martes, 15 de septiembre de 2015

Coca Cola contra los trabajadores: una fórmula sin secretos



Con sus trabajadores, Coca Cola siempre “es así”. Femsa Argentina volvió a despedir trabajadores que rechazan sus planes de ajuste. Desde sus inicios hasta el presente, pasando por la dictadura, la trayectoria antisindical de la multinacional yanqui.

Coca Cola es, para muchos, el mayor símbolo del capitalismo moderno. Mucho menos conocidas son, en cambio, las historias de los trabajadores que producen la acaramelada gaseosa. Amargas historias.
La llegada a la Argentina de Coca en 1942 no fue casual. La Segunda Guerra Mundial, la mayor carnicería de la historia, fue vista como una oportunidad por sus “visionarios” gerentes. “Coca Cola será en adelante la recompensa del combatiente” era su lema. Y las embotelladoras que marchaban junto a las tropas fueron la avanzada de la implantación de la gaseosa en nuevos continentes: Asia, África, Europa. Pero también hubo tiempo para “nuevos mercados”, y América Latina fue uno de ellos.
El periodista Osvaldo Soriano resumió la truculenta historia de la marca en una genial crónica en 1986, cuando se cumplían cien años de su nacimiento.
Entre ellas recordaba aquel escándalo en 1960, cuando se descubrió el caso de "Minute Maid, una plantación frutera de Florida que emplea sólo trabajadores golondrina mexicanos, colombianos, cubanos y otros latinos encandilados por ’el sueño americano’. Las condiciones de trabajo en la plantación, a pocos kilómetros de los lujosos balnearios, eran tales que la cadena de televisión NBC decide en 1970 emitir un reportaje titulado La cosecha de la vergüenza”.
A pesar de que han pasado más de 50 años, y miles de campañas de “Responsabilidad Social Empresaria” y niños sonrientes, nada ha cambiado.

“Soy el futuro”

Así era el lema de una de las mayores campañas de Coca Cola, donde niños “de todas las razas” cantaban y sonreían. Mientras tanto, se conocían en Pakistán fotografías de niños que cosían con sus pequeñas manos las pelotas promocionales para el campeonato de fútbol.
Poco tiempo después, en El Salvador se conocía la situación de los niños que cortaban caña de azúcar. Nueve horas de machete bajo un sol abrasador. ¿Serían los descendientes de aquellos golondrinas de “La cosecha de la vergüenza”?

“Tomá lo bueno” (si te dejan algo)

La historia los inmigrantes que huyen de las guerras y la miseria – que sostiene el imperialismo – ha conmocionado a millones de personas.
El cinismo de Coca oculta que es una de las responsables del saqueo que lleva a la migración de poblaciones enteras. En muchos países de África, donde es el mayor empleador del continente, es una de las responsables de la contaminación y la falta de agua.
En la India, un centenar de comunidades urbanas y rurales se vienen movilizando.
Coca saquea sus fuentes de agua y contamina sus suelos. En Kenia sus embotelladoras consumen gran parte del agua del país, mientras un 80% de la población no accede a ella.

Marketing étnico

Su cinismo llega al punto de que apoya la “reforma migratoria” en Estados Unidos.
Junto a McDonald’s sacó una carta a los congresistas que plantea “si no podemos encontrar suficientes trabajadores estadounidenses, deberíamos tener la posibilidad de contratar trabajadores extranjeros de baja calificación en forma rápida, fácil y legalmente”. La “original” idea apunta no sólo a súper-explotar a trabajadores centroamericanos, sino a presionar a los norteamericanos que vienen presionando por mejores salarios con el movimiento “Fight for 15”.
La “moral Coca” tiene spots “políticamente correctos” también para el racismo. Hace unos años fue multada con 192.000.000 de dólares por sus prácticas de discriminación racial: 2000 trabajadores negros demostraron que la empresa les negaba deliberadamente los salarios y acceso a cargos que tenían otros empleados.

“El lado Coca Cola de la vida”

Uno de los casos más impactantes es el de los obreros y sindicalistas de Coca Cola Colombia. Desde que comenzaron a organizarse, la compañía decidió atacarlos. En 1992 el gerente Castro los acusó de ser agentes de la guerrilla. En 1994 fue asesinado el trabajador José Maco David, en Carepa. Siguieron 9 más, algunos arrancados de las líneas de producción o los locales sindicales.
Llegó a encerrar a cientos de trabajadores para que renuncien a sus contratos de trabajo: los que no aceptaron fueron despedidos. Otras denuncias hay en Guatemala y México.
El SINALTRAINAL (Sindicato Nacional de Trabajadores de las Industrias de la Alimentación) sostiene hace años una campaña de solidaridad internacional contra los asesinatos, secuestros y torturas de activistas y delegados. Pero Coca sigue “destapando felicidad”, totalmente impune.

“Videla es así”

En 1976 la empresa eligió en Argentina el slogan “Coca-Cola le da más vida a tu vivir”, mientras miles de trabajadores y estudiantes eran masacrados. Quizá porque la empresa se sentía consustanciada con el modus operandi de los militares. Hace poco se conoció una película de propaganda del régimen militar, destinado a “mejorar la imagen del país” ante otros gobiernos. Uno de sus principales protagonistas era Tomas Ornstein, gerente de Coca Cola Argentina. Allí contaba su experiencia personal y pedía “recordar que esto era una guerra completamente abierta. Era lo que yo llamaría una guerra civil en Argentina”. Así definía la gerencia al terrorismo de Estado.
A través de otros documentos de la Embajada de EE.UU. se pudo saber que “que dos oficiales de inteligencia del Ejército Argentino son empleados de Coca Cola a tiempo parcial como planta de asesores de seguridad y que han hecho un trabajo excelente”. Los servicios eran bien recompensados. La marca era una de las que publicitaba en la revista editada en el Batallón de Inteligencia 601, que tenía artículos sobre “la estrategia psicosocial marxista en Occidente”.

La tradición de los buitres

El último 24 de marzo, Coca no respetó el feriado nacional del “Día por la Memoria”. Conociendo su trayectoria, las declaraciones de Orstein y los despidos actuales, no sorprende. Son una tradición.
Es parte de su trayectoria anti-obrera y autoritaria. Desde que Femsa se hizo cargo de Coca-Cola Argentina rechazó la organización gremial de los trabajadores, con la complicidad de los burócratas de turno. También en los 90 impuso un convenio por empresa que dura hasta hoy. Tras el despido en 2005 de un activista de izquierda, muy querido por sus compañeros, se inició un proceso que terminaría más tarde en la puesta en pie de una comisión interna. Sin embargo, la empresa continuó con sus ataques anti-obreros, como vemos hoy. En la Planta Alcorta, pero también en Monte Grande, Neuquén y otras embotelladoras y distribuidoras.

A pesar de que la Presidenta diga lo contrario.

La nueva gerencia quiere seguir ganando millones en tiempos de crisis, con una fórmula para nada “secreta”: aumentar los ritmos de producción para incrementar sus ganancias, empeorar las condiciones de trabajo de los obreros, perseguir a los que se resisten.
Pero los trabajadores decidieron decir basta. Como sus hermanos del Estado Español que lucharon 20 meses por su reincorporación; como en Colombia, Venezuela, Turquía.
Ellos también tienen sus tradiciones.

Lucho Aguilar

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