sábado, 4 de noviembre de 2017
Un ataque a fondo a la clase obrera
Pongamos en pie al movimiento obrero
Entonado por el resultado electoral y la connivencia de la CGT, y contra lo que había anticipado en la campaña electoral, Triaca presentó un proyecto de ley a la brasileña, de 145 artículos que atacan a fondo los derechos de los trabajadores. Ninguna asamblea obrera aprobaría este misil antiobrero, que la CGT viene pactando a espaldas de millones de compañeros. La moneda de cambio del Triunvirato es reforzar el sindicalismo vertical y patronal, y el manejo de las obras sociales, el llamado “modelo sindical”, incluido el ataque a los sindicatos de base y al clasismo. El moyanista Schmid, después de aplaudir el discurso de Macri en el CCK, dijo que no logra todavía “decodificar” a este presidente.
La ley destruye pilares como la “irrenunciabilidad”, por lo cual el contrato de empresa o individual puede traspasar a la baja la Ley de Contrato de Trabajo.
Estrictamente, deja de haber una ley de contrato de trabajo. El concepto de “trabajo” abarca por igual al empresario que al trabajador, borrando todo vestigio de frontera de clase y profundizando el ataque ya perpetrado por Cristina Kirchner en el Código Civil, al quitar la prelación del derecho laboral. Se ataca el concepto de que el trabajador es el eslabón débil de la cadena de explotación patronal. En esa línea del Código Civil vuelve a profundizar las garantías del régimen de tercerización, eliminando la responsabilidad solidaria de la empresa principal.
Pero va más lejos al permitir que el trabajador contrate trabajadores y más aún, habilita la cuadratura del círculo al permitir el “monotributista en relación de dependencia”, lo que liquida el concepto mismo de contratación laboral capitalista. Coloca a ese trabajador como un paria equivalente al trabajador en negro, pero peor, porque no puede litigar demostrando el fraude laboral. El fraude es ahora legal.
La burocracia sindical dice resguardar el “convenio colectivo”, lo cual es falso si ese convenio puede ir a la baja por empresa y hasta en forma individual, pero además se habilita el ataque más vasto desde la dictadura para que esos convenios arrasen conquistas centenarias. Estará permitido extender la jornada hasta 10 horas sin extras, perforando la histórica ley 11544 de la jornada de ocho horas. Cuando arrecia la desocupación, se extiende la jornada laboral posible. Ya el reciente convenio de Atilra, un sindicato con fuerte presencia kirchnerista, habilitó extras simples en fin de semana, atacando el descanso hebdomadario de fin de semana.
Se rebajan las indemnizaciones eliminando aguinaldo, extras y otros pagos en su cómputo, y se habilita a la formación de “fondos de cese laboral” como el de Uocra, donde el trabajador aporta a su propio despido. La ley no los impone, pero los habilita, para que las burocracias comiencen su trabajo de demolición. En esa línea consagra el “banco de horas”, que no pudo generalizar Menem en los ’90 a partir del convenio de General Motors. O sea quebrar la jornada, sin extras, que el propio trabajador autocompensa.
La reducción de aportes patronales progresiva hasta 11.500 pesos en 2022 golpea la recaudación previsional. Su contraparte será la caída del poder adquisitivo de las jubilaciones (modificación de la movilidad jubilatoria), la eliminación de los regímenes especiales y la eventual elevación de la edad más adelante. El “caramelo” del aumento de licencias por paternidad es una burla, en medio de semejante usurpación de derechos. El blanqueo laboral, por su parte, es un “jubileo” a los evasores. Pero, además, fracasó con Cristina, porque rige una ley idéntica desde 2014.
La presentación de una sola ley ómnibus, centraliza la campaña de lucha. Dejar el debate de esta ley en manos de los legisladores patronales de Cambiemos y del pejotismo, que declara subordinar su accionar a la burocracia sindical entreguista, es un suicidio. Hay que quebrar el pacto Macri-CGT. El Partido Obrero impulsa inmediatas asambleas de base y plenarios de delegados con mandato de los lugares de trabajo, llama a reagruparse a todas las fuerzas combativas del movimiento obrero para la acción común y que la reforma antilaboral no pase.
Llamamos a defender a todos los sindicatos inscriptos y a los cuerpos de delegados y seccionales recuperados, y a todas las organizaciones de base del movimiento obrero. Un Congreso con Mandato de Bases de todos los sindicatos argentinos, sin distinción de centrales sindicales, unificados, debería resolver un inmediato plan de lucha para quebrar la ofensiva. Nuestros parlamentarios, los que están y los electos, se ponen al servicio de esta causa suprema de los trabajadores argentinos.
Néstor Pitrola
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