lunes, 26 de noviembre de 2007
LA PLATA, REPUDIO A CARLOS RAMÓN ‘MANOPLA’ GÓMEZ
Si no hay justicia, ¡Hay escrache!
Carlos Ramón Gómez, fue parte del “Grupo de Tareas”, que comandaba el represor Miguel Osvaldo Etchecolatz. Durante la dictadura militar se hizo conocido con el apodo de ‘Manopla’; reconocido de esta manera, en el testimonio de Jorge Julio López como uno de los torturadores que actuaba en el Pozo de Arana, y como parte de la patota que asesinó a Norberto Rodas, a Patricia Dell’ Orto y Ambrosio De Marco. ‘Manopla’ Gómez continuó con su cargo dentro de la policía de la Provincia de Buenos Aires hasta marzo de 2004, al ser pasado a Retiro Activo Obligatorio con el rango de Suboficial Mayor. A más de un año de haber sido reconocido por López en su testimonio, el torturador goza impunemente de su libertad y López continúa desaparecido. Frente a esto, la condena social responde con un masivo escrache, donde los vecinos son alertados tras el paso de los manifestantes que recorren el barrio del genocida.
El jueves 22 de noviembre el Parque San Martín de La Plata, fue el centro de la concentración que arrancaría hacia la casa de Carlos Ramón ‘Monopla’ Gómez. Muñecos gigantes parodiando a los represores encabezaban la marcha; detrás, la bandera de la Multisectorial La Plata, junto a los cientos de carteles con los rostros de López y los signos de incógnitas que avanzaban dejando en cada paso la denuncia frente a la impunidad.
El escrache recorrió las calles platenses, mientras los vecinos se asomaban de sus casas, los comerciantes salían de sus negocios, y los automovilistas se detenían, muchas veces, mirando a la movilización con la mirada de la indiferencia. Los vecinos fueron alertados con volantes que explicaban quién era Carlos Ramón ‘Manopla’ Gómez, dejando en sus manos los antecedentes de un asesino.
La construcción social del escrache se establece en esta relación con la comunidad en general; los más curiosos miraban distantes, algunos sumaban sus pasos haciendo huella a la denuncia, otros sintieron desde lo más profundo el repudio hacia su vecino, reconociendo su historia en aquella violenta y silenciosa cotidianeidad del barrio.
Que el país sea su Cárcel!
A lo largo del camino, stencils y pintadas quedaron impregnadas en las paredes y en el asfalto del vecindario. Los carteles de las calles fueron resignificados con nuevos carteles que indicaban a cuántos metros quedaba la casa del asesino. A más de doscientos metros de distancia, un vallado policial hizo su presencia. Las fuerzas de seguridad se duplicaban en cada fila, muy lejos del primer vallado habían instalando otro, triplicando la cantidad de uniformados. El repudio no se hizo esperar, los rostros de López también se duplicaron sobre las rejas del vallado que separaba la verdad y la necesidad de justicia, de la otra verdad: la policía protegiendo a los genocidas.
Cientos de efectivos azules se mantenían en pie. Firmes, rígidos, patriotas, custodias del orden, obedientes, en defensa de un integrante de la patota de secuestradores, torturadores y asesinos a cargo de Miguel O. Etchecolatz; de un genocida asignado durante la dictadura a la Brigada de Investigaciones de La Plata; de un integrante de la patota que asesinó en el Pozo de Arana; de un torturador y asesino reconocido por Jorge Julio López.
El despliegue de las fuerzas policiales, evidencia una vez más que el aparato represivo continúa vigente; el despliegue de la represión simbólica sigue expresando que la verdad no está en manos del gobierno; el despliegue de las fuerzas sigue intentando acallar al pueblo, instalando el miedo y falseando la verdad.
