martes, 25 de octubre de 2016

Lanata y Clarín contra la docencia



En su editorial del sábado, Jorge Lanata calificó de patéticos a los docentes. Aquí una primera respuesta.

El sábado pasado, desde las páginas del diario con mayor tirada del país, Jorge Lanata se despachó contra la docencia y la educación pública. Bajo el título “’No al Operativo Aprender’: los maestros contra los exámenes” desarrolló toda una serie de calumnias que nos proponemos desarmar.
En primer lugar, intentó asociar el masivo rechazo al operativo con estar en contra de todo tipo de evaluación. Para eso citó un volante titulado “No al Operativo Aprender” que señalaba “Si sos alumno, no tenés obligación de rendir”. Acto seguido señalaba, “Entre patético y gracioso: no aprender, podría resumirse. Vivo en un país donde los maestros están en contra de los exámenes”.
Parece mentira que haya que explicarle al columnista de Clarín que estar en contra de los exámenes de un operativo no significa rechazar todo tipo de evaluación. Los docentes evaluamos a diario, no sólo los procesos de aprendizajes de nuestros estudiantes, sino también nuestras propias prácticas. A partir de eso, tomamos decisiones para mejorar nuestras propuestas educativas.
No cuestionamos la necesidad de obtener información, sino quién, cómo y con qué objetivos desarrolla la evaluación. Es una falacia de baja calaña extrapolar una afirmación particular (estar en contra del Operativo Aprender) como si fuera universal (rechazar todo tipo de evaluación). Si no se tratara de cinismo, tendríamos que advertirles a los dueños del Grupo Noble que tienen columnistas con serios problemas de comprensión lectora en su staff.

Periodismo de guerra contra la educación pública

Es imposible no acordarse de la confesión del editorialista de Clarín, Julio Blanck, “¿hicimos periodismo de guerra? Sí. Eso es mal periodismo”. Como venimos denunciando desde La Izquierda Diario, no es un hecho aislado, sino de toda una línea editorial contra la educación pública y los derechos de la docencia.
No se trata de una alineación de astros a derecha. Esta combinación de evaluaciones censales y campañas de desprestigio son parte de los pasos recomendados por el Banco Mundial para imponer reformas educativas neoliberales con la “menor resistencia posible”. Esto se puede apreciar, claramente y sin ningún tipo de especulación, en el documento titulado Profesores Excelentes, publicado hace dos años.
Cabe señalar que es el propio Banco Mundial quien confirma que este tipo de evaluaciones censales a estudiantes, como la que se propone ahora para Argentina, fueron el primer paso de la reforma privatista chilena, “esta secuencia de reformas se implementó en Chile entre 1995 y 2004”.
Además, el mismo documento recomienda una campaña mediática como la que viene desarrollando Clarín: “los líderes políticos pueden establecer alianzas eficaces a favor de la reforma entre directivos de empresas y la sociedad civil mediante campañas de comunicación”. Pero esto es sólo el principio. Una segunda tanda de campaña por una reforma neoliberal es recomendada con la publicación de los resultados de la primera evaluación censal, ya anunciada por el PRO para principios del 2017, ¡junto cuando se estén discutiendo las paritarias! En palabras del Banco Mundial, “contar con datos duros sobre los resultados del sistema educativo es una herramienta política clave. El uso de estos datos por parte de los líderes políticos para justificar las reformas ha sido un factor clave de todas las estrategias que han tenido éxito hasta la fecha”.

“Miente, miente, que algo quedará”

Como si no alcanzara con la anterior falacia, Lanata sigue su columna comparando a la docencia con Bush y acusándonos de dogmáticos. “A la hora de los argumentos los grupos que militaron contra el examen enarbolaron la teoría Bush de la guerra preventiva. Los maestros sostenían que el motivo oculto de la encuesta era ‘privatizar la educación’. Nada permite presumir que algo así suceda. Pero como todo dogma, no soporta ser puesto a prueba: se actúa, se reza y ya”.
Aunque le pese al conductor de PPT, no sólo los documentos del Banco Mundial justifican las denuncias de la docencia, sino que incluso las confirma el archivo del mismísimo ministro de educación nacional, Esteban Bullrich. En mayo del 2013, en declaraciones para La Nación, afirmó: “si la escuela mejora un 10% con respecto al año anterior podemos darle una nueva biblioteca. Si mejora un 20%, los chicos del séptimo grado podrían viajar a Bariloche. Lo que queremos es que se comprometa toda la comunidad en la mejora de la calidad”. A confesión de parte, relevo de pruebas.

