sábado, 26 de septiembre de 2015

Carta de Clara Petrakos ante el desmantelamiento del BNGD



Reproducimos una carta de Clara Petrakos, hija de Constantino Petrtakos y María Eloisa Castellini, ambos desaparecidos durante la última dictadura militar que busca a su hermana Victoria, nacida en cautiverio.

Hubo un tiempo, en que unas abuelas maravillosas, a fuerza de amor, valor y desesperación lograron el desarrollo de una herramienta novedosa para identificar a sus nietitos robados: el BNDG (Banco Nacional de Datos Genéticos).
Eran tiempos de solidaridad y no hubo dudas en que el BNDG que nació en un hospital público, formado por profesionales con vocación de servicio estuviera disponible para todo aquel que lo necesitara.
Con el correr de los años, el Banco devolvió muchas identidades, algunas son conocidas y llevan un número, otras no. Algunas tienen que ver con personas desaparecidas en la última dictadura y otras no. Todas son igual de importantes, para la persona, para su familia y para la sociedad.
Este Banco que fue pionero en el mundo, que fue creciendo y mejorando y que cumple con excelencia sus objetivos vio con asombro y dolor como en el 2009 bajo el pretexto de jerarquizarlo, se votó una ley que lo mutiló y que cercenó el derecho a acceder a él de miles de personas.
Muchos, entre ellos personal del BNDG, quisieron alertar sobre este hecho y entonces empezó una batalla silenciosa de ninguneo y desprecio contra aquellos que hace muchísimos años ponen día a día mucho más que su conocimiento al servicio de la identidad, una campaña de desinformación acerca de la verdadera labor que allí se lleva a cabo, acerca de las dificultades reales que tienen que sortear para desempeñar sus tareas y de las verdaderas motivaciones de la nueva ley.
Se silencia, por ejemplo, las numerosas veces que no pudieron avanzar con las pericias por falta de suministros, en cambio se miente al decir que unas pericias demoran otras.
Se silencia que nunca hubo partidas para las capacitaciones sumamente necesarias en una especialidad que avanza día a día y que en los casos que pudieron hacerse fue con los esfuerzos personales de los técnicos. Sin embargo hubo partidas para capacitar personas ajenas al BNDG, hubo partidas para costear viajes al extranjero de conocidos directores de laboratorios privados que fueron a hablar en nombre del Banco sin haber pertenecido jamás al mismo.
En el 2009 empezó a crecer una sombra sobre el BNDG: ya no más un banco para la identidad, el banco “jerarquizado” priorizará las investigaciones y la divulgación: contar lo que alguna vez fue en vez de seguir siéndolo.
El nuevo banco estará dirigido por una persona que siempre ha ganado dinero con los conflictos de filiación, una persona que en su entrevista pública para el cargo dijo que “la función técnica del banco la cumple cualquiera”, una persona carente de ética y que acumula causas penales de diversas índoles.
El nuevo espacio físico dónde quiere “trasladarse” al banco tiene muchísimas falencias por haber sido pensado para otro fin.
En este punto alguno se preguntará ¿Qué dicen las abuelas que ayudaron a crear al BNDG de todo esto?
La triste respuesta es que algunas de estas abuelas ya no están, otras como Mirta y Chicha miran con espanto y dolor como la última esperanza de conocer a sus nietos robados está a punto de desvanecerse con la “transformación” del BNDG.
Y otras, que ya han encontrado a sus nietos o que creen ciegamente en las mentiras oficiales apoyan incondicionalmente la destrucción de lo que alguna vez ayudaron a construir.

Clara Petrakos

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