lunes, 10 de septiembre de 2007

TRAS LAS ELECCIONES NACIONALES EN CTERA


Apenas una luz lila para Yasky

En un año en que las luchas de los docentes marcaron a fuego la realidad política nacional, tras la muerte de Carlos Fuentealba a manos de la policía neuquina, los más del 30 por ciento de los votos en todo el país obtenidos por la lista Lila, encabezada a nivel nacional por los miembros de los combativos ADOSAC y Aten de Santa Cruz y Neuquén respectivamente, marcan, por un lado, la crisis en la que se sumergió la celeste y blanca durante el gobierno de Néstor Kirchner: casi la mitad de los votantes lo hicieron por otra opción. Por otro lado, la buena elección de la Lila no oculta la falta de opciones representativas a nivel nacional.

La lista Lila – Frente por la recuperación sindical de CTERA - se conformó tras dos plenarios docentes nacionales del Movimiento Intersindical Clasista (MIC). Estuvo encabezada a nivel nacional por Pedro Muñoz, de Adosac, y reunía a la mayoría de las seccionales y provincias combativas del gremio y a casi todos los partidos de izquierda. Desde Tribuna Docente (pertenece al Partido Obrero) lanzaron la multicolor lista Rosa- Gris Roja que superó por poco el 10 por ciento de los votantes.

En el análisis para determinar los motivos de la buena elección hecha por la Lila, se debería comenzar por decir que la figura del saliente secretario general de la CTERA, Hugo Yasky, a quien reemplazará tras los comicios del último jueves Stella Maldonado, viene en franco declive. La falta de contención a las conducciones provinciales que continuaron en lucha, mientras Yasky se mostraba sonriente junto a Néstor Kirchner, se agravó con su tardía y temerosa reacción ante el asesinato de Carlos Fuentealba en Neuquén. “La muerte es el límite”, atinó a decir mientras decretaba un paro nacional para repudiar el asesinato ordenado por el gobernador neuquino Jorge Sobisch, cuando tendría que haber decretado esa medida mucho antes de su autolimitación.

El segundo enfoque posible pasa por remarcar esa especie de “unidad grande“, para denominar al aglutinamiento de representantes de las ultimas luchas en la Patagonia. Esa unidad, asentada en construcciones gremiales democráticas y masivas, es la que posibilitó los números anchos a la hora de contar los votos. Lamentablemente, en esa unidad, quedaron fuera expresiones que pese a los discursos, en la practica se vuelcan hacia la autorreferencialidad infinita; y dentro, expresiones tacticistas que compartieron buena parte de las decisiones tomadas por la conducción oficial de la CTERA, volcandose hacia la Lila tras notar sus posibilidades de triunfo.

Los números, de todas maneras, no deben ser vistos con un solo ojo. La mitad del padrón no votó el último jueves y el desinterés del gremio en este tipo de instancias es creciente.

Prensa de Frente

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