Hoy entre las 7 y las 10 horas estuvo interrumpido el servicio de Trenes eléctricos entre Temperley y Plaza Constitución debido a la rotura del cable sostén de la línea de catenaria (el cableado que transmite la energía eléctrica que permite mover las formaciones). A su vez, explotó un transformador en Banfield.
En ese horario pico, decenas de miles de usuarios utilizan el tren para concurrir a sus trabajos. El transporte automotor colapsó. Se pierden miles de horas en la industria y los premios por asistencia y puntualidad que afectan el salario obrero, así como el jornal de quienes viven de changas y trabajo informal.
Estas graves consecuencias deberían justificar una revisión general periódica de toda la infraestructura que Sofse (Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado) no lleva adelante, como tampoco lo hacían, Argentren, Ugofe y Metropolitano, es decir todas las formas societarias que administraron el ferrocarril con control privado o estatal en las últimas décadas.
Las cuadrillas de mantenimiento son muy pocas y se interviene sobre la falla. No hay mantenimiento preventivo. Falta personal técnico capacitado y una política de capacitación técnica ferroviaria.
La política de retiros voluntarios, en la forma de jubilación anticipada, que implementan Macri y el ministro de Transporte Guillermo Dietrich podría suprimir personal de mayor experiencia sin un recambio de personal capacitado en áreas de responsabilidad técnica.
Las inversiones de renovación tecnológica por 14 mil millones de dólares prometidas por Macri no tendrían –de este modo- quién las mantuviera si no hay un masivo ingreso de personal con formación técnica y cursos de capacitación internos, algo que el macrismo no prevé.
En nombre de dicha renovación técnica, a su vez, el macrismo justificaría un nuevo tarifazo en el transporte que descargue el peso de las inversiones sobre los usuarios y garantice rentabilidad para una posterior privatización. Como el kirchnerismo, Macri no piensa hacerles pagar a los responsables del vaciamiento ferroviario (Cirigliano, Taselli, Roggio, Romero o su propio padre Franco Macri).
Luchar por un servicio eficiente implica enfrentar el ajuste actual en los ferrocarriles que reduce puestos de trabajo, cierra ramales y deja pueblos incomunicados en todo el país.
Luchamos contra la complicidad de la dirección burocrática de los sindicatos ferroviarios con este ajuste y luchamos por un ferrocarril estatal al servicio del pueblo, bajo control de los trabajadores.
Jorge Hospital
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