lunes, 30 de marzo de 2015
24 de marzo, Milani y el batallón 601
Milani es la representación pública de las decenas de miles de asesinos de uniforme que siguen libres y en funciones junto a sus cómplices civiles: los ideólogos del golpe, los empresarios acompañados por políticos patronales, del poder judicial, eclesiástico y sindical. La diferencia con el resto es que la presidenta lo encumbró lo más alto que pudo.
El kirchnerismo quiere utilizar a las miles de personas que se movilizaron el 24 -una fecha que como todos sabemos moviliza desde hace muchos años a trabajadores y jóvenes de todo el país- como furgón de cola del festejo por “las victorias” y “los logros” de su gobierno, aunque astutamente lo haya convocado previamente y por todos los medios a su disposición con el lema de la "marcha de las Madres y Abuelas", con Hebe de Bonafini y Estela de Carloto a la cabeza.
También acusan a la izquierda y a los organismos de derechos humanos independientes que conforman el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia de infantiles por no reconocer la falacia de la "verdad a medias", de no ver la mitad del vaso lleno de los logros K, cuando esos logros en realidad fueron un puñado de símbolos por la “Memoria” y el avance de algunos juicios donde un grupo de genocidas son condenados mientras el conjunto del aparato represivo, de leyes y de transformaciones institucionales heredados de la dictadura siguen prácticamente intactos.
Hace poco más de cinco años, cuando César Milani era desconocido de forma masiva, el actual jefe de Ejército aparecía en un listado de integrantes (entre 1976 y 1983) del Batallón 601, centro clave de inteligencia del Ejército para reprimir a las organizaciones sindicales y políticas que la dictadura buscaba liquidar, que fue publicado por la Revista Veintitrés. No hay otro fundamento que tener un represor al mando del Ejército como Milani o que Hebe -justamente ella todo un símbolo de la lucha antirrepresiva en la dictadura- lo haya abrazado, para demostrar que la impunidad que rige en la Argentina no caduca por más que algunos cientos de viejos represores estén en las cárceles.
Milani es la representación pública de las decenas de miles de asesinos que siguen libres y en funciones entre las fuerzas de represivas, de seguridad e "inteligencia" junto a sus cómplices civiles: los ideólogos del golpe, los empresarios acompañados por políticos patronales, del poder judicial, eclesiástico y sindical. La diferencia con el resto es que la presidenta se encargó de encumbrar lo más alto que pudo a Milani.
El llamado a conformarnos porque se hizo “Justicia” para “algunos desaparecidos” y contentarnos con la pereza de pensar que esa "Justicia" -la que los periodistas adláteres del gobierno denuncian como “lo peor de la dictadura” sólo cuando entra en rencillas con los K- “llegará” para el resto de los 30.000 asesinados durante la dictadura y los más de 1.500 bajo los gobiernos de Perón e Isabel, en unos 300 años -por poner un número inclusive modesto- es inaceptable.
Son miles de represores que se encuentran repartidos en distintas instituciones del Estado, para reprimir y perseguir, como a los trabajadores de Lear; asesinar, como a los miles de jóvenes de las barriadas pobres; y “desaparecer” como a Julio López. Desde la izquierda de los trabajadores seguimos luchando inclaudicablemente desde el comienzo, contra la represión de ayer y de hoy; nos preparamos para las luchas del mañana.
Todos los logros conseguidos fueron producto de la movilización en las calles, de decenas y decenas de miles cada año y en cada uno de los reclamos vinculados a los derechos humanos. Es la única perspectiva realista. Siempre lo entendimos así, tomando las tradiciones de lucha más heroicas de nuestra clase trabajadora. Como en el intenso proceso de insurgencia revolucionaria de los años 70, cuando la clase obrera logró tirar abajo en un día al "Brujo" Lopez Rega, el organizador de la Triple A y mano derecha de Perón e Isabel mediante la huelga general y la movilización de cientos de miles de trabajadores y estudiantes.
Es con esa fuerza, la de la clase obrera, de la mano de los jóvenes y las mujeres, los sectores verdaderamente democráticos, que se puede imponer la apertura de los archivos, el castigo de todos los culpables y la disolución de los aparatos represivos. A esa perspectiva apostamos desde el PTS.
La marcha de la izquierda y los organismos de derechos humanos, sindicales, estudiantiles, que se movilizaron de manera independiente del gobierno este 24, levantó una bandera para aquellos que reniegan de la política de un gobierno que se viste de progre y se abraza con represores, para los que no quieren conformarse y quieren en cambio ampliar entre los trabajadores y la juventud la lucha contra la represión y la impunidad que garantizan los gobiernos de turno de una u otra forma, para pasar a la ofensiva.
Andrea Robles
La autora es hija de César Robles, dirigente del PST asesinado por la Triple A a fines de 1974. Milita en el PTS y dirige el Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones (CEIP) León Trotsky de Buenos Aires.
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