martes, 20 de septiembre de 2016
Macri en la ONU: sin fronteras para entregar el país
El presidente arrancó su agenda en EE.UU. el día que el FMI desembarcó en el país para revisar el estado de la economía. Mini Davos; FMI; más deuda; el macrismo profundiza la sumisión al capital.
Luego de intensas jornadas de “remate” en el Mini Davos que sesionó la semana pasada en Buenos Aires, el presidente Macri comenzó su recorrido en EE.UU. para asistir a su primera reunión plenaria, la número 71, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El presidente llegó a EE.UU. casualmente el mismo día que una delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI) arribó a nuestro país, luego de 10 años, para auditar el estado de la economía argentina.
Es la primera auditoría que se hará desde que Néstor Kirchner la suspendió cuando intervinieron el INDEC. No obstante, la última misión de 2006 había dejado testimonio de la política de aquellos años: “El ajuste fiscal posterior a la crisis no tiene precedentes históricos”, señaló aquella última misión.
Hay que recordar que durante los gobiernos kirchneristas, a pesar del relato anti-organismo, la adhesión al FMI se mantuvo intacta, a pesar de no haber realizado las auditorías.
En busca de inversiones
La agenda de Macri en Nueva York se inició con la reunión anual de la Clinton Global Iniciative. Allí participó de una misma disertación junto al ex presidente de EE.UU., Bill Clinton, y al primer ministro italiano, Matteo Renzi.
El presidente festejó el regreso del FMI a la Argentina afirmando que “esta semana, después de 10 años, está visitando el país una misión del FMI para cumplir con el Artículo IV, como ocurre en cualquier país normal del mundo”.
Macri insistió con que "en Argentina hay un gran optimismo, mucho entusiasmo, un convencimiento profundo de lo que estamos haciendo para volver a ser un país que se desarrolla y confiable", y destacó que durante sus primeros meses de gestión se eliminaron las restricciones cambiarias y a las importaciones, y se llegó a un acuerdo con los fondos buitre, entre otras medidas.
Luego el presidente asistió a la Bolsa de Nueva York, donde expuso en un evento organizado por el diario Financial Times con el título "la nueva Argentina". Además se reunió con la junta directiva de la Bolsa y con varios CEO de empresas de tecnología.
El presidente argentino también tuvo tiempo para reunirse con el vicepresidente de la empresa General Electric, John Rice. La Casa Rosada informó que "el director de Cotizaciones Globales de NYSE, John Tuttle, se entusiasmó por las posibilidades de crecimiento que tiene la Argentina y le comunicó a Macri su propósito de incrementar un 200 % la planta de programadores de la empresa que posee en el país".
La deuda en aumento
Los lazos al capital imperialista vuelven a crecer. Y no se trata solo de palabras o de discurso. Hace ya meses que el Gobierno cerró el acuerdo con los fondos buitres entregando hasta el último centavo reclamado por los acreedores. Así, realizó la mayor emisión de deuda en 20 años para un país “emergente” y le pagó a los fondos buitres en efectivo 9.300 millones de dólares con rendimientos que fueron de 846 % para Aurelius, hasta 3.183 % para Bracebridge, y en el medio entre ambos, de 1.308 % para NML de Paul Singer.
El macrismo argumenta que había que pagar para “volver al mundo”. Desde el kirchnerismo mostraron alarma y fueron críticos por esa decisión. Sin embargo, olvidan su intento de volver a los mercados con la indemnización pagada a Repsol por la expropiación parcial de las acciones de YPF o el acuerdo con el Club de París y el CIADI (un tribunal imperialista que funciona dentro de la estructura del Banco Mundial).
Precisamente, desde el mismo espacio político dijeron que el pago a los fondos buitres era una “inaceptable extorsión”. Pero esta denuncia se desvanece en el momento de recordar que sus senadores votaron a favor de la entrega en el Congreso Nacional. El hecho no debería extrañar a nadie. Durante años, la misma Cristina Fernández se definía como “pagadora serial”. De hecho, los canjes realizados en 2005 y 2010 dejaron como saldo a los “buitres buenos” un 300 % de ganancia, una cifra nada despreciable.
El Gobierno actual supo aprovechar la “herencia K” de bajo endeudamiento para retomar el sendero de la deuda. El Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas publicó que la deuda interna y externa del Estado Nacional, en pesos y en moneda extranjera, suma U$S 245.505 millones al segundo trimestre de este año. Número que representa el 55 % del PBI, que suma en la cuenta los bonos emitidos para pagar a los fondos buitres y contempla a los bonistas que no ingresaron a los canjes de la deuda.
Se profundizan los lazos con el capital extranjero
Desde que asumió, el Gobierno se esforzó por mostrarle al mundo que en vez de regatear ante el poder imperialista como lo hizo el kirchnerismo (lo cual, obviamente incluía pactos coloniales como el firmado con Chevron), tendría una política directamente servil.
Así lo hizo en su gira en Davos o recibiendo a Obama el día del aniversario del golpe militar el 24 de marzo, a Hollande y a Renzi. El ministro Prat Gay llegó al punto de “pedir perdón” a los empresarios españoles vaciadores de Aerolíneas y Repsol, causante del descalabro energético que ahora buscan resolver, en interés de las empresas, con los tarifazos.
Recientemente, cerró el Foro de Inversión y Negocios, donde el gabinete completo buscó rematar el país al mejor postor y mostraron predisposición para ajustar aún más las condiciones de vida de los trabajadores. Lo que sea que el capital necesite para invertir.
Un enorme despliegue y gastos de recursos que dejó, aunque fue un importante espaldarazo del capital internacional, un sabor amargo para el gobierno porque los anuncios de inversiones fueron escasos. Los empresarios aguardan las elecciones de medio término para creerle a Macri que están en una Argentina distinta.
El kirchnerismo, en tanto, tuvo un discurso de soberanía nacional pero la concentración y extranjerización de la economía se mantuvo en la década pasada.
El 63 % de las empresas más grandes son de capital extranjero y dentro de las 500 empresas que representan un tercio del valor agregado nacional, la participación extranjera se incrementó un 47 % en 18 años y pasó de 219 empresas en 1993 a 322 en 2011.
Los Gobiernos pasan y las estadísticas siguen mostrando los altos ritmos de concentración y extranjerización que sufrió la economía desde comienzos del presente siglo hasta la actualidad. El macrismo en su cruzada de abrirse al mundo, profundiza los lazos de dependencia al capital imperialista.
Mónica Arancibia
@monidi12
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