miércoles, 19 de octubre de 2016
Cinco claves para entender el debate sobre el Operativo Aprender
El rechazo de docentes, estudiantes y familias al Operativo Aprender fue noticia nacional y disparó el debate en toda la sociedad. Analizamos algunos de los puntos más controvertidos.
Este martes se desarrolló un gran debate sobre el Operativo Aprender por la contundente respuesta que se generó entre docentes, familias y estudiantes. El Gobierno nacional, con el apoyo de los medios masivos de comunicación, intentó minimizar el rechazo.
Sin embargo, el balance es que el Operativo fracasó y carece de validez técnica. A pesar de la pasividad cómplice de la conducción de Ctera, que se limitó a emitir pronunciamientos por la suspensión del operativo, el rechazo se extendió por todo el país. El paro activo en 6 provincias sumado al boicot en el resto -por medio de renuncias a ser aplicadores, tomas de colegios, ausentismo y tachadura de cuestionarios-, impide al Gobierno hacer un uso serio de los resultados.
Intentaremos en la presente nota explicar los principales puntos de debate acerca de este operativo de evaluación nacional.
¿Se evalúa para conocer los problemas?
A media mañana del martes el presidente Macri tuvo que salir a defender el Operativo Aprender. Entre otras afirmaciones, señaló que “tenemos que comprometernos, saber primero dónde estamos parados y a partir de ahí empezar a corregir los problemas”.
Cabe preguntarnos entonces si es necesario gastar decenas de millones en un sistema de evaluación que venga a identificar esos problemas y hacerlos públicos ¿Qué beneficios nos puede traer semejante inversión?
En primer lugar, podemos afirmar categóricamente que no se necesita una evaluación censal para tener una muestra confiable de respuestas a un cuestionario. El único motivo que puede tener gastar millones en ampliar el universo evaluado es construir información individualizada para luego implementar medidas punitivas directas o indirectas -premios-. Esto ya se vio confirmado con el anuncio de las becas “Compromiso docente”.
Esta iniciativa nos recuerda los boletines porteños “Tu escuela” que sigue defendiendo Esteban Bullrich. Lamentablemente este material no sólo no aportó nueva información –resaltaban las diferencias entre el norte y el sur de la ciudad- sino que terminaron estigmatizando aún más la educación de determinados barrios e instituciones. Es decir que en lugar de achicar las desigualdades con recursos y políticas activas en las escuelas que lo necesitan, terminó cristalizando las diferencias fomentando la estigmatización de determinados establecimientos educativos.
¿Evaluar genera conciencia sobre el estado de la educación?
El ministro de educación Esteban Bullrich defendió este tipo de evaluaciones afirmando que "es una herramienta de diagnóstico que no solucionará los problemas, pero sí generará una toma de conciencia".
Si tomamos esta afirmación por cierta, entonces acordaríamos en que el problema central de la educación radica en que los docentes, estudiantes y familias no se hacen responsables de los resultados. De este modo la evaluación serviría para exponernos y así presionarnos para lograr que aumentemos nuestros esfuerzos. Por el contrario, si el objetivo fuese disminuir la desigualdad educativa deberían plantear que se ayudará a las escuelas que se autoevalúen y planteen dificultades con más recursos y capacitaciones pagas, en lugar de premiar a las que mejoren sus resultados, como afirmó el ministro Bullrich frente a la prensa a principios del 2013.
Además, señalar mediáticamente con el dedo los problemas no es una solución, es más, implica que se pone la responsabilidad solamente del otro lado del escritorio del ministerio, es decir, en las escuelas y la comunidad educativa. No es casualidad que entre todas las preguntas de “contexto” no haya ninguna relacionada con las responsabilidades del gobierno, como por ejemplo, sobre cómo están los edificios o la calidad de la comida de los comedores. Eso sí, preguntas sesgadas sobre el desempeño docente abundaron.
¿Las evaluaciones reflejan la realidad?
En el día de ayer Macri señaló que “para transformar la realidad, primero tenemos que conocerla tal cual es”. La divulgación de las preguntas ha simplificado considerablemente este debate. Por ejemplo, una de las preguntas sobre “recursos naturales” afirma como correcto que no hay problemas de soberanía cuando una empresa trasnacional extrae minerales. Una gran polémica también despertó una pregunta en la que la mayoría de las respuestas posibles relativizaban e incluso justificaban el accionar genocida de la última dictadura militar.
Es claro que toda evaluación implica un recorte de contenidos. Por otra parte, las evaluaciones censales (a toda la población seleccionada), necesariamente incluyen mecanismos cerrados de respuesta –múltiple choice-, lo que reduce lo que se puede evaluar. Como si fuera poco, las evaluaciones estandarizadas no tienen en cuenta el contexto específico, ni el recorrido que viene haciendo cada estudiante o docente. Por todo esto resulta poco serio plantear que una evaluación pueda ser aséptica y reflejar fielmente la realidad. Todo recorte implica decisiones pedagógicas, políticas e ideológicas. Acaso, ¿es casual que no se haya evaluado sobre la larga cadena de violencias que terminan en femicidios?
¿En los países donde se hacen estas evaluaciones se mejoró la educación?
Para responder esta pregunta tan sólo hace falta abrir los diarios. Los tres países de América que más han desarrollado estas políticas -Chile, México y EE.UU.- se encuentran en plena crisis educativa y enfrentando manifestaciones multitudinarias. Incluso Dianne Ravitch, una de las promotoras de las evaluaciones estandarizadas en Estados Unidos, declaró en un libro reciente la bancarrota de la educación estadounidense. En su libro explica que los padres rechazan estas pruebas porque generan estrés en sus hijos. Al igual que los docentes. Como si fuera poco, los estudiantes deben responder a estas evaluadoras privadas, que ganan mucho dinero y al mismo tiempo favorecen los contenidos útiles a las empresas que promocionan el sistema. Todo esto en desmedro de la educación. Las maestras, un mes antes de la evaluación, comienzan a adiestrar a los alumnos para los multiple choice. Adiós a la poesía, la producción escrita creativa y las artes. Se prepara a los alumnos para que pasen el examen y se los evalúa a todos por igual.
¿Por qué dicen que el Banco Mundial está detrás del Operativo Aprender?
Este tipo de reformas basadas en evaluaciones censales, externas y estandarizadas vienen siendo impulsadas y aplicadas desde hace más de 10 años en gran parte de América Latina. El Banco Mundial es su principal impulsor e ideólogo. Esto se puede apreciar claramente en la publicación que hicieron hace dos años titulada Profesores Excelentes. Allí el Banco Mundial analiza la implementación de reformas educativas durante la primera década de este siglo y saca conclusiones para imponerlas con la “menor resistencia posible”.
Es el propio Banco Mundial quien confirma que este tipo de evaluaciones censales a estudiantes, como la que se propone ahora para Argentina, fueron el primer paso de la reforma privatista chilena, “esta secuencia de reformas se implementó en Chile entre 1995 y 2004, más recientemente en el estado de São Paulo”.
¿Qué pasará con el Operativo Aprender?
La magnitud del rechazo y boicot de docentes, estudiantes y familias, sumado a las filtraciones de los cuestionarios, impiden que el Gobierno pueda utilizar seriamente de estas evaluaciones para justificar ataques a la educación pública. Sin embargo, sólo redoblando las campañas y superando la pasividad cómplice de la conducción de Ctera se podrá terminar de derrotar estas reformas vía evaluación estandarizada.
Hernán Cortiñas
Congresal Unión de Trabajadores de la Educación (UTE)
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