El 28 de junio de 2006, Jorge Julio López relató, en su testimonio contra el represor Etchecolatz, quiénes estuvieron presentes durante el asesinato de Patricia Dell’ Orto, Ambrosio Francisco De Marco, Norberto Rodas, y sobre las torturas en Arana, a través del cual quedó evidenciado el accionar represivo de ‘Manopla’:
“Después sentí que a uno que lo saca Etchecolatz con el grupo de picaneadores, grupo que reconozco algunos como Garachico, Aguiar y Urcola (…) Y a este Manopla Gómez que era el que te hacías todas esas echurías, te pegaba patadas en los calabozos. (…)
El día 5 aparece (…) Patricia Dell’ Orto con el marido, toda torturada, lo hizo Gómez (la tortura), la tortura un día, dos, junto con nosotros, le hacían preguntas “¿qué hacían ustedes en la Unidad Básica?”, y Patricia no respondía. El marido estaba todo lastimado. (…) el marido estaba tirado en el suelo e iba este Gómez y le decía “levantate” (…) y le hacían así con las patas”.(…)
Estaba Garachico, estaba Aguiar, estaba “Manopla” Gómez, que Manopla Gómez incluso era el que le hacía hacer a los presos el … meterle la cabeza en el agua el… cómo se llamaba, el submarino seco, alguna cosa de esas.”
El muñeco gigante que parodiaba al cuerpo del genocida, quedó ubicado frente al vallado. Luego, las palabras de Jorge Pastor Asuaje se hicieron escuchar a través del megáfono.Asuaje fue amigo y compañero de militancia de Jorge Julio López. Se conocieron en 1973, en la Unidad Básica Juan Pablo Maestre, de la Juventud Peronista de Los Hornos; tras su reencuentro en 1987 se afianzó una relación de amistad.
Pastor Asuaje era la única persona con quien López conversaba sobre ese pasado atragantado por una justicia lenta, olvidadiza e impune. Hace tres años Jorge Julio López le dejó a su compañero Pastor Asuaje una breve carta, junto con los dibujos y los escritos que expresaban el horror y la perversidad vivida en los Centros Clandestinos de Detención.
“Voy a hablar como compañero y amigo íntimo de Ambrosio De Marco, de Patricia Dell’Orto y compañeros de militancia de Norberto López, y amigo de Alejandro Sánchez. Si yo estoy acá es porque ellos no me delataron. Por el coraje de ellos, que no me delataron en su momento, es posible que yo este vivo hoy acá, para continuar luchando y para decirte Manopla Gómez, que mientras yo esté vivo, y vos estés vivo, no voy a dejar de luchar por lo que luchó Julio López, para que termines tus días en la cárcel. Los Manoplas Gómez fueron el instrumento para que en este país pasara una tragedia, que no es sólo la tragedia de los 30000 desaparecidos, no es sólo la tragedia de Patricia Dell’Orto torturada, a los pocos días de haber dado a luz, no es sólo la tragedia del paraguayo Norberto Rodas, asesinado y torturado, no es sólo la tragedia de mi amigo Ambrosio De Marco torturado y asesinado junto con mi amigo Alejandro Sánchez. Es la tragedia de un país que se ha venido deteriorando desde aquel tiempo producto de un plan sistemático" comanzó diciendo Arzuaga.
"Algunos combatimos de la forma en que pudimos; otros hicieron lo que pudieron dentro de su miedo; y otros han mirado para otro lado y quieren seguir mirando para otro lado, pero para que en la Argentina haya justicia, tenemos que dejar de mirar para otro lado. Yo no es mucho más lo que puedo decir hoy, no es mucho más porque al que quisiera ver para poder estar enfrente de él, es a Manopla Gómez, pero algún día espero encontrarte, y espero encontrarte para bien tuyo en un tribunal y espero que termines algún día en la cárcel, porque creo que esa, (…) esa va hacer la única forma de que algún día entendamos de que se ha hecho justicia” cerró su discurso el ex detenido desaparecio.
El grito necesario para la construcción de la condena social, se hizo colectivo. Vecinos, vecinas, integrantes de organismos de Derechos Humanos, Organizaciones Sociales, estudiantiles, sindicales, se despidieron del vecindario dejando en cenizas el muñeco que representaba al represor. Las calles se fueron descomprimiendo, sólo quedaban las señales de la denuncia.
Carlos Ramón ‘Manopla’ tiene 58 años y vive en la calle 136 esq.50 Nro. 899 de Los Hornos, La Plata.
Su teléfono es 470-3042
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario