Un viaje hacia las utopías revolucionarias (LIII)
Cuándo se habían terminado los comentarios y los efectos de la visita de María Estela Martínez, y esta se embarcaba de regreso a Madrid manifestando, claramente, su oposición a nuestro planteo, dirigido a que el General abandonara su exilio madrileño y se radicara en La Habana; una noticia nos conmocionó.
El 29 de octubre de 1965 había sido secuestrado en París Mehdí Ben Barka, dirigente socialista marroquí que presidía el Comité Organizador de la Conferencia Tricontinental que se llevaría a cabo en la capital cubana en enero de 1966.
Lo había conocido en 1963, en el departamento que ocupaban Alicia y John en el Hotel Riviera, de la “ciudad de las columnas”.
Hablaba muy bien el castellano y tenía una sólida formación ideológica, y mucha empatía con nuestros compañeros.
Fue uno de los organizadores de la Conferencia realizada en Accra -la capital de Ghana- en el año 1957, donde se constituyó la Organización de Solidaridad de los Pueblos de Asia y Africa.
En la misma participaron 500 delegados de Movimientos de Liberación de ambos continentes, y fue presidida por Ismael Touré, hermano del presidente de Guinea Sekou Touré, ocupando, Ben Barka, una de las vicepresidencias.
Esta organización se proponía nuclear movimientos o partidos y no Estados, estableciendo una relación, equidistante, con la Unión Soviética y la República Popular de China, lo que le generaba cierta animadversión de los partidos comunistas.
Al producirse la Revolución Cubana, el dirigente socialista marroquí impulsó la incorporación de América Latina e incluso de los movimientos revolucionarios surgidos en los Estados Unidos, a esta organización.
En las conversaciones con Alicia y John les había trasmitido el entusiasmo que le había generado la campaña de alfabetización llevada a cabo en Cuba, que pensaba reproducir en Marruecos; una vez derrocada la monarquía.
Durante su exilio en Argel en 1964 se había relacionado con Amilcar Cabral -dirigente revolucionario caboverdiano- y con Malcom X, que lideraba el movimiento revolucionario en la capital del imperio.
John lo había visto en la última reunión del Comité Organizador de la Tricontinental realizada, unas semanas antes, en la capital cubana y cuándo fue secuestrado, se aprestaba a viajar a dicha ciudad para ultimar los detalles organizativos del encuentro.
El secuestro y posterior desaparición, fue una operación conjunta de la policía francesa con un comando del servicio de inteligencia marroquí. Su cuerpo nunca fue hallado.
Organizamos movilizaciones en todas las universidades exigiendo la aparición con vida del revolucionario árabe y, pese a la vinculación de la burocracia de nuestro Movimiento con el General De Gaulle, a la sazón presidente del país galo, algunos gremios combativos se sumaron a la protesta.
Ben Barka sostenía que “África era la América Latina de Europa” y en la revista que fundara en Argel -“La Revue Africaine”- reproducía el mensaje con el que Fidel Castro había convocado a la Conferencia Tricontinental en el que consignaba que “las ideas socialistas son las ideas revolucionarias de esta época histórica”.
Al mismo tiempo que nuestra mirada estaba puesta en esta Conferencia de los Movimientos de Liberación que reivindicaban la lucha armada como único camino para alcanzar la Liberación y lograr una sociedad socialista, los rumores sobre la inminencia de un golpe militar en el país, aumentaban.
Eran inocultables las constantes reuniones de la cúpula castrense, encabezada por el General Juan Carlos Onganía, con los dirigentes sindicales liderados por Augusto Timoteo Vandor.
Pese a que Perón había desautorizado cualquier maniobra dirigida a desestabilizar al gobierno radical, estos contactos se reiteraban.
Decidimos que antes de que John viajara a La Habana a participar de la Tricontinental, presidiendo la delegación argentina, realizara una visita a Santa Fe y Paraná.
En la primera realizaríamos una conferencia de este en la Facultad de Derecho y diferentes reuniones con la militancia y, en mi ciudad, la charla sería en un local que nos facilitaría el Sindicato de Panaderos que encabezaba un dirigente comunista muy prestigiado, Sixto Ortiz.
Que pasó en aquella Conferencia Tricontinental realizada en la capital del primer país socialista de América, como se fue generando el vínculo sindical militar y cuál fue el impacto de la visita del “Bebe” Cooke a nuestra región serán algunos de los temas que abordaremos en nuestra próxima nota.
Manuel Justo Gaggero, ex Director del Diario “El Mundo” y de las revistas “Nuevo Hombre” y “Diciembre 20”.
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