Luis Paz, uno de los abogados de Milagro Sala, habla sobre cómo debería cumplirse la cautelar de la CIDH
El abogado advirtió que por razones jurídicas no caben la prisión domiciliaria ni la libertad fiscalizada. También dijo que Sala “debería haber salido el lunes pasado” y destaca que fue clave la visita de los miembros de la CIDH en su lugar de detención.
Luis Paz es parte del equipo de abogados de Milagro Sala. Vive en Jujuy. La visita a diario. La vio perder casi veinte kilos desde su detención en el penal de Alto Comedero,adonde su esposo comenzó a llevarle yogures buscando despertarle las ganas de comer. Paz estuvo en la visita que realizó una delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a la cárcel, una visita que él entiende decisiva en el proceso de la cautelar. En esta entrevista habla del encuentro y de lo que le sucedió a Sala con ellos: “Fue la primera vez en el año y medio de detención que logró hacerse entender a personas ajenas a todo el proceso, ajenas a la Argentina, ajenas a Jujuy y al contexto de persecución de esta provincia –dice–. Especialistas en derechos humanos pero sobre todo con la capacidad de oír. Ella pudo hacerse entender porque sintió que se generó un ámbito de imparcialidad y de confianza y, en ese momento, ejerció el mejor derecho a defensa que hasta ahora había manifestado en cualquiera de los expedientes: pudo hacer su defensa, no necesitó de los abogados”. También explica cuál es el estado de la cautelar. Qué modalidad espera la Tupac Amaru. Y cuáles los tiempos. “Si se cumpliera con el derecho constitucional, debería haber salido el lunes pasado”, dice y agrega que “nuestro peor escenario en términos temporales es el viernes 11 de agosto porque se cumplen los 15 días que dio la CIDH”.
–¿Qué sucede con la cautelar?
–Estamos esperando que se resuelva lo antes posible conforme a los criterios que fijó la CIDH. Eso significa la libertad inmediata de Milagro como surge de la lectura íntegra del documento. Es el único resultado posible que esta defensa cree que tiene que materializarse y en muy corto plazo.
–La CIDH recomienda otros dos escenarios posibles: prisión domiciliaria o libertad fiscalizada. ¿Esperan esto también?
–Los compañeros defensores de acá, los de Buenos Aires, los peticionantes, los comités del país y del mundo, entendemos que esta resolución contundente está ratificando la resolución 31 del Grupo de Trabajo de Detención Arbitraria de Naciones Unidas dictada el año pasado. Esa resolución estableció que la detención de Milagro es arbitraria. Y esta resolución de la CIDH contiene un elemento más, y no menor: hace hincapié en que la detención obedece a la criminalización de una persona que es mujer, indígena y opositora al régimen político local. Por todo esto, Milagro y el equipo de defensa considera que por razones jurídicas, la única medida que tiene que adoptar la provincia es la libertad total. Las alternativas que sugirió la CIDH pueden ser tomadas en cuenta, pero para nosotros no son el punto principal de ese texto. Luego del intercambio de informes con peticionantes y con el Estado argentino y luego de la entrevista con Milagro Sala, la CIDH corroboró la gravedad, irreparabilidad y la urgencia de su situación, que son los requisitos para otorgar la cautelar. Dijeron que Milagro no puede estar un minuto más detenida, lo que implica que debe ser beneficiada con la libertad.
–La Justicia de Jujuy parece tener dos opciones ante cualquier decisión: resolver de modo inmediato o generar un incidente y consultar a todas las partes, lo que extendería los plazos varios días.
–Como toda medida cautelar, está encuadrada en el derecho interno, reglamentos y en el Pacto de San José de Costa Rica y debe tener un tratamiento por su urgencia y debería ser de cumplimiento inmediato e “in–audita parte”, es decir no tiene que ser consultado con las partes. Acá no se tata de un proceso con partes distintas de acuerdo al procedimiento interno de Jujuy en una cautelar. Acá, sólo interviene el Estado Nacional, el peticionario y la beneficiaria. Y los tres actores ya están notificados. Por eso debe resolverse sin incidentes. Las medidas cautelares se cumplen sin dar conocimiento al resto de las partes justamente porque tienen que respetar el carácter de urgencia, gravedad e irreparabilidad.
–El presidente de la CIDH, Francisco Eguiguren dijo que fue muy importante el encuentro con Milagro. ¿Cómo fue?
–Me parece que la cautelar dio un giro por la presencia de ellos en el territorio, en la celda y a partir de la charla con Milagro. Corroboraron sus características de líder in situ y pudieron entender por qué fue una perseguida del régimen local. Milagro recibió a los comisionados (al presidente de la CIDH y la vicepresidenta del organismo, Esmeralda Arosemena de Troitiño) en el hall de entrada de la Unidad 3. Yo llegué casi una hora antes con Eli (Elizabeth Gómez Alcorta). Hablamos de las perspectivas de la audiencia. Ellos llegaron 45 minutos después de lo anunciado. Al lado de los comisionados había dos personas de custodia mandados por Morales, seguramente. Milagro le dijo al presidente de la CIDH que quería hablar con ellos en su celda y en privado. Los invitó a pasar. Ellos recorrieron la celda de otra compañera de Milagro. Luego siguieron a la celda de ella. Ahí se quisieron colar los custodios del gobierno. Milagro les interrumpió el paso. Y a la celda ingresaron sólo los comisionados, el especialista en cautelares Jorge Meza, Elizabeth y yo. Al comienzo, Milagro estaba nerviosa. No quería sentarse. Lo primero que hizo fue repartirles a los comisionados un libro con las obras de la Tupac, “Vamos por mas”. Caminaba por la celda. Preparó mate. Lo sirvió. Y después le pasó el mate a la Eli. Al cabo de 20 ó 25 minutos, logró sentarse y comenzó a hablar de lo que ya se conoce: cuándo comenzó su militancia y el recorrido de gran parte de su juventud; cuándo conoció a Fernando Acosta (Nando, hoy dirigente de ATE Nacional); cómo conoció a Germán (Abdala), cómo se fue a estudiar a Cuba. Y sobre un momento muy importante para ella que ocurrió en un congreso de la CTA en el que se decide ir al territorio a recuperar a los compañeros que habían perdido el trabajo en la década del ‘90.
–¿Cómo los vio a ellos?
–Creo que fue la primera vez en el año y medio de detención que ella logró explicarle a un órgano imparcial cómo había sido tratada en los procesos de investigación: durante las acusaciones, durante los traslados. Creo que logró hacerse entender a personas ajenas a todo el proceso, ajenas a la Argentina, ajenas a Jujuy y al contexto de persecución de la provincia. Especialistas en derechos humanos pero sobre todo con la capacidad de oír. Ella puedo hacerlo porque sintió que se generó un ámbito de imparcialidad y de confianza para expresar lo que sentía y creo que en ese momento ejerció el mejor derecho a la defensa que hasta ahora había manifestado en cualquiera de los expedientes: pudo hacer su defensa. No necesitó de los abogados.
–Al describir la gravedad, irreparabilidad y urgencia, la CIDH describe las prácticas del hostigamiento en el penal y en las causas, con los armados de expedientes, también el tipo de traslados, y sumarios constantes del servicio penitenciario.
–Nuestra intervención como abogados fue mínima. Cuando se generó ese ámbito de confianza, ella pudo mostrar con documentación en la mano cómo se armó la persecución judicial. O cómo, desde diciembre, se generó hostigamiento con el Servicio Penitenciario. Luego de la audiencia, los comisionados hablaron con el Jefe del SP, el director de la Unidad y con las celadoras. Entre las preguntas –y lo reflejaron en la resolución–, les dijeron que Milagro denunciaba hostigamiento y armado de causas administrativas como parte de la persecución. Los directores del SP les informaron que hasta ese momento Milagro tenia 24 sumarios administrativos de los cuales esta defensa sólo conocía seis. Uno de los que muestra la gravedad tremenda de esta persecución se inició contra ella y su defensora, porque Elizabeth había ido a visitarla un día domingo, que es día de visita. Quiso saludarla. Pero no se lo permitieron. Y cuando pidió explicaciones comenzaron a grabar la charla y a filmarla. Eso se tradujo en un sumario administrativo por levantar la voz, en un trámite que tampoco nunca nos notificaron y recién lo vimos más tarde reflejado en un expediente.
–Usted dijo que Milagro parecía una leona enjaulada.
–Milagro es una mujer de calle que resuelve problemas. Acostumbrada a resolver problemas. Y con este encarcelamiento el mayor sufrimiento adentro es ver cómo se destruye su obra y no poder resolver los problemas. Veía las persecuciones en la calle, veía los compañeros detenidos, veía la destrucción. Y ella no podía resolverlo. En ese encuentro con la CIDH, ella sabía que había un límite de tiempo: en ese tiempo intentó explicar las penurias de los otros. La mayor preocupación de ella fue tratar que la Comisión entienda que los compañeros están mal. Y hacer entender que si ella no hubiera estado o la hubieran matado, el sufrimiento de sus compañeros desaparecía. Eso me parece que fue el sentido de esas dos horas y cuarto: reflejar el sufrimiento de los otros.
–Uno de los datos más fuertes de la cautelar es que el contenido parece tener todos estos argumentos de Milagro.
–Creo que lo que definió la cautelar fue la audiencia con ella. Obviamente estuvo el esfuerzo de peticionantes, compañeros, las 45 mil firmas. Eso no está en discusión. Pero creo que hubo una definición en esa audiencia, hubo algo cuando revisaron desde el territorio, un hecho que también es histórico para la Comisión. Cuando pudieron ver que tenían encarcelado a un líder político.
–¿Para cuándo habrá una definición de la resolución?
–Si se cumpliera con el derecho constitucional, debería haber salido el lunes pasado.
–¿Entonces puede ser en cualquier momento?
–La respuesta a eso es igual a lo que le dije a La Flaca: nuestro peor escenario en términos temporales es el viernes 11 de agosto porque se cumplen los 15 días que dio la CIDH.
–¿Es un plazo perentorio o sólo para elevar informe?
–Es un plazo de liberación. Pero es una orden. Y debe cumplirse.
Alejandra Dandan
Página/12
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