Evaluación y estadística a marzo

Como buen mercenario, el columnista no se privó de ningún tipo patraña disfrazada de chicana “a uno de ellos llegué a preguntarle si estaba en contra de la estadística ¿Cómo evitar la estandarización de una muestra de un millón y medio de personas?”. Parece mentira que haya que explicar también que los docentes a diario evaluamos a ese millón y medio de estudiantes en contexto y tomando en cuenta sus procesos de aprendizajes.
Cabe aclarar también que confunde deliberadamente lo que es una evaluación muestral y lo que es una censal. En el primer caso se selecciona aleatoriamente una muestra representativa de los estudiantes, en el segundo, se evalúa a todos los de un determinado grado o año. Desde la década de los 90 y durante el kirchnerismo, se vienen realizando exámenes estandarizados, pero con un alcance muestral, siendo también muy cuestionados metodológicamente porque no tienen en cuenta algunos contenidos centrales como así tampoco los procesos de aprendizaje. El rechazo ha dado un salto, porque el único motivo que puede tener gastar millones en ampliar el universo evaluado es construir información individualizada para luego implementar medidas punitivas directas o indirectas -premios-. Esto ya se vio confirmado con el anuncio de las becas “Compromiso Docente”.

Contra el libre acceso a la universidad

Como corolario de la columna, Lanata pide examen de ingreso en las universidades públicas. Pareciera que no quiere ser menos que el editorialista Ricardo Roa quien, luego de la gran marcha universitaria del 12 de mayo, esgrimió argumentos similares.
El periodista señala “En Brasil se gradúa la mitad de los alumnos que ingresan y en Argentina uno de cada cuatro. En Brasil, como en el resto del mundo, hay examen de ingreso. Acá, la clase media prefiere seguir rezando una mentira: que la clase baja tiene acceso; la clase baja, en realidad, subvenciona a la media a través de impuestos regresivos como el IVA para que los nenes abandonen la carrera”. Cualquier parecido con los argumentos de los defensores de la menemista Ley de Educación Superior no es mera casualidad.
Resulta cínico que quienes festejan las exenciones impositivas a los pooles de siembra, las mineras trasnacionales y a las operaciones financieras se preocupan porque la educación superior se sostiene en base a un impuesto regresivo como el IVA.
Para hablar de progresividad en serio, habría que empezar por modificaciones sustantivas en el régimen impositivo, y no en cobrar y/o restringir el ingreso a las universidades públicas, lo cual afecta al derecho a la educación durante toda la vida. Un primer paso puede ser aumentar los gravámenes a las ganancias de los más ricos, a las grandes fortunas. Mientras tanto, todo el discurso sobre progresividad en los impuestos es pura chapucería.

El Operativo Aprender no pasó la prueba

Quienes mejor conocemos y defendemos la educación pública, estudiantes, docentes y familias, hemos dado una gran demostración pública sobre qué opinamos de este operativo. El rechazo ha sido contundente y los motivos sobran. El balance es que el Operativo fracasó y carece de validez técnica. A pesar de la pasividad cómplice de la conducción de CTERA, que se limitó a emitir pronunciamientos por la suspensión del operativo, la campaña contra el Operativo Aprender se extendió por todo el país. Sólo periodistas a sueldo para este Gobierno pueden sostener que “el único motivo que se me ocurre para estar en contra de un examen es que no se confíe en obtener buenos resultados: miedo a que muestre lo que somos”.
No nos oponemos porque no haya problemas en la educación pública. Sino, precisamente, porque conocemos cuáles son y sabemos que las reformas que quieren imponer sólo los empeorarán como ya ha ocurrido en Chile y México.
Por todo esto, es tiempo de transformar este rechazo en una lucha por mejorar la educación pública, partiendo del reclamo de un aumento inmediato del presupuesto educativo al 10% del PBI, para implementar un plan de construcción de escuelas y jardines que garanticen el derecho a la educación desde los 45 días; y reformar la jornada laboral docente a 6 horas, con un salario mínimo igual a la canasta familiar y un tope de 4hs frente al curso, destinando el resto del tiempo a tareas de corrección, preparación de clases y capacitación en servicio. Sólo así podremos garantizar las condiciones de enseñanza y de aprendizaje que necesitamos.

Hernán Cortiñas Congresal
Unión de Trabajadores de la Educación (UTE)

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