sábado, 5 de septiembre de 2015

Las falsas posturas que discriminaban a Gustavo Cerati

La historia de Gustavo Cerati con Soda Stereo y como solista atravesó una parte importante del Rock Nacional. Durante los años ochenta, noventa y entrado el nuevo milenio era muy conocido ese cantito “Luca no se murió, que se muera Cerati, la puta que lo parió”.

En aquellos años donde el público se transformaba más en el protagonista que las propias bandas del palo, término que se le atribuía a las bandas de rock que surgían de abajo y no transaban, pero que con el tiempo quedaría borrado porque muchas de ellas fueron cooptadas por el Estado. En esas décadas se futbolizaba el rock. Entraba en escena las bengalas, las banderas y los cánticos machistas y discriminatorios.
Y Gustavo Cerati era una de las principales víctimas de esos cánticos que el público tanto alardeaba. Y ser de Los Redondos significaba no escuchar a Soda Stereo o a Gustavo Cerati.
En un recital de Divididos, hace ya muchos años, se escuchó decir a Ricardo Mollo muy enojado “Ese cantito de que se muera Cerati no me gusta un carajo, a mi se me murió un amigo y no quiero que se muera nadie”. Con el tiempo Ricardo Mollo subiría al escenario y tocaría con Gustavo esa canción tan maravillosa como es “Crimen”.
Evidentemente, se había creado una falsa dicotomía entre que es ser del palo y ser careta, pero dentro del mundo de los artistas, del rock y del arte eso era pura estupidez.
Poco se sabe que en los primeros años ochenta, en los comienzos de la democracia, podías ver a Gustavo tocando la guitarra, junto a Alejandro Sokol, Luca Prodan y Las Bay Biscuit. O compartiendo escenario con Los Twist, con Fricción y Virus en los boliches Café Einstein, Stud Free Pub y Airport.
O cuando El Carpo Napolitano les hizo un asado como bienvenida a sus primeros shows en Los Ángeles (Estados Unidos) de 1988.
Gustavo Cerati demostraría, por muy lejos, que sería parte de los grandes artistas del Rock Nacional, sacando discos impresionantes, originales y muy diferentes entre si. Una mezcla entre lo sofisticado y un constante homenaje a las raíces del rock argentino. Influenciado siempre por las bandas británicas como The Police, The Cure, Happy Mondays, Stone Roses.
Desde el rock argentino sus influencias eran claramente las bandas lideradas por Luis Alberto Spinetta y con uno de sus mejores homenajes a Pescado Rabioso que en su primer disco solista hizo “Bajan”.
En el año 1996 se presento en el ciclo Unplugged de MTV y entro los temas propios, hizo un excelente cover de Vox Dei con “Profecías”.
A mediados del año 2000, tanto en Soda Stereo como solista, Gustavo Cerati va a ser considerado como uno de los más grandes músicos del rock argentino, y ya empezaba a desaparecer esa división ridícula entre ser Ricotero o de Soda. Es que la tragedia de Cromagnon pegó de lleno en todas las bandas de rock, no importaba el origen o barrio del cual surgían. Solo las grandes productoras se enriquecían a costa del esfuerzo de las nuevas bandas.
En toda su carrera musical sacó siete discos de estudio con Soda Stereo, un disco con Daniel Melero, y cinco discos solista. De los cuales, los discos más destacados son Canción Animal y Ahí Vamos. Ambos discos fueron exitosos en todo el continente sur.
Dos de los momentos más emotivos de su carrera están marcados por el histórico recital que hizo con Luis Alberto Spinetta y Las Bandas Eternas donde ambos se homenajearon mutuamente con “Te Para Tres”, para luego seguir con “Bajan”. El otro gran homenaje fue con Mercedes Sosa en su disco con invitados “Cantora”, donde ambos cantaron la bellísima canción “Zona de Promesas”.
Pocos días después de su muerte, el Indio Solari hizo pública una carta de despedida a Gustavo Cerati en la cual reconocía su admiración como músico. Con esta carta quedaba rota esa mítica competencia entre ambas grandes bandas.
Hoy nos queda reconocer a los grandes músicos, las influencias que dejaron, sus canciones que nos acompañan para hacer un poco más fácil este mundo tan difícil. Y por sobre todo, no caer en esas ridículas divisiones que genera una limitación enorme al no reconocer a los grandes artistas.

Ernesto Zippo

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