brecha 26/2/2016) a dirigirlo.

La oposición por derecha

En la situación actual se van mostrando rasgos de la relación de fuerzas entre las clases, y a las distintas fuerzas sociales en acción. Por derecha se manifestó con los cortes de ruta y concentraciones por parte de sectores medios y altos del campo, quienes a raíz de la deuda venezolana a los exportadores de leche en polvo y el aumento de tarifas, descubrieron un método de lucha ya usado por las patronales del campo argentino. La expresión política de este fenómeno seguramente será canalizada por los partidos tradicionales hacia las elecciones de 2019.
La estrategia de la derecha política parece estar centrada en una “guerra de desgaste” contra el gobierno, apostando de hacer de cada problema para la administración Vázquez un hecho político capitalizable. Así ocurrió la semana pasada con la reunión de Larrañaga con toda la oposición (incluida la Unidad Popular), con el objetivo de “golpear juntos” con una denuncia en la justicia por irregularidades en ANCAP. Si bien no está mal denunciar todos los ilícitos que hubiere en el caso, la inclusión de la Unidad Popular como denunciante en el conjunto de la oposición solo es una hábil jugada de los partidos tradicionales para cerrar cualquier grieta que pudiera generarse al régimen. Así como en las elecciones del BPS, Unidad Popular renuncia nuevamente a conformarse como una seria alternativa política para los trabajadores y la juventud que tienda un puente con los miles de militantes frenteamplistas que hoy se ven desilusionados.

Clase trabajadora, paro general, y la alternativa por izquierda

En el juego de las fuerzas sociales aparece un actor clave: la clase trabajadora. Con lo dicho anteriormente acerca del deterioro de las condiciones de vida y las variables económicas, hay que decir que el gobierno desde épocas de Mujica ya mantenía una política de “techo salarial”. Esta política fue la causa en 2013 del conflicto docente que se reeditó con mayor furia y masividad en 2015. El año pasado fue de “guerra contra los trabajadores” por parte del gobierno, mayoritariamente del sector público. Este año entrarán en escena el 80% de los trabajadores privados, de los cuales el 70% es el sector más pauperizado. Desde hace más de un año los trabajadores de diversas ramas de la industria han sufrido despidos y cierres de fábricas, teniendo como ejemplos a Ecolat, Chery, o Fripur; conflictos que podrían haber sido bandera de lucha de toda la clase obrera de no ser por la inacción de la dirección mayoritaria del PIT-CNT.
En este marco irrumpe el paro general para el 6 de abril, una fecha que parece alejada para las urgencias de los trabajadores. De todos modos esta medida, lejos del folclorismo que le imprime la dirección, tiene que ser utilizada para poner sobre la mesa los reclamos genuinos de la clase trabajadora junto a la exigencia de un plan de lucha discutido y votado democráticamente desde las bases. Por la defensa de los puestos de trabajo, aumento general de salarios a nivel de media canasta básica familiar, contra el tarifazo y la carestía de la vida, que toda fábrica que cierre o despida sea puesta a producir bajo el control de sus trabajadores, y por una comisión investigadora independiente para ANCAP.
La pelea en la resistencia a las medidas de ajuste que tomará el gobierno de Vázquez y el empresariado está totalmente ligada a la pelea por el surgimiento de una izquierda con independencia de clase de los patrones y del estado. Una izquierda que basándose en un balance crítico de la experiencia frenteamplista y los gobiernos “progresistas” y nacionalistas de la región, forje una alternativa desde los sindicatos y el movimiento estudiantil. Para recuperar a las organizaciones de los trabajadores para la lucha y organización.

Damián Recoba

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