domingo, 13 de agosto de 2017

Frente de Izquierda: trabajar seis horas y repartir las horas de trabajo



Una de las demandas centrales de la campaña electoral del Frente de Izquierda y de los trabajadores fue el lema “6 horas de trabajo, 5 días, para que todos tengan trabajo, sin rebaja salarial y que el mínimo cubra la canasta familiar”.
La consigna mostró la perspectiva anticapitalista por la que lucha el Frente de Izquierda, en tanto vinculaba la necesidad de reducción de la jornada laboral para no dejar la vida en el trabajo mientras se enriquecen los empresarios al cuestionamiento de una “columna vertebral” del sistema de dominación capitalista: la existencia permanente de un ejército de desocupados.
La propuesta del reparto de las horas de trabajo, algo que sólo puede conquistar plenamente un gobierno de trabajadores, es la única salida real a la desocupación que es creciente desde que asumió el Gobierno de Mauricio Macri.
Esta idea recorrió todo el país. Los principales candidatos del FIT como Nicolás del Caño, Myriam Bregman y Christian Castillo fueron los voceros que llevaron esta propuesta a cada barrio, fábrica, escuela, universidad. Otro tanto ocurrió con los spots de campaña que vieron millones de personas.
Así la campaña se instaló, despertó la simpatía de miles de trabajadores y jóvenes que tomaron en sus manos esta idea, otros opinaron que era algo utópico, y hasta desató la ira furiosa de los economistas liberales como Javier Milei, que dedicó una columna en el diario El Cronista en contra de la propuesta de Del Caño. La respuesta en el mismo diario de parte de los economistas que apoyan al joven candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires no tardó en llegar.

El debate mundial por el trabajo

En el mundo se discute el “problema” del trabajo, desde la reedición de las teorías del fin del trabajo hasta la propuesta de una renta básica universal.
Estamos en un mundo que aún sufre las consecuencias y no logra salir de la crisis post Lehman Brothers, donde la innovación tecnológica, en lugar de permitir su uso para disminuir la carga del trabajo, es utilizada para infundir temor con la amenaza de la pérdida de los puestos de trabajo que serán “ocupados” por robots, donde crece el “modelo Uber”, y donde se multiplica el empleo precario.
Ante este debate que recorre varios países, el Frente de Izquierda presentó una propuesta revulsiva para el capital y los empresarios, pero a la vez la consigna “nuestras vidas valen más que sus ganancias”, que articuló varios ejes, como la lucha contra los despidos, contra el trabajo precario, la reducción de la jornada laboral y el reparto de las horas de trabajo, buscó elevar las aspiraciones de grandes sectores de trabajadores. Y, a la vez, promover la unidad de las filas obreras, cuya división es esencial al dominio capitalista.
En la actualidad, como se mencionó antes, se discute el desarrollo de la técnica que se aplica al trabajo. Si hubiese una organización racional de la misma, se podría reducir progresivamente la jornada de trabajo, pero para ello hay que discutir quién dirige la producción y en función de qué objetivos.
En manos de los empresarios cuyo móvil es aumentar sus ganancias a costa de la explotación del trabajo asalariado el rol es otro, exprime aún más a un sector y a otros los desecha acumulando millones de desocupados.
El FIT no busca solamente cómo responder al ajuste macrista, algo que obviamente hace planteando un programa para que la crisis la paguen los empresarios y participando activamente en cada lucha como la de PepsiCo, pelea por una sociedad que termine con la esclavitud asalariada, que libere todas las capacidades del ser humano y pueda disfrutar del tiempo libre.
La respuesta del FIT ante la creciente desocupación, los que trabajan menos horas de lo que quisieran sin poder llegar a fin de mes, los que trabajan más de ocho horas agotados en jornadas infinitas, fue poner en cuestión la propia ganancia empresaria.
Es necesario pelear por la reducción de la jornada laboral a seis horas, con un salario equivalente a la canasta familiar, y el reparto de las horas de trabajo entre todas las manos disponibles, para que trabajemos menos y trabajemos todos.

LID

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