martes, 27 de noviembre de 2007

Una proeza de las ciencias cubanas.



A 10 años del hallazgo e identificación de los restos del Che y sus compañeros

FREDDY PÉREZ CABRERA Y ORLANDO ORAMAS LEÓN

SANTA CLARA.— La búsqueda, hallazgo e identificación de los restos del Che y sus compañeros de guerrilla resultó una proeza científica fruto de la investigación y el trabajo multidisciplinario de especialistas e instituciones cubanos.

Las pruebas forenses fueron concluyentes sobre la identidad de los restos del Che. Las técnicas de ADN confirmaron la validez científica.

Así se corroboró ayer durante la celebración de un taller conmemorativo del décimo aniversario de ese resultado de indudable valor patriótico, humano y sobre todo científico, celebrado en la Escuela de Trabajadores Sociales de Santa Clara, a unos pasos del Memorial donde reposan los restos del Comandante Ernesto Che Guevara y sus compañeros de lucha.

Convocado por la Academia de Ciencias, el evento contó con la participación del Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez y el General de División Rogelio Acevedo González, compañeros del Che durante la gesta revolucionaria; Rolando Alfonso Borges, jefe del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido, los doctores Fernando González, ministro en funciones del CITMA, e Ismael Clark, presidente de la Academia de Ciencias, representantes del Cuerpo Diplomático, así como investigadores de las diversas ramas de las ciencias que intervinieron en aquel esfuerzo desde Cuba e integrantes del grupo que trabajó en Bolivia para el hallazgo de los restos del Che y sus compañeros de la gesta boliviana.

Presentes también en el taller estuvieron las principales autoridades de la provincia de Villa Clara, encabezadas por Omar Ruiz Martín, primer secretario del Partido en este territorio.

Una década después del regreso de aquel Destacamento de Refuerzo, como le llamó Fidel, se ratifica la importancia de todo el proceso que condujo finalmente a la identificación de los restos del Guerrillero Heroico, mediante métodos científicos cuya validez fueron confirmados, además, por pruebas de ADN a los restos del Che y de otros guerrilleros.

La culminación exitosa no fue resultado del azar o la improvisación, sino a partir de una cuidadosa labor de acopio, análisis e interpretación de las informaciones recogidas en las investigaciones históricas realizadas desde años anteriores, y en cada una de las etapas subsiguientes en las que estuvo presente el trabajo en colectivo y la cooperación interinstitucional.

Ejemplar integración, aportes de la investigación histórica, la antropología, la sociología y otras ciencias sociales, así como importantísimas contribuciones de disciplinas técnicas como la geología, la geodesia, geoquímica y la cartografía, también de la informática, botánica, edafología, geofísica y la medicina forense, incluyendo las más modernas técnicas moleculares y de la antropología física, contribuyeron al éxito de la misión, subrayó el titular del CITMA.

DESDE EL PRIMER INSTANTE

Los primeros pasos de Cuba por encontrar y repatriar los restos del Guerrillero Heroico comenzaron desde que se supo de las primeras noticias de su muerte.

Un momento decisivo resultó, en 1995, las declaraciones del general (r) boliviano Mario Vargas Salina, quien comandó la emboscada de Vado del Yeso, al asegurar que el Comandante Guevara estaba enterrado en Vallegrande.

Ese propio año fue creada una comisión de trabajo presidida por el General de Ejército Raúl Castro, Segundo Secretario del Partido, y un grupo ejecutivo, encabezado por el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés, encargado de coordinar la tarea de búsqueda, exhumación e identificación.

A tales efectos conformaron un grupo de identificación del Instituto de Medicina Legal y del Laboratorio Central de Criminalística, que recabó información primaria, incluida la aportada por los familiares. Además, se organizó la búsqueda de datos en el terreno para guiar los trabajos de prospección, asentada sobre un sistema de inteligencia artificial.

Al propio tiempo comenzaron las coordinaciones con diversos centros de investigación e institutos de la Isla para obtener la cooperación de los mejores especialistas. También se emprendió la tarea de seleccionar, localizar o producir los medios técnicos necesarios para enfrentar ese reto científico.

En Cuba varios grupos multidisciplinarios con expertos en todas las ramas de la ciencia contribuyeron al esfuerzo de localizar los enterramientos y luego aplicar las técnicas disponibles para lograr identificaciones positivas de cada uno de los combatientes encontrados. No se escatimaron recursos ni especialidades.

Un equipo de trabajo, encabezado por el doctor Jorge González Pérez, por aquella fecha director del Instituto de Medicina Legal, viajó progresivamente a Bolivia a finales de 1995, cuando prácticamente concluía lo que se concibió como la primera etapa de búsqueda, realizada por antropólogos argentinos, quienes elaboraron un informe técnico que posibilitó continuar las investigaciones.

Así, quedaron establecidas las comunicaciones entre los especialistas cubanos en Bolivia y el grupo ejecutivo en La Habana, que a su vez tenía a su disposición el considerable equipo que desde aquí respaldaba y orientaba el trabajo de los que actuaban sobre el terreno.

LOS PROTAGONISTAS

Y en Santa Clara, en apretada síntesis, se expuso con pruebas de todo tipo el quehacer científico que permitió todo el proceso de estudios históricos, investigación básica, búsqueda en el terreno, exhumación e identificación de los restos, posibles por la integración entre instituciones y especialistas.

Desde la persistencia de la doctora María del Carmen Ariet, para fijar la historia y con ella la metodología; el doctor Fernando Ortega y el ingeniero Carlos Sacasas, en el estudio del terreno, con técnicas que van desde el georradar hasta otras más simples para llegar a la convicción de excavar en el lugar indicado, el antropólogo Héctor Soto y otros en Bolivia.

Luego los doctores Luis Herrera Martínez y Ricardo Leonard Cruz, explicaron de manera sencilla toda la compleja metodología empleada mediante técnicas de ADN en Cuba, y que es de uso universal. Estas técnicas permitieron autentificar los métodos empleados posteriormente por los antropólogos y forenses cubanos en la identificación del Che. Las técnicas de ADN, incluido el establecimiento de la paternidad en dos de sus hijos, confirmaron la identificación plena de los restos, dictamen emitido en noviembre de 1997.

En su caso particular se calculó mediante el uso de seis marcadores la frecuencia del perfil genético de los restos estudiados que sólo podría ser encontrada en una entre 500 millones de personas. Los test de paternidad, por su parte, arrojaron coincidencias de más del 99%.

En esta tarea participaron el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, el Laboratorio Central de Criminalística, el Instituto de Medicina Legal y el Laboratorio de la Defensa Civil.

PRUEBAS CONCLUYENTES

El doctor Jorge González se refirió a su vez a las pruebas que, desde el primer momento, concluían la identidad del Guerrillero Heroico, en particular la comparación de la dentadura con un estudio de caracterización antropológica dental existente.

No hay dos personas en el mundo con similitudes en sus características dentales: tamaño de las piezas, posición, rotación, elementos todos probatorios que estaban a mano en el caso del Che, enfatizó.

Se comprobaron además otras coincidencias: una fractura anterior, otras descritas por la autopsia, y se mostró, por primera vez, una foto del cráneo con la característica protuberancia en el arco superciliar que se sumó a los hechos probatorios de su identificación, incluida la ropa con que fue enterrado, y la tabaquera encontrada en el bolsillo de su chaqueta.

Finalmente el doctor García Gutiérrez (Fisin) explicó las razones del detallado estudio odontológico que se poseía sobre el Che y que era imprescindible para el trabajo de superposición que fue necesario practicarle en la dentadura para poder garantizar su desplazamiento seguro, sin que el mismo pudiese ser reconocido.

A 10 años de aquella proeza inédita de las ciencias cubanas, el taller donde se conmemoró no resultó para nada luctuoso, sino confirmación de la validez del ejemplo de aquellos a quienes hoy honramos a diario.

Como lo graficó uno de los miembros del equipo de antropólogos argentinos que inició la búsqueda en Bolivia. En mensaje enviado al evento recordó una frase pintada por mano anónima en una pared de Vallegrande: "Che vivo, como no te querían".

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