Finalmente la Cámara Nacional Electoral anuló la candidatura de Carlos Menem a Senador nacional por el justicialismo de La Rioja, a raíz de la condena en su contra por el tráfico de armas a Ecuador y Croacia durante su Gobierno. Días atrás, la Cámara ratificó la pena de 7 años de prisión y 14 de inhabilitación para ocupar cargos públicos por 14 años. Había sido condenado por un tribunal de primera instancia en 2013. La justicia electoral aplicó el antecedente del caso Romero Feris del año 2003, sobre el cual pesaban sentencias condenatorias en primera instancia por delitos de corrupción que le impidieron acceder a su banca en el Senado.
Sin embargo, Menem no irá preso, ya que resta la confirmación de la Corte Suprema para que el fallo en su contra quede firme. Tratándose de un hombre de 87 años, su impunidad está prácticamente garantizada. Los delitos que se le atribuyen ocurrieron entre 1991 y 1994. Menem debería estar preso no sólo por la causa de tráfico de armas a Ecuador y Croacia, sino también por la voladura de la fábrica militar de Rio Tercero y el encubrimiento del atentado a la Amia. Si esto no ocurrió, transcurridos 25 años, fue por la complicidad de la Justicia y de los distintos gobiernos, a quien Menem retribuyó siempre con su voto en el Senado. Esto valió para el kirchnerismo como así también para el año y medio que Macri lleva en el poder. Después de todo, el acompañamiento de Menem a los gobiernos kirchneristas y macristas delata una comunidad de intereses. En lo que concierne concretamente a La Rioja, macristas y kirchneristas se han destacado por su defensa del saqueo minero del Famatina a favor de la Barrick Gold.
Un fallo contrario a la candidatura de Menem no equivale a terminar con la impunidad de quien fuera uno de los mayores responsables del saqueo del país. Todo esto muestra que estamos ante una farsa que nada tiene que ver con el genuino reclamo de Justicia. Como botón de muestra, cabe señalar que una de las impugnaciones fue presentada por Marcela Crabbe, actual diputada del Parlasur por Cambiemos, quien acompañó a Menem en el 2005.
Dicho esto, corresponde advertir que el gobierno se vale de personajes nefastos como Menem para pavimentar una política proscriptiva, que se adecúa además a sus necesidades inmediatas. No puede pasarse por alto que el rechazo a su candidatura llega cuando las encuestas anticipan que Julio Martínez, el candidato que apadrina el Gobierno Nacional, cae por más de 10 puntos al segundo lugar en la elección de Senadores, fraguando sus aspiraciones de llegar a la gobernación en 2019. La impugnación está al servicio de acrecentar la representación del macrismo en el Senado. Desde el Partido Obrero en el Frente de Izquierda denunciamos la campaña del gobierno “contra la corrupción” como una farsa para ocultar sus propias corruptelas –Panamá Papers, Correo Argentino, Avianca, Odebrecht, etc– y desviar la atención de los trabajadores de los problemas cruciales que tienen que enfrentar como consecuencia del ajuste aplicado por Macri y los gobernadores.
Macri y Menem son viejos socios, al punto tal que el actual presidente fue beneficiado por la Corte Suprema de la servilleta menemista para zafar de la causa que se le seguía por contrabando de autos a Uruguay. Ponerle fin a la corrupción significará terminar con este régimen de saqueo de los Macri, Menem y compañía. Es una tarea que le compete a un gobierno de trabajadores.
Comité del NOA
Partido Obrero
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