domingo, 9 de octubre de 2016

Yrigoyen y el radicalismo: ¿cien años del primer Gobierno popular?



Breve análisis de la figura presidencial de Hipolito Yrigoyen y de su contexto histórico. Desde su participación en las luchas armadas, el abandono de esta vía con el advenimiento de la ampliación de la democracia burguesa y los terribles sucesos de la Semana Trágica y La Patagonia Rebelde.

En 1890 la Argentina atravesaba una aguda crisis económica, política y social. Debido principalmente a la quiebra de la Baring Brothers, muy inserta en la economía, la toma de deuda que llega a montos elevadísimos propiciando el default ese mismo año, la baja del precio de los productos primarios que con el aumento de los industriales termina de descompensar la delicada balanza de la economía.
No es de extrañar que la burguesía nacional emprenda el ajuste y el ataque al pueblo trabajador en estas condiciones. Se generaliza la desocupación y se precarizan las condiciones de vida. Esto desemboca en la denominada “Revolución del Parque” de 1890 donde la recientemente conformada Unión Cívica logra encausar a los grupos descontentos con la situación nacional. Fracasa estrepitosamente, aunque se ve obligado a recunciar Juarez Celman y un sector conservador termina negociando con el P.A.N (Partido Autonomista Nacional), que gobernaba practicando el fraude, la asunción del vicepresidente Pellegrini.
1893 estalla otro alzamiento que con gran apoyo de trabajadores y desocupados donde se destaca la figura de Hipolito Yrigoyen como líder de la recientemente creada Unión Cívica Radical, nacida del abandono del sector más conservador. Se llega muy lejos en la provincia de Buenos Aires, no obstante en la reunión con el ministro La Valle que venía con noticias de intervención militar, Yrigoyen opta por dar marcha atrás. A pesar de esto el movimiento se expande por todo el país, ya no queda solo recluido a las urbes, y en 1905 estalla, contra el conservador Quintana, una sublevación con la importante participación de los gremios anarquistas, socialistas y parte del ejército.
Fracasa nuevamente pero ante el peligro latente de nuevas movilizaciones la oligarquía impulsa la ley Saenz Peña planteando la obligatoriedad del voto a los varones argentinos mayores de 18 años y que sea secreto para evitar el fraude, ya que antes el voto era cantado. Con esto el radicalismo abandona totalmente la vía armada y opta por formar parte del sostén de la democracia burguesa. Y finalmente con la asunción de Yrigoyen en 1916 las masas se ven apaciguadas temporalmente.
Yrigoyen emprende la creación de Yacimientos Petroliferos Fiscales (YPF) para la explotación y exploración de hidrocarburos, se sancionan leyes que contemplan jubilación en empresas privadas, contratos colectivos de trabajos y salarios. Y ante el movimiento universitario cordobés de 1918, que exigía cambios en los programas de estudio, concurso para acceder a las cátedras, renuncia de ciertos docentes, modernización pedagógica y gobierno de los profesores, estudiantes y graduados, se emprende la reforma universitaria.
Pero al ser un gobierno que no cambió las bases de la economía y la relación con el capital, la calma termina de quebrarse con la toma del taller metalúrgico Pedro Vasena e Hijos. Obreros que peleaban por un salario digno, en contra de la precarización laboral en un nuevo contexto de ajuste y de crisis capitalista debido a la Primera Guerra Mundial y a la gloriosa Revolución Rusa. El supuesto gobierno popular opta por la represión, el asesinato de trabajadores y en respuesta Buenos Aires se detiene completamente. Solo se ven banderas rojas y negras movilizadas en contra de los métodos de la republica patriotera. A lo que Yrigoyen responde con el aumento de sueldo de la policía.
A la escalada de violencia contra el proletariado se le suma la Masacre del Cementerio que deja un saldo de 100 muertos y los ataques de la juventud burguesa organizada en La Liga Patriótica. Finalmente el 14 de enero se consigue el aumento salarial y la supresión de la ostentación de fuerza por las autoridades” y el “respeto del derecho de reunión”, que impulsaban la FORA y el Partido Socialista. El en ese entonces presidente opta por felicitar el accionar de las fuerzas represoras y tranquilizar a los inversores extranjeros.
Lo mismo ocurrió con las huelgas de peones ovejeros en la “Patagonia Rebelde” entre 1920 y 1921. Donde la represión militar estuvo a cargo de dos regimientos de caballería encomendados por Yrigoyen al teniente Hector Varela. Que decretó la ley marcial, fusiló a decenas de huelguistas entre ellos militantes anarquistas y socialistas de origen Chileno y Español.
La pregunta que nos queda seria ¿Cómo se puede hablar de gobierno popular sabiendo todo esto? Yrigoyen no fue más que otro gobierno burgués opresor de las amplias mayorías. La única manera de que el pueblo trabajador conquiste sus demandas es con abolición total del sistema capitalista, no su reforma.

Santiago Daniel García

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