lunes, 12 de septiembre de 2016

Inversiones externas y conflicto social

Las claves de la coyuntura política y económica en la Argentina se concentran en la búsqueda de inversiones externas por parte del gobierno y la escalada del conflicto social que protagonizan las centrales sindicales y los movimientos populares.

Mini Davos

Desde el gobierno se prepara una semana intensa con visitas de 1.500 empresarios de las principales transnacionales en búsquedas de negocios rentables en tiempos de crisis capitalista, es decir, de problemas para lograr su principal objetivo: obtener rápidas ganancias.
El gobierno convocó al “Foro de Inversiones y Negocios de Argentina”, FINA 2016, un Mini Davos en el Centro Cultural Néstor Kirchner en Buenos Aires. Es una réplica del encuentro anual en Suiza desde 1971, pero con objetivos de vender a la Argentina como territorio de inversión, especialmente para las finanzas, la minería, el petróleo y el gas. El Ministro de energía difunde un spot donde convoca a invertir en energías convencionales y renovables, una de las principales apuestas del gobierno ante los problemas energéticos.
La información oficial está en inglés, con traducción al español en el sitio de internet: https://argentinaforum2016.com/en/in_the_news donde se informa “la participación de más de 1500 líderes empresariales, inversores y figuras políticas del país y el mundo” y se destacan entre los locales a “Marcos Galperin, fundador de Mercado Libre; Luis Pagani de Arcor; Paolo Rocca de Techint y Martín Migoya, de Globant”, y entre los extranjeros a “Román Escolano, vicepresidente del Banco Europeo de Inversión; Jorge Familiar, vicepresidente para América Latina y el Caribe del Banco Mundial (BM), Jane Fraser, CEO para América Latina del Citigroup; Joe Kaeser, presidente y CEO de Siemens y Muhtar Kent, presidente y CEO de The Coca-Cola Company.” Se completa con el listado de los principales participantes.
El organizador es la “Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional” creada en 2016 desde el Ministerio de la Producción para insertar al país en la transnacionalización de la economía mundial, que en la jerga propia supone atraer inversiones externas y promover inversiones locales al exterior. Desde allí se estimula el régimen de “Participación Pública Privada” (PPP), nueva forma que adquieren las privatizaciones en nuestro tiempo. Ya existe proyecto legislativo sobre la PPP presentado al Senado de la Nación por el Jefe de Gabinete de Ministros.
Resulta interesante recorrer el sitio en internet para verificar la oferta de la Argentina desde diciembre del 2015 (asunción de Mauricio Macri), publicitando la oportunidad de ganancias que ofrece el país, haciendo propaganda del endeudamiento en 16.500 millones de dólares para cancelar a acreedores externos en conflicto, en señal de voluntad y garantía de seguridad jurídica.
Allí están puestas las expectativas para superar la recesión en curso y mostrar mejores datos de la economía local, lo que en sí mismo no significará mejoras en la condiciones de vida de la población, por ello es que destaca el creciente descontento social, que incluye la condena callejera al cónclave empresario de la Asamblea Argentina mejor sin TLC.

Ascenso del conflicto hacia el paro nacional

Las secuelas de la gigantesca Marcha Federal, con una concurrencia al cierre de 200.000 participantes se hacen sentir en la convocatoria del gobierno a dialogar con la CGT y luego con las CTA; pero en el mismo sentido se destaca el cónclave de la CGT con parte de los movimientos populares, toda una novedad, más propio del espíritu de creación de la CTA en los 90 que del sindicalismo tradicional expresado en la CGT.
Esos mismos movimientos se reunieron en la semana con ambas CTA, poniendo de manifiesto la necesaria articulación de la diversidad de organizaciones y movilizaciones populares. Es un dato novedoso que intenta superar desde la unidad de acción la fragmentación política de esa diversidad de organizaciones. El eje de esas conversaciones fue la construcción de un Paro Nacional. Es el resultado lógico de un trayecto iniciado en simultáneo con el gobierno Macri de ascenso de la protesta social.
Razones para la protesta social son muchas y variadas, desde los despidos, las suspensiones, a la inflación y el tarifazo en servicios públicos. Son medidas que no solo afectan a los trabajadores, sino de manera creciente a sectores pequeños y medianos del empresariado que liga su actividad con el mercado interno, por lo que pueden confluir con la demanda por un Paro Nacional.
Desde el gobierno no hay respuesta, aunque intenten contener la conflictividad con encuentros cordiales sin solución efectiva. La expectativa oficialista pasa por la llegada de inversiones que contengan la pérdida de empleo, del orden de los 120.000 puestos de trabajo según reconoce el propio Ministro de Trabajo.

¿Quién dirige y con qué rumbo el conflicto?

El gran interrogante es sobre la conducción política del conflicto social, ya que la escalada social movilizada se promueve por reivindicaciones inmediatas y concretas, como el ingreso y los precios.
La cuestión de fondo está en el más allá, en el rumbo social, cultural y político de la sociedad argentina y su inserción mundial, lo que supone nuevas y más profundas discusiones sobre el modelo productivo y de desarrollo.
Se trata de discutir qué inversiones requiere la Argentina y para promover que tipo de producción y satisfacer que necesidades y de quienes.
La transnacionalización que promueve el gobierno profundiza la inserción subordinada, dependiente, de la economía local en el sistema mundial del capitalismo y es eso lo que debe discutirse.
Algunos se interrogan sobre como relanzar la economía local y caen en el callejón sin salida de las inversiones externas y la lógica de dominación sistémica, sin imaginar nuevas formas de relaciones económico sociales para satisfacer amplias necesidades sociales.
Es un debate sobre el presente y el futuro de la Argentina, de la región y del mundo.

Julio C. Gambina

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