El macrismo recurrió a la manipulación de datos y difusión de los resultados de las elecciones de una manera grosera, tal como sucediera en el pasado durante los períodos K. Cambiemos no cambió nada: el maniobrerismo utilizado debería tributar derechos de autor a los barones del conurbano bonaerenses.
El escrutinio en la provincia de Buenos Aires fue armado de modo tal que la difusión de los primeros resultados pudieran ser presentados durante el prime time televisivo como tendencias consolidadas favorables al candidato del gobierno. El objetivo perseguido, mezquino, era que la mayoría de la población se fuera a dormir con la información de que Bullrich derrotaba a CFK por 7 puntos. A la madrugada, se había producido el “empate técnico”. Aún se deben volcar los resultados de 1500 urnas (más del 4% del total), equivalentes a más de 300 mil votos, cuando la diferencia entre los dos candidatos más votados es de apenas unos 6000 votos.
A la hora de las explicaciones, el secretario de Asuntos Políticos, Adrián Pérez, y la gobernadora María Eugenia Vidal afirmaron, sin que se les moviera un pelo, que el recuento se había desarrollado con normalidad y que la cantidad de urnas sin escrutar era similar al de las PASO anteriores. Sin embargo, en las presidenciales del 2015, cuando el recuento de votos en la provincia de Buenos Aires involucraba múltiples categorías (y no dos, como ahora), el total de mesas no escrutadas alcanzó poco más del 2%, la mitad de las que quedaron pendientes en esta oportunidad. Eso sí, la manipulación en el vuelco de los resultados fue similar a la de ahora y durante las primeras horas fueron difundidos aquellos resultados que favorecían a los K.
La detención del escrutinio actual se produjo, además, cuando el candidato de Cambiemos todavía superaba a CFK por unas décimas, de tal manera de asegurar que la "victoria" oficialista se prolongue durante los 10 días que demorará el recuento definitivo.
Otro tanto sucedió en la provincia de Santa Fe. En el show post-electoral, Cambiemos dio por triunfador a su candidato hasta entrada la noche, sobre la base de retener el recuento de los votos correspondientes a la ciudad de Rosario. Finalmente terminó perdiendo ante el justicialista Agustín Rossi, cuando el escrutinio se reanudó y completó en horas de la madrugada.
Cambiemos no ha inventado nada, sigue la huella de los Aníbal Fernández.
Nelson Marinelli
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