sábado, 5 de septiembre de 2015
¿Qué pasa con las reservas del Banco Central?
El nivel de reservas está en el centro de las discusiones del panorama económico local. La coyuntura electoral y las condiciones del país para afrontar las turbulencias de los mercados mundiales.
En agosto las reservas internacionales en poder del Banco Central de la República Argentina (BCRA) alcanzaron ayer los 33.582 millones de dólares, algunos puntos por debajo del máximo registrado en el año de 33.943 millones a fines de julio y todavía en valores cercanos a los registrados en octubre de 2013. Los sectores que presionan al gobierno y a los candidatos políticos patronales por la devaluación de la moneda local aseguran que son niveles “bajos”. Para eso se valieron incluso de las torpezas oficialistas, como la de la ministra de economía de Scioli, Silvina Batakis quien en declaraciones radiales afirmó que son “escasas”, o las del propio presidente del Central Alejandro Vanoli, quien mencionó el monto de las divisas en su institución como argumento para no levantar las restricciones cambiarias. El gobierno, por otra parte, respondió en boca de Axel Kicillof de que “se trata de una cuestión relativa” y que el pago de 6.700 millones de deuda externa que se realizará en octubre por el Boden 2015 no afectará sustancialmente los montos de las reservas. Lo central, para el ministro de Economía, es que “los mercados” no desconfían de la capacidad de pago argentina, para el cual el gobierno no pierde oportunidad una y otra vez de demostrar con dólares contantes y sonantes su tenacidad de “pagadores seriales”.
A esto se agrega el festejo del oficialismo por el reciente fallo de la Corte de Nueva York, que aún resuena en los edificios del Banco Central y el Palacio de Hacienda, tras haberse desestimado el reclamo de los fondos buitres de embargar las reservas. Ahora, están a la espera de un fallo favorable de Griesa que les permita liberar del posible bloqueo del “pari passu” los bonos en dólares emitidos con legislación argentina, Bonar 24, y que permitieron ingresar a las arcas del Central, deuda mediante, unos 1.415 dólares en abril de este año.
Los vaivenes en la cotización del dólar paralelo, que alcanzó máximos históricos en el pasado mes de Agosto, fueron otros de los argumentos esgrimidos por los sectores que impulsan una devaluación. Desde ya, una medida de ese estilo no sólo significaría un ajuste brutal sobre los ingresos de los trabajadores, sino también que requeriría el “soporte” de las reservas, que puedan así estar en condiciones de enfrentar posibles corridas cambiarias. El Jefe de Gabinete Aníbal Fernández, así como Vanoli y otros funcionarios desestiman lo que sucede con el mercado del blue por tratarse de un “pequeño mercado”, sin embargo, no puede negarse que aunque en mínima escala pueden funcionar a modo de expresión –distorsionada- de la incertidumbre respecto a las modificaciones en el cambio oficial y del rumbo económico.
“Una cuestión relativa”
En cierto punto, las palabras del ministro de Economía aciertan en una obviedad cuando de valores absolutos se habla: el monto de reservas, sean 31 mil millones de dólares como a principio de año, 33,5 mil millones como actualmente, o más de 50 mil millones como en el año 2010 son solamente números si no se contrastan con otras variables. Pero Kicillof fue claro al manifestar sus prioridades señalando que no hay problemas con el nivel de reservas: el pago de los vencimientos de deuda está asegurado. En el conjunto del año 2015, el gobierno estará desembolsando pagos externos por 15.000 millones de dólares.
Mientras tanto, el gobierno trata de contener el nivel actual de reservas a través de un conjunto de medidas “paliativas” como el Swap con China, la colocación de Bonar 24, las restricciones a las importaciones y el cepo al dólar para regular la salida de divisas, sin las cuales el monto total de reseras sería indudablemente más bajo debido al estrechamiento de los saldos en la balanza comercial y las salidas de capital. Como condimento adicional, vale recordar que existe un debate en torno a cuáles son las “reservas reales”, en tanto gran parte de esos 33 mil millones son en realidad componentes como el Swap (intercambio de monedas) chino, los préstamos al Tesoro y otras partidas menos sólidas.
En ningún momento, ni para quienes cuestionan ni para quienes defienden la actividad del Central fue puesto en discusión si el monto de reservas es “relativamente bueno” para poder afrontar las necesidades inmediatas del conjunto de la clase obrera.
Reservas y restricción externa
La situación económica favorable que se abrió a partir de 2003 por el alza del precio de los commodities y la “no obligación” de pagar deuda externa (hasta los canjes impulsados por Néstor Kirchner) generó una acumulación de activos en divisas extraordinaria, alcanzando un máximo histórico a fines del 2010 de más de 52.000 millones de dólares. Sin embargo, la remisión de ganancias al exterior, la fuga de capitales, el peso creciente de las importaciones y principalmente, el pago de deuda externa generó una sangría permanente al exterior que comenzó a generar temblores en el 2011, obligando a medidas de “contención” como la restricción a las importaciones y a la compra de divisas a precio oficial.
En el último año es cada vez más profundo el peso del agotamiento de las condiciones excepcionales. El balance comercial disminuye al ritmo de la caída del precio de la soja y el incremento de las importaciones por falencias estructurales no saneadas, como las energéticas, mientras que salieron por pagos externos del gobierno más de 200.000 millones de dólares. Sin que ello, paradójicamente, se exprese en una reducción del monto de la deuda. Por el contrario, desde el canje del 2005 hasta diciembre del año pasado, el endeudamiento público externo ascendió desde 126.000 millones de dólares a 222.000 millones, a lo que hay que agregarle los nuevos compromisos en 2015. Y por si fuera poco, la salida de dólares por remisión de ganancias, ante una matriz productiva eminentemente extranjerizada durante la “era K”, profundizó “ocultamente” los desequilibrios en la cuenta de capital, que ahora afloran como pez en el agua.
Aquí radican las causas profundas del “problema” de las reservas, que pretenden solucionarse desde el gobierno con parches insuficientes a la espera de un nuevo mandato que avance con medidas de ajuste sobre el pueblo trabajador. Es por ello que, frente al endeudamiento usurero e ilegal, la izquierda propone el no pago de la deuda y la utilización de reservas para el desarrollo productivo de la mano de la organización obrera y la resolución de necesidades impostergables como un plan de vivienda ante el déficit de más de 3 millones de hogares, el monopolio estatal del comercio exterior que ponga en manos centralizadas el uso de los dólares del país y no en un puñado de exportadoras, y la fundamental nacionalización de la banca bajo gestión de los trabajadores bancarios que permita finalizar con la usura y la especulación y que canalice el ahorro y el crédito al servicio de la necesidad social.
Lucía Ruiz